La Organización Mundial de la Salud insiste en redoblar sus advertencias al respecto de la pandemia del coronavirus. Lejos de reducir su impacto, los contagios continúan “acelerándose” y son ya más de 12,1 millones los casos registrados, mientras las muertes por la COVID-19 superan las 550.000, según cifras de la propia organización.
Mike Ryan, director de Emergencias Sanitarias de la OMS, se muestra tajante: considera que es necesario "aceptar el hecho de que en la situación actual es muy improbable que podamos erradicar o eliminar este virus". “Hay algunos escenarios particulares en los que podría ocurrir, como estados insulares, pero incluso allí hay riesgo de reimportación", ha advertido. Por eso, incide en la necesidad de multiplicar la vigilancia con el objetivo de intentar evitar a toda costa volver a una fase de confinamiento total.
En este contexto, ha catalogado de “esperables” los repuntes de casos a raíz de los distintos procesos de desescalada, y ha recalcado que "si el virus está presente, aprovechará todas las oportunidades para propagarse". Llamando a ser conscientes de la gravedad de las circunstancias, ha subrayado: “Siempre hay un riesgo”
Con todo esto presente, Ryan ha insistido en la necesidad de contar con datos "claros" y que "reflejen los problemas" de la situación epidemiológica en los distintos países, recalcando que se ha de estar “preparados para avanzar y retroceder según lo que digan estos datos”.
A este respecto, el director de Emergencias Sanitarias de la OMS ha señalado que cuando la transmisión se refiere a “casos individuales y esporádicos”, podrían “ser fácilmente aislados y puestos en cuarentena”, pero cuando se produce en grupos de casos es muy preocupante porque puede derivar “muy rápidamente” en una propagación a mayor escala. La situación, ha dicho, "es similar a la que se da con los incendios". "Un incendio pequeño es difícil de ver, pero fácil de apagar. Un incendio grande es fácil de ver, pero difícil de apagar", ha explicado, para a continuación precisar: "Es necesario un sistema que permita ver las pequeñas llamas (...) a través de buena vigilancia, buena detección, pruebas agresivas y cuarentenas". "Al final depende de las comunidades y los individuos y de cómo nos protegemos y protegemos a otros", ha añadido.
Por todo ello, ha llamado a una necesaria y “muy firme” cooperación entre la población y las autoridades que esté "fundamentada en honestidad, transparencia, información regular en la que la gente confíe y en un trabajo sostenido".
Si se consiguen contener los brotes locales, ha afirmado, los países "podrían potencialmente evitar lo peor de un segundo rebrote y tener que dar marcha atrás en términos de confinamiento".
En esta línea, ha apuntado que los "confinamientos locales" podrían ser útiles en este sentido, como resultado de una buena tarea de detección. "Los países podrían ser capaces de controlar los brotes a través de esto, sin tener que verse forzados a un confinamiento total", ha finalizado..