Uno de los grandes traumas personales que está dejando la expansión del coronavirus por España es el de la muerte en soledad. Por desgracia, muchas personas infectadas, sobre todo los mayores, están muriendo solos, lejos de sus familiares, sin un último abrazo o un ser querido que te coja la mano y te de un beso de despedida. Una situación muy dolorosa para los enfermos, pero también para sus familias, que reciben la noticia de su muerte desde lejos.
Es el caso de una mujer que ha perdido a su madre en Grado, Asturias. La anciana ha sido una de las 69 infectadas de la residencia de la zona y, también, una de las fallecidas. El centro le advirtió de que su madre había enfermado de gravedad y ella solo pudo lamentarlo desde la puerta de la residencia. Vio llegar a la ambulancia y también vio como salió vacía, sin ninguna persona a la que llevar al hospital. "¡Dejadme ver a mi madre, por favor!", fue su ruego, pero las normas del Estado de Alarma están impidiendo tal acercamiento.
Su madre había dado negativo en las pruebas de COVID 19 que se realizaron en el centro pero, debido al alto grado de contagio que presenta este virus, que está enfermando a los ancianos en cuestión de horas, el desenlace fue inevitable, a pesar de los esfuerzos de los trabajadores de la residencia por mantenerlo todo limpio y desinfectado. La mujer ya huérfana solo pudo recibir el abrazo de una enfermera y, de momento, no podrá celebrar ningún funeral.