La ortorexia, el trastorno provocado por la obsesión de comer sano y que aumenta con la pandemia
Manuel Faraco, director del Centro Adalmed y especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) explica a NIUS esta enfermedad mental y su aumento a causa del aislamiento social de la pandemia
"En la ortorexia tu vida corre alrededor de qué comes y cómo lo comes"
"Las conductas alimentarias no solo afectan a nuestro cuerpo, sino también a nuestra salud mental"
Comer sano se está convirtiendo en casi ya una normalidad para la población. Una tendencia que, a primera vista, resulta ser beneficiosa porque parece que cada vez más se abandonan los malos hábitos. No obstante, en general la salud mental se descuida en la promoción de todos estos hábitos saludables a través de figuras como los youtubers, influencers o bloggers nutricionales.
Manuel Faraco, director del Centro Adalmed (Madrid) y especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), explica a NIUS la necesidad de marcar una frontera entre los buenos hábitos y la salud mental. La ortorexia, un reciente TCA, apareció a principios de los 2000 como una obsesión de la comida sana y ha aumentado de forma relevante durante los meses de pandemia.
MÁS
Pregunta: Hola Manuel, ¿qué es exactamente la ortorexia?
Respuesta: Se trata de una enfermedad mental que afecta a la conducta alimentaria y que tiene como principal manifestación la obsesión por la comida sana: productos ecológicos, alimentos que sean los más sanos posibles, que tengan propiedades especiales... No obstante, todavía no está aceptada por las clasificaciones más importantes del mundo.
P: ¿Cuáles son sus consecuencias directas y características?
R: Lo primero es que hay que tener claro que es un subtipo dentro de una enfermedad más grande que es el TCA y que se puede presentar con otros subtipos como puede ser la anorexia nerviosa. Los signos más habituales son desnutrición acompañada a veces de vómitos, problemas realmente graves relacionados con el estado de ánimo, suicidio y, a corto plazo, mucho distanciamiento social y aislamiento. Lo más importante en estos casos es que tu vida corre alrededor de qué comes y cómo lo comes.
P: ¿Cómo se puede establecer ese límite entre una dieta adecuada y el que es comer excesivamente sano?
R: Las fronteras entre la normalidad y la ortorexia son muy difíciles de fijar. Aquí los médicos somos en parte responsables porque recomendamos alimentos saludables, pero el problema es cuando las personas lo llevan a un extremo que no es bueno.
Establecer un límite es muy complejo, pero hay que defender unos buenos hábitos pero siempre con flexibilidad. Esta flexibilidad es la vacuna para establecer la frontera entre lo que es la ortorexia y lo que es comer de una manera adecuada.
P: ¿Por qué ha aumentado la ortorexia con la crisis del Covid-19?
R: Con la pandemia se ha generado un aislamiento social que provoca que todas las enfermedades mentales avancen muchísimo. Nosotros en nuestra clínica notamos una avalancha desde que empezó el confinamiento. Si a este aislamiento social le sumas la promoción que se hizo tanto en los medios como desde la Administración de seguir unas buenas conductas porque no nos íbamos a mover de casa, da lugar al aumento de los TCA, en este caso de este debutante que es la ortorexia. Aun así, cabe destacar que esta promoción produjo un efecto beneficioso en gran parte de la población, pero hubo un subgrupo en el que no.
P: ¿En qué edades soléis detectar este trastorno?
R: Antes solían ser personas de avanzada edad porque comprar ciertos alimentos requiere un nivel económico, pero en el confinamiento todo eso cambió. Ahora hay también adolescentes y jóvenes con cierto grado de inmadurez que les cuesta entender esa flexibilidad de la que hablábamos. Ellos se pueden coger esta obsesión por la comida sana como una vía de escape a sus problemas derivados de unas ambiciones o planes truncados.
P: La comida sana se promociona a través de medios, youtubers o influencers pero, ¿cómo se puede cambiar ese mensaje para que sea adecuado?
R: Nuestros determinados hábitos alimentarios y nuestra dieta no solo influyen en nuestro cuerpo, sino también en nuestra salud mental. Hay que transmitir que si tenemos una línea de alimentación sana, no tenemos que tener ningún problema en saltárnosla y en priorizar el contacto social y los planes con los amigos a las formas rígidas y obsesivas de comer. Nosotros también somos responsables como he dicho porque muchas veces los médicos hacemos una campaña a favor de los buenos hábitos pero en contra de la salud mental.
Nuestros determinados hábitos alimentarios y nuestra dieta no solo influyen en nuestro cuerpo, sino también en nuestra salud mental
P: ¿Cómo se detecta esta ortorexia en nuestro entorno?
R: El contacto social es esencial. Muchas veces son esas personas las que nos van a decir que tenemos esa obsesión o que tenemos un TCA como forma de evitar la realidad. Casi nunca es la persona que sufre esa patología quien se da cuenta. De hecho, esta se siente que está haciendo las cosas mucho mejor: se siente muy bien, tiene más autoestima, se siente superior, etc. Se producen unos fenómenos cerebrales muy parecidos a la adicción a las drogas.
P: ¿Cómo tratáis vosotros la enfermedad en vuestro centro?
R: El enfoque es muy similar a cualquier TCA. Nuestro objetivo es llegar a la abstinencia de la conducta adictiva. Para hacerlo, trabajamos con todo su entorno donde se incluye obviamente a su familia y amigos para que le ayuden en su recuperación.
Además, normalmente desconectamos a la persona afectada de su mundo alimentario; es decir, que no tenga ninguna capacidad para decidir sobre su alimentación. El tratamiento tiene que ir encaminado a la situación emocional y a las relaciones sociales, que son la base de la identidad del ser humano.
P: ¿Se trata de informar nutricionalmente mejor al paciente?
R: Muchas veces se cree que cuanta más información nutricional más posibilidades tenemos de evitar estos trastornos. Esto es un disparate. De hecho, en nuestra clínica hay muchos pacientes que son médicos e, incluso, nutricionistas. La información no solo nos previene, sino que a veces es al revés y cuanto más investigamos más fácil es entrar en esta obsesión.
P: ¿Cuánto tiempo tarda en curarse un paciente?
R: Varía mucho. La gente que ha empezado con síntomas hace cuatro o cinco meses se identifica con casos leves que podría estar bien en un año y medio o dos. No obstante, hay gente que lleva cinco o diez años con la enfermedad y se puede alargar muchísimo. La media por paciente son cuatro o cinco años sin duda alguna. El comportamiento alimentario es lo más fácil de cambiar, pero luego hay detrás problemas de autoestima, seguridad, tendencia a no afrontar los problemas; etc., y eso lleva años de tratamiento.
P: ¿La ortorexia puede matar?
R: Sí, por supuesto. Las muertes por TCA ocurren, aunque es muy complicado detectar qué subtipo es el culpable, está todo muy mezclado. Lo que es interesante y preocupante es que a veces no se detecta que la causa de la muerte es la ortorexia porque la causa inmediata de la muerte tapa el motivo principal. Por ejemplo, alguien puede morir de una bajada de potasio o de una alteración nutricional y, sin embargo, lo que hay detrás es un TCA. Lo mismo ocurre con la promoción de la comida, las noticias positivas de dietas y alimentos sanos siempre tapan a las negativas que en estos casos son las enfermedades mentales.