¿Cómo se usa un oxímetro? Tipos, usos y aplicaciones
La venta de oxímetros se ha disparado desde la llegada de la pandemia: descubre para qué sirve este aparato y cómo utilizarlo correctamente
La llegada de la COVID-19 a nuestras vidas ha supuesto, entre otras muchas cosas, importantes cambios en nuestros hábitos de consumo: desde el papel higiénico hasta las mascarillas, pasando por el gel desinfectante en todas sus modalidades, y también por determinados productos asociados a la detección temprana de posibles síntomas, como ocurre en el caso de los oxímetros. ¿Qué es un oxímetro y por qué su uso ha crecido durante estos meses? ¿Cuáles son verdaderamente útiles?
Oxímetros: cómo se usan y qué tipos existen
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El oxímetro se ha convertido en un top de ventas durante este 2020 raíz de la pandemia, y ello se debe a que este aparato tiene como función medir la concentración de oxígeno en sangre, un parámetro clave para detectar una posible pulmonía. Aunque ninguna autoridad sanitaria ha dado instrucciones expresas acerca de la conveniencia de hacerse con uno de estos aparatos, lo cierto es que su compra se ha disparado, en parte gracias a que se trata de un aparato relativamente barato (los más caros rondan los 50 euros) y fácil de encontrar en farmacias y en tiendas online.
En concreto, un oxímetro de pulso o pulsioxímetro es un aparato diseñado para medir la saturación de oxígeno en sangre o, más concretamente, el porcentaje de hemoglobina arterial en la oxihemoglobina. Los niveles normales se encuentran entre el 95% y el 99%. Valores distintos podrían indicar algún problema pulmonar, por lo que utilizarlo puede permitir la detección temprana de cualquier problema respiratorio, incluida la neumonía asociada a la COVID-19.
En cuanto a cómo funciona el oxímetro, su medición se realiza a través de la emisión de una luz roja con una longitud de onda de 660 nanómetros y un luz infrarroja con longitud de onda de 940 nanómetros. Dado que la sangre oxigenada absorbe la radiación infrarroja y la sangre desoxigenada absorbe la luz roja, el oxímetro puede conocer el nivel de oxígeno en sangre gracias a un fotodiodo que recibe la luz que no ha sido absorbida.
Este tipo de aparato suele ser sencillo en un funcionamiento: los más habituales se enganchan al dedo y dan un resultado en pocos segundos. Por otro lado, también existen oxímetros integrados en relojes y móviles, aunque en general no se consideran fiables. Además, los sensores integrados en este tipo de gadgets se utilizan para otros fines, como medir el rendimiento de una sesión deportiva o analizar las etapas del sueño.
Por estos motivos, el personal sanitario no suele atreverse a confiar en las mediciones vía aplicaciones o a recomendar apps específicas a sus pacientes, ante la ausencia de resultados de validación relevantes y también en parte debido al elevado coste que puede suponer para los pacientes, tal y como apunta la Asociación Española de Enfermería en Cardiología.
En general, este tipo de accesorio sanitario solo se recomienda en pacientes que padezcan asma o cualquier otra enfermedad crónica asociada al sistema respiratorio, en personas con problemas cardíacos, en pacientes con apnea del sueño... Así es posible medir desde casa y de forma fiel los niveles de oxígeno en sangre e identificar momentos de riesgo, registrando la evolución de paciente.
Descartados en principio los oxiómetros incluidos en dispositivos inteligentes, lo más recomendable es optar por un aparato de pulso. En cuanto a cómo usar un oxiómetro de este tipo, la forma correcta de hacerlo es muy sencilla: basta con colocar el clip en un dedo o en el lóbulo de la oreja de forma que quede bien acoplado y usar la luz para iniciar la medición. El propio aparato arrojará el resultado de la prueba al poco tiempo: de un lado, te indicará la proporción de hemoglobina oxigenada en la sangre y, de otro, tu pulso.
Para leer estos resultados, simplemente recuerda que las letras ‘PR' se refieren a la frecuencia del pulso, mientras que la abreviatura ’SpO2’ se refiere a la "saturación de oxígeno por pulsioximetría”.
Además, debes tener en cuenta que si llevas esmalte de uñas (especialmente si es de color negro o muy oscuro) o uñas postizas, ello puede afectar al resultado de la prueba y alterarla. Del mimo modo, si tus dedos están fríos es posible que la medición tampoco sea fiel a la realidad, ya que las bajas temperaturas reducen el flujo sanguíneo.
Por último, en caso de resultado sospechoso, hay que tener en cuenta que las causas pueden ser muy diversas. Normalmente entre las causas de una falta de oxígeno en sangre se encuentran las infecciones pulmonares, el asma, problemas de corazón o reacciones alérgicas. También es frecuente un bajo nivel de oxígeno en sangre tras una anestesia.