El debate sobre el uso de las mascarillas por parte de todos los ciudadanos sigue avivándose. Las declaraciones de la OMS, apuntando a la prioridad de su uso por parte de los sanitarios frente al resto de la ciudadanía entra en conflicto con la versión de la Unión Europea, que a través del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades ha dado luz verde al uso de este tipo de protección en personas asintomáticas como medida complementaria para frenar el avance del virus.
Ajenos al debate, varios países de la Unión Europea ya han tomado medidas férreas en lo referente al uso de mascarillas y otras protecciones, aunque algunos lo han hecho con más éxito que otros.
La República Checa ha sido uno de los países que más duramente ha actuado contra la enfermedad, adoptando una serie de férreas medidas de restricción de movimiento. Desde el 18 de marzo, el país prohibió el desplazamiento fuera de la vivienda sin llevar la pertinente protección tapando la cara.
Entre los accesorios aceptados para salir a la calle se encuentran las mascarillas quirúrgicas, respiradores, mascarillas faciales, bufandas, pañuelos para la cabeza u otros medios para prevenir la que las posibles gotas salieran expulsadas, quedando depositadas sobre cualquier otra superficie.
Además, el gobierno reservó la presencia en supermercados durante las 10:00 y las 12:00 del mediodía exclusivamente a las personas mayores de 65 años, exceptuando a los propietarios y empleados de los establecimientos.
En Austria, la situación es parecida. Desde antes de alcanzar la barrera de los 10.000 infectados, el gobierno tomó la determinación de prohibir el acceso a los supermercados a todos aquellos que no utilizasen mascarillasprohibir el acceso a los supermercadosmascarillas o cualquier otro accesorio que cubriese su nariz y su boca.
Además, el gobierno austriaco liberó de su trabajo a los grupos de riesgo, como los mayores de 65 años o las personas con enfermedades respiratorias crónicas, en caso de que no puedan desempeñarlo desde sus hogares.
La política de Eslovaquia de cara a su gestión de la crisis es algo distinta al de sus países vecinos. El país eslavo no ha declarado aún la cuarentena y permite a sus ciudadanos salir de casa sin restricciones, hacer deporte, ir a pasear, o cualquier otra actividad que requiera abandonar la vivienda.
El gobierno eslovaco, no obstante, impuso desde el 25 de marzo que todas estas actividades se realizaran con una mascarilla o cualquier otro medio de protección puesto. El caso de los que viajen a Eslovaquia desde el exterior es diferente: la ley les obliga a guardar una cuarentena durante 14 días, arriesgándose a multas de hasta 1.700 euros en caso de incumplirla.
Un caso particular se vivió en Bulgaria hace tan solo una semana. El día 30 de marzo, el gobierno lanzó un comunicado oficial obligando por ley al uso de mascarillas fuera del domicilio personal. No obstante, la reacción de la población les hizo recular: cientos de demandas judiciales presentadas por la imposibilidad de encontrar las mascarillas en un mercado desabastecido forzaron al gobierno a dar marcha atrás y anular su propio decreto solo un día después de que entrase en vigor.