Desde el inicio de la pandemia hasta principios del pasado mes de diciembre, las reinfecciones de covid19 eran tratadas como casos anecdóticos en todo el mundo. Pero la llegada de la variante ómicron ha cambiado las reglas del juego. Las reinfecciones se han disparado, incluso entre quienes han recibido la pauta completa de la vacuna o la tercera dosis adicional, como si la variante ómicron se tratase de otra enfermedad.

Las personas que se reinfectaban antes de la llegada de ómicron eran casos excepcionales, normalmente gente que había perdido la protección o pacientes inmunodeprimidos, pero ahora los datos son contundentes: desde el inicio de la pandemia hasta el 22 de diciembre se habían contabilizado 17.140 casos de reinfección en nuestro país, según los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III. En los 14 días siguientes la cifra ha aumentado exponencialmente hasta los 38.030 casos confirmados.

Los datos oficiales apuntan a que las personas que se han recuperado de la covid19 tienen de 3 a 5 veces más probabilidades de volver a infectarse con Ómicron en comparación con la variante Delta, que antes era la dominante en casi todos los países. Antes casi podíamos hablar de que no había reinfecciones, salvo raros casos de pérdida de inmunidad. Pero el paradigma ha cambiado con ómicron. Ahora las reinfecciones son extremadamente comunes.

Y es que ómicron se comporta casi como una nueva enfermedad y, según datos de un informe publicado por el imperial College de Londres, haber superado el covid anteriormente no te protege apenas ante la posibilidad de un infección de ómicron: los anticuerpos producidos cuenta con una protección que se estima del 19% frente a la reinfección. En cuanto a los vacunados, se sabe que esa protección aumenta, pero se desconoce en qué porcentaje. Eso sí, lo que se sabe es que la protección de las vacunas contra las anteriores variantes (que rondaban el 80% de efectividad) se reduce sensiblemente ante ómicron.

Existe cada vez más evidencias de que esta nueva variante consigue escapar o abrir una brecha en la protección de los anticuerpos y así multiplica las reinfecciones. Este fenómeno se uniría a que la inmunidad se va perdiendo con el tiempo, tanto si es natural por haber pasado la enfermedad como si es la que nos han otorgado las vacunas. Por eso la revacunación es fundamental.

La única buena noticia es que las reinfecciones muy rara vez presentan un cuadro grave de enfermedad. Si con las variantes anteriores se habían visto algunos raros casos de hospitalizaciones por reinfección (normalmente en pacientes inmunodeprimidos), ahora prácticamente no existen. Normalmente, los reinfectados con ómicron pasan la enfermedad sin síntomas o con síntomas extremadamente leves, como un proceso catarral.

El director regional de la Organización Mundial de la Salud para Europa (OMS Europa), Hans Henri P. Kluge, aseguró hace unos días que ómicron ya es la variante dominante en Europa y que las posibilidades de reinfección son mucho más altas que con las variedades anteriores. El virus se ha transmitido sobre todo entre adultos de entre 20 y 30 años, propagándose inicialmente en grandes ciudades y en grupos asociados a reuniones sociales y laborales. "Por lo tanto, hay tres cosas que debemos hacer urgentemente: protegernos mediante la vacunación, prevenir nuevos contagios y preparar los sistemas sanitarios para un aumento de los casos", destacaba Kluge.

Así, según el director general de la OMS para Europa, "es vital ampliar la aceptación de la vacuna, ya sea una primera, una segunda o una dosis adicional/de refuerzo, empezando por las personas con riesgo de contraer la covid19 grave y los trabajadores sanitarios". "Debemos proteger a los más vulnerables. Y también debemos proteger a nuestro personal sanitario para salvaguardar los sistemas de salud", afirma Kluge.

Por otro lado, recuerda que la vacunación ofrece la mejor protección contra la enfermedad grave y la muerte, y esto va de la mano con otras medidas ya conocidas. "Todos sabemos lo que esto significa: evitar los espacios concurridos, cerrados y confinados; mantener una distancia física con los demás; lavarse las manos con frecuencia; usar una mascarilla; toser o estornudar en un codo doblado o en un pañuelo de papel; y ventilar adecuadamente los espacios interiores", recuerda Kluge.