Donald Trump está dispuesto a todo para mantenerse cuatro años más en el poder incluso en sacar a la venta la vacuna contra el coronavirus. Empeñado en ser de los primeros en tener una vacuna que lo ponga en el centro de la atención, algunos medios sugieren que ha presionado a la Agencia Estadounidense del Medicamento para conseguirla.
La Casa Blanca lo niega, pero la realidad es que la FDA se plantea aprobar una vacuna antes incluso de haber terminado los ensayos clínicos para que esté disponible para finales de octubre, justo a tiempo antes de las elecciones generales de EEUU en las que Donald Trump aspira a ser reelegido.
Este mes de noviembre es también la fecha que ha fijado Bruselas para que todos los países de la Unión Europea puedan disponer de los 300 millones de dosis de la vacuna que ha desarrollado la Universidad de Oxford y que será distribuida a todos los socios comunitarios en función de su población.
De las 33 vacunas experimentales que se encuentran ya en ensayos con humanos todavía ninguna ha dado resultados que se consideren eficaces y seguras para su definitva comercialización. Las prisas por acelerarla pueden jugar en contra, según ha advertido la OMS, que pide máxima prudencia, porque en vez de atajar la pandemia podría empeorarla.