El esmog, palabra que mezcla los términos en inglés smoke (humo) y fog (niebla), es una forma de contaminación que parte de la combinación del aire con contaminantes durante un largo periodo de altas presiones, lo que conocemos como anticiclón. De esta manera, las partículas nocivas suspendidas en el aire se establecen en la troposfera y estratosfera.
Industrial y fotoquímico
Según los expertos en la materia, su origen puede ser industrial, debido a la alta concentración de fábricas que emiten al exterior enormes cantidades de partículas nocivas, o bien fotoquímico, debido, sobre todo, a la contaminación procedente de los coches. Una de las características típicas del esmog es el color pardo rojizo que adquiere la atmósfera, sobre todo en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es mayor.
Peligro, ozono
El ozono, que es el componente principal de la bruma industrial (esmog), es un fuerte irritante pulmonar y sus niveles tienden a ser más altos en verano, al final de la mañana y al comienzo de la tarde, en comparación con otros momentos del día. Las exposiciones a corto plazo causan dificultades respiratorias, dolor torácico e hiperreactividad de las vías respiratorias. La exposición prolongada al ozono causa una pequeña disminución permanente de la función pulmonar.
La cantidad de contaminantes en el aire varía en función de la ubicación y de las condiciones ambientales. El ozono tiende a permanecer suspendido en el aire en días cálidos y húmedos, sobre todo por la tarde y a primeras horas de la noche, mientras que el monóxido de carbono tiende a elevarse cuando hay muchas personas desplazándose en vehículos.
Enfermedades pulmonares y cardíacas
Rinitis, bronquitis, asma y neumonía son algunas de las dolencias que van parejas con esta contaminación ambiental, sobre todo en el caso de las personas mayores, enfermos y niños. Existen individuos especialmente sensibles que a las pocas horas de estar expuestas empiezan a sufrir los efectos del aire contaminado, pero son los ancianos los que tienen un mayor riesgo de contraer enfermedades pulmonares o cardíacas durante esos periodos.
Los expertos advierten de la existencia de evidencias del empeoramiento de aquellas personas que sufren asma porque las partículas que hay suspendidas en el aire son los suficientemente pequeñas para depositarse profundamente en nuestros pulmones.
Es importante evitar, en la medida de lo posible, exponerse al aire libre en los días en los que el neblumo sea más intenso y, por supuesto, nada de hacer deporte “outdoor”. Para evitar la irritación de las vías respiratorias utiliza una mascarilla y, lo más importante, trata de reducir tus propias emisiones, evitando coger el coche, utilizar aerosoles o excediéndote en el uso de electrodomésticos.
Grandes mortandades
Las personas que viven en centros urbanos muy poblados o cerca de industrias llegan a ver como normal estos periodos y a minimizar sus consecuencias, pero hay que tener en cuenta las graves secuelas para nuestra salud. Además, a mediados del siglo pasado se produjeron grandes mortandades en ciudades como Londres. Se cree que el esmog fue el causante de 600 defunciones en 1948, aunque cuatro años después acabó con 3.000 personas, mientras que se han seguido sucediendo episodios de alta contaminación en distintos puntos del planeta con las mismas fatales consecuencias.