La carrera por conseguir una vacuna efectiva contra el SARS-CoV-2 está despertando el miedo entre los ciudadanos sobre las garantías de seguridad en procesos de investigación que duran años pero que ahora se han reducido a meses. La urgencia lleva a que farmacéuticas como Pfizer y su socia BioNTech hayan conseguid este miércoles la autorización por parte del regulador estadounidense para la aprobación por vía rápida de dos candidatas a vacunas contra la COVID-19.
La web Live Science hace un recorrido por los avances en la investigación científica entorno a las más de 30 vacunas que han llegado a la fase de ensayos en humanos. Tras consultar con expertos en la materia asegura que todas estas vacunas en las que se trabaja en la actualidad pasan por las mismas fases de los ensayos clínicos antes de obtener la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), al igual que cualquier otra vacuna .
Expertos como Ali Salem, presidente y profesor de ciencias farmacéuticas en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Iowa declaran a este medio especializado que, "una vacuna por debajo del par que produce efectos secundarios sin proteger contra la infección sería problemática".
Según un estudio publicado el año pasado por la revista Biostatistics aproximadamente un tercio de esos candidatos a vacunas son aprobados, en comparación con menos del 8 % de los medicamentos contra el cáncer.
También se exige que una vacuna sea segura en todos los receptores, ya sean jóvenes, ancianos, sanos o con factores de riesgo de COVID-19 grave.
Los ensayos representativos también aseguran que, si una vacuna funciona bien en un grupo pero no en otro, la vacuna será aprobada solo para el grupo anterior, afirma María Elena Bottazzi, decana asociada de Baylor Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Universidad, en declaraciones recogidas por Live Science.
Las farmacéuticas que desarrollan vacunas han de ajustarse a una serie de pautas fijadas por las autoridades sanitarias nacionales. En Estados Unidos, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), mantiene pautas de seguridad necesarias para conceder luz verde a una vacuna. Entre estos requisitos está la necesidad de mostrar al menos un 50 % de eficacia en ensayos clínicos.