El maltrato psicológico, una forma de abuso muy sutil en las relaciones: 20 'red flags' para detectarlo
Marina Pinilla
El maltrato psicológico es invisible a ojos de la sociedadPEXELS
El documental ‘Contar la verdad para seguir viva’ de Rocío Carrasco ha abierto un debate sobre los riesgos del maltrato psicológico
Este tipo de violencia afecta al 9,2% de las mujeres mayores de 16 años, pero a menudo se normaliza o se niega hasta que ya es demasiado tarde
Una psicóloga describe 20 'red flags' que te ayudarán a detectar maltrato psicológico en una relación
La violencia de género no sólo se materializa en moratones y cicatrices, aunque sea lo que a todos se nos viene a la cabeza cuando pensamos en esta dura realidad. Detrás de esas heridas visibles, existe una forma de ejercer control y de herir a la pareja que pasa desapercibida: el maltrato psicológico.
El maltrato psicológico ha pasado a estar en boca de todos gracias al documental ‘Contar la verdad para seguir viva’ en el que Rocío Carrasco ha compartido que padeció un trastorno mixto ansioso-depresivo a raíz de los supuestos abusos psicológicos que sufrió durante su matrimonio. Su testimonio no solo ha provocado una oleada mediática, sino que también ha dado voz a muchas mujeres víctimas de violencia de género que han vivido abusos psicológicos por parte de sus parejas. Pero, ¿en qué consisten este tipo de agresiones?
Primeras palabras de Rocío Carrasco tras la repercusión mediática del documental
Pese a ser una forma de violencia que suele ser más habitual que las agresiones físicas, el maltrato o abuso psicológico es muy sutil incluso para las víctimas. Son frases, gestos y conductas que resultan desconcertantes e hirientes, pero que no parecen cruzar la línea de la violencia. Bajo el disfraz de “lo hago por tu bien” o “te lo digo porque te quiero”, un maltratador psicológico aísla a su pareja, destruye su autoestima y genera una dependencia emocional que puede durar años.
Afecta al 9,2% de las mujeres mayores de 16 años, tal y como señala el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su macroencuesta sondeo de violencia contra la mujer, pero cuesta identificarlas porque suele producirse una escalada en la agresión. En otras palabras, al principio de la relación las faltas de respeto son muy discretas, pero a medida que la relación avanza los insultos y el control se vuelven asfixiantes.
Algo que les sucede a muchas víctimas de violencia de género es que les resulta muy difícil poner nombre a lo que están viviendo. Saben que no es normal, que no está bien, que ninguna relación sana se basa en el miedo, pero son incapaces de decir en voz alta o siquiera pensar en el término ‘maltrato’. En consecuencia, normalizan lo que sucede y ocultan las agresiones psicológicas a sus familiares o amigos, porque saben que si se enteran intentarán sacarlas de ese agujero de violencia.
Si queremos ayudar a las víctimas de maltrato psicológico, la solución no es juzgar. Frases como “si me hubiese pasado a mí, no lo habría tolerado” o “tenías que haberlo contado antes” parecen inofensivas, pero en realidad infantilizan a la mujer y la hacen responsable de haber aguantado tanto tiempo o de no haberle puesto solución antes, ignorando que estaba inmersa en una relación posesiva que la había anulado por completo.
En vez de juzgar a posteriori, debemos educar a los jóvenes (y no tan jóvenes) para que no perpetúen conductas de maltrato, y enseñar a las mujeres cuáles son las señales de alarma/ 'red flags' para que sepan que la violencia psicológica no es normal ni es amor:
Tu pareja minimiza tus emociones. Cuando te trata mal y te pones triste o te enfadas, te llama exagerada, dramática, loca o infantil.
Te intenta aislar. Si quedas con tus amigas o con tu familia, aunque sea de vez en cuando, se enfada porque, según él, estás descuidando la relación. “Tus amigas tienen envidia de ti” o “tus padres no me soportan” son algunas frases para ponerte en contra de cualquier persona que no sea él.
