De pequeños nos decían que los que se pelean, se desean, y por eso crecimos pensando que detrás de un ataque a menudo se escondían buenas intenciones. En el contexto del flirteo, existe una técnica tan desagradable como habitual que se basa en ofender a la otra persona, y es conocida como el negging. Hoy te explicamos en qué consiste.
Aunque los cursos para aprender a ligar se han popularizado recientemente, sobre todo a raíz de ciertos comentarios machistas, en realidad han existido desde hace años.
Concretamente fue en la década de los 90 cuando Erik Von Markovik, coach de la seducción canadiense muy popular en su país, acuñó el término ‘negging’. Pero, ¿qué significa?
El negging consiste en soltar un pequeño insulto a la persona que te gusta con el objetivo de disminuir su autoestima. De esta forma, considerará que estar contigo es un privilegio y se sentirá más atraída por ti. En palabras del propio Markovik, "un comentario negativo, hecho con sutileza, que hace bajar la guardia a un objetivo y le lleva a cuestionarse su propio valor, aumentando tu valor relativo".
Como vemos, la víctima de negging comienza a dudar de sí misma o, en otras palabras, se vuelve manipulable. Como se siente inferior, intenta restaurar su autoestima. ¿Cómo? Tirándose a los brazos de la persona que acaba de insultarle. O al menos eso dice la teoría, porque en la práctica esta técnica tiene un amplio abanico de lagunas.
Los tiempos han cambiado y la mentalidad de que cuando ligamos hay presas y cazadores ha pasado de moda… ¡Y menos mal! Sin embargo, en la década de los 90 (es decir, cuando Markovik acuñó la técnica de negging), la sociedad tenía muy interiorizado que los hombres debían ir detrás de las mujeres como si de un tira y afloja se tratase.
Seguro que has visto películas o series antiguas (y desgraciadamente alguna reciente) en la que se cosifica al extremo a la mujer, considerándola un mero objeto o trozo de carne al que manipular, engañar y utilizar con el único propósito de tener sexo.
Hoy en día tenemos claro que a la hora de ligar no hay diferentes estatus ni tampoco presas y cazadores. Si quieres tontear con éxito, debes ser respetuoso y no intentar quedar por encima de la otra persona.
La autoestima no es algo canjeable
Comentarios que para ti son inocentes como “eres la tercera tía más buena que he visto hoy” o “qué bien te queda ese vestido aunque no sea tu talla”, pueden ocasionar mucho dolor en quien los recibe. Y si bien tú lo consideras un juego de una noche o una conversación banal en Tinder, esas frases pueden grabarse a fuego en la otra persona.
Recuerda que la autoestima no es un bien material. Es decir, no puedes pretender jugar con una persona arrancándole una parte de su amor propio para después hacer que se sienta querida y deseada.
En realidad, estás provocando una inseguridad que no se desvanecerá a la mañana siguiente después de una sesión de sexo o tras varias citas fantásticas.
El negging se asocia a la arrogancia
Al margen de las secuelas que puede provocar el negging en la otra persona, hoy en día el empoderamiento femenino ha logrado que este tipo de ‘piropos a la inversa’ se consideren como lo que son: una falta de respeto.
De diez personas con las que intentes ligar, tal vez con una cuele, pero las otras nueve te considerarán engreído, irrespetuoso, maleducado y perderás todo el atractivo que pudieses tener para ellas.
Además, el negging puede reflejar justo lo opuesto a lo que deseas transmitir. Cuando utilizas esta técnica, da la sensación de que estás desesperado y eres tú quien tiene problemas de autoestima, necesitando hundir a los demás para sentirte mejor contigo mismo. Por eso es mejor recurrir a otras herramientas más saludables.
Si quieres ligar pero te pones nervioso, insultar sutilmente no es la solución. Puedes probar otros trucos o técnicas que dan pie a relaciones saludables donde prima el respeto y la atracción sexual mutua: