Tener una mascota no solo implica alimentar a tu perro cada día o limpiar el arenero del gato un par de veces al día: es amor, comprensión y apego. Hay muchas personas que no lo comprenden, pero el vínculo entre un humano y un animal puede ser tan fuerte como el que desarrollamos con familiares o amigos.
Por desgracia, nuestras mascotas no viven eternamente. Los perros tienen una vida media de 12 años y los gatos domésticos de 14. Es un proceso natural para el que nos preparamos, pero aun así la muerte de un animal puede suponer un duelo. Si de por sí perder a nuestro compañero peludo es difícil, los comentarios desafortunados de nuestro entorno pueden agravar el proceso.
Nadie (o casi nadie) lo hace con mala intención. Hay quienes no saben lidiar con las emociones negativas asociadas al duelo y otros nunca han experimentado ese vínculo especial con un animal. En consecuencia, se reproducen ciertos comentarios que no solo no ayudan, sino que pueden causar mucho más daño del que ya siente la persona. Aquí te dejamos cinco:
¿De qué sirve ahora mismo una recomendación? Los consejos a posteriori pueden darse con la mejor de las intenciones, pero solo provocan culpabilidad.
La persona que acaba de perder a su mascota ha hecho todo lo que ha podido. Veterinario, medicina, comida especializada, juguetes y amor por doquier. Que tú hubieses tomado otras decisiones no te da derecho a juzgar la forma de actuar de los demás.
Un animal no es como unos zapatos que te gustan mucho. Perros, gatos, conejos, hámsteres, periquitos… Independientemente de la especie, son irremplazables. Cada mascota tiene su propia personalidad y un vínculo único con los humanos.
Además, es totalmente necesario respetar los tiempos de la persona. Lo más probable es que no quiera mascotas en una temporada, ya que tiene que superar el duelo. Si decide acoger a un nuevo animal en casa debe ser porque lo ha decidido por su cuenta y no porque otras personas le han impuesto esa necesidad para gestionar su sufrimiento.
Visto desde fuera, puedes pensar que tu amigo o amiga se ha quitado una carga que suponía mucho tiempo en cuidados y dinero en veterinarios. Pero ojo, una cosa es pensarlo y otra cosa es decirlo.
No hay lado bueno en una pérdida. Deja la filosofía ‘buen-rollista’ para las tazas y las agendas, y limítate a entender su dolor y dejar que se exprese.
A lo mejor en tu cabeza sonaba fenomenal, pero los comentarios que justifican la pérdida o intentan darle sentido pueden causar mucho dolor.
Es probable que los dueños de la mascota estuviesen mentalizados, sobre todo si el animal estaba enfermo o era muy mayor. Aun así, el dolor es el mismo.
Se trata del comentario por excelencia, y sin duda de los más dañinos... Esta frase invalida las emociones de la persona. Aunque se hubiese muerto su cactus o la araña que habitaba en la esquina de su habitación, tiene derecho a llorar.
Las emociones no son algo constante. Dos personas pueden experimentar sentimientos totalmente diferentes en la misma situación. Incluso una misma persona puede reaccionar de forma opuesta en dos momentos temporales diferentes. No somos robots, somos humanos, y si no entiendes sus emociones limítate a abrazarle y demostrarle que estás ahí para lo que necesite.