Son muchas las personas que pierden la vida después de que un alimento se quede atascado en las vías respiratorias. Muertes que se podrían evitar fácilmente, si supiéramos realizar una sencilla maniobra para liberar esos restos. Hay quienes piden que sea asignatura obligatoria en los colegios y para los profesionales de la hostelería.
El atragantamiento es la tercera causa de muerte no natural en España. En los adultos, un trozo de comida suele ser el culpable. Estaba en un bar y con un trozo de carne me atraganté”, cuenta un hombre.
Cuando esto ocurre, hay que toser. Hay que hacer que “tosa fuertemente, porque con ese movimiento espasmódico vamos a conseguir que salga el aire que tenemos dentro del cuerpo para expulsar ese cuerpo extraño”, explica Lidu Díaz, instructor de la Escuela Emergencia SAMU.
Cuando no basta con toser, estamos ante una obstrucción completa, “que ya no vamos a poder toser por nosotros mismos”. En este momento es de vida o muerte aplicar la maniobra de Heimlich.
Para hacerla, “metemos una pierna entre sus piernas, vamos palpando por las costillas y entre el esternón y la boca del estómago hacemos las maniobras, cinco y hacia arriba”.
Hay que actuar de inmediato pues en solo dos minutos se entraría en parada cardiorrespiratoria. Saber hacer la maniobra de Heimlich evita la muerte. De hecho, el 90% de los atragantamientos se resuelven gracias a ella.
Por ello, dice Lidu Díaz, “pretendemos que esto se haga desde los institutos e, incluso, desde los colegios de Primaria”.
Además, es especialmente importante que la conozcan los trabajadores de bares y restaurantes donde ocurren la mayoría de atragantamientos.
“Lo mismo que hay cursos de formación de carnet de manipuladores, debería haber un curso de primeros auxilios obligatorio para este sector”, apunta Manuel Rosso, gerente del restaurante Las piletas.