El coronavirus ha hecho que el distanciamiento social forme parte de nuestra rutina. España retoma la actividad: todo el mundo debe llevar mascarilla en espacios cerrados y públicos, si no puede mantener los dos metros de distancia. Pero, sin metro en mano, es difícil saber si realmente guardamos el espacio interpersonal requerido, por lo que ya se desarrollan ideas e inventos para garantizar la seguridad.
Un parque de Brooklyn, en Nueva York, Estados Unidos, ha decidido tomar medidas para que los vecinos puedan disfrutar tranquilamente de su tiempo al aire libre sin dejar de cumplir las normas impuestas por la crisis del coronavirus. Han pintado círculos en el césped para delimitar el espacio en el que puede estar cada persona. La policía de Nueva York pone multas de hasta 1000 dólares por no respetar el distanciamiento social.
La ciudad de San Francisco, también en EEUU, ha abierto su primer campamento para personas sin hogar. Está situado en un parking que hay delante del ayuntamiento y tiene capacidad para colocar 50 carpas. El distanciamiento social se garantiza con unas líneas blancas que están pintadas en el suelo. Este será el primero de otros campamentos que se abrirá próximamente. Hasta ahora los sin techo se alojaban en hoteles vacíos de la ciudad.
Algunos establecimientos hosteleros de Alemania, ante la desescalada, han recurrido los últimos días a métodos que nunca nos hubiéramos imaginado. El Café Rothe 'obliga' a sus clientes a ponerse un gorro con dos churros de piscina para que las personas mantengan la distancia entre sí.
"Hoy, así. Remedio a la distancia", señalaba el establecimiento germano, ubicado en Schwerin. También algunas escuelas chinas han implementado métodos similares a partir de tubos de cartón o globos para que los niños se separen y los riesgos de contagio se reduzcan al máximo.