Controla tu teléfono. Sabe tu patrón de desbloqueo y a veces te coge el móvil. Si no le has visto haciéndolo, lo intuyes porque conoce detalles de tu vida que solo has hablado con amigos por WhatsApp.
Vigila tus redes sociales. Si subes una foto, analiza cada comentario y ‘me gusta’ en busca de cualquier detalle para discutir y culpabilizarte. Al final te da miedo subir cosas para evitar broncas innecesarias.
Resta importancia a todo lo que te pasa. Cuando estás ilusionada porque te ha pasado algo bueno, rápidamente busca el lado negativo. En el lado opuesto, cuando tienes un problema y se lo cuentas, te dice que no es para tanto y te hace sentir tonta o inmadura por pasarlo mal.
Utiliza el chantaje emocional para tener relaciones sexuales. Vivir en una relación marcada por el maltrato psicológico provoca un deterioro en el deseo y la excitación. Cuando te tratan mal, lo último que te apetece es meterte en la cama con esa persona. Sin embargo, él te convence con argumentos como “ya no me quieres” o “es que una relación así no está bien”. Aunque duela reconocerlo, es una violación.
Si sales con tus amigos, tienes que informarle de todo lo que haces. Los sitios a los que vas, la gente que está, la hora a la que llegarás. De lo contrario, se enfadará porque nunca le cuentas nada y te hará sentir culpable por ocultarle cosas cuando en realidad estás disfrutando de tu vida social.
Te juzga por gastar tu dinero en las cosas que tú quieres. Da igual que compres ropa, maquillaje, videojuegos, plantas o libros. Todo son tonterías que cuestan mucho dinero según él.
Cuando se porta mal, distorsiona e incluso niega la realidad para hacerte creer que te lo has inventado o que has interpretado mal las cosas. Esto se llama ‘luz de gas’ y es una forma muy peligrosa de ejercer violencia en la pareja.
Si discutís, aunque sea por su culpa, te deja de hablar durante días hasta que tú acabas pidiéndole perdón.
Cuando discutís y te falta al respeto, te pide perdón, pero siempre culpándote a ti por lo sucedido. “Me has hecho perder los nervios” o “si no hubieses hecho eso yo no habría reaccionado así” son sus frases estrella.
A veces te insulta. Estas faltas de respeto pueden ser sutiles, como por ejemplo llamarte ‘niñata’, pero con el tiempo pueden ir a más y convertirse en un ‘hija de puta’, ‘zorra’ o cualquier otra vejación.
Te ha llegado a amenazar con dejarte, con contar intimidades de la relación, con filtrar fotos o vídeos tuyos desnuda o con hacerte daño físico.
Evitas contar cosas de la relación a tus amigos o familia porque no quieres que tu pareja se entere, o porque piensas que van a tergiversar la realidad y pensar que es maltrato (cuando efectivamente, lo es).
Cuando das tu opinión en público, a veces te hace sentir ridícula. Da igual que sea sobre política, una noticia que has leído o tus gustos musicales, todo lo que tú dices está mal.
Toma decisiones que os afectan a los dos sin tener en cuenta tu opinión.
Si por la calle o de fiesta un hombre te mira, intentan coquetear contigo o te comentan una foto, te sientes culpable, aunque no hayas dado pie a esa situación. Sabes que él se va a enfadar, así que no se lo cuentas.
Te culpa de problemas personales o profesionales suyos que son completamente ajenos a ti. Si le va mal en el trabajo o suspende un examen porque no ha estudiado, te hace sentir responsable.
Juzga cada parcela de tu vida. Si te maquillas mucho es porque quieres gustar a otros. Si te maquillas poco es porque estás descuidando la relación. Si no subes fotos de ambos es porque descuidas la relación. Si subes muchas eres demasiado pesada. Parece que todo lo que hagas está mal.
Poco a poco has acabado creyendo que la vida sin él no tiene sentido, que nadie te va a querer porque no vales para nada, y que si te deja lo perderás todo.
Si te sientes identificadx con alguna de estas señales,pide ayuda. La violencia psicológica no mata, pero puede ser el primer paso antes de que suceda algo más grave. Además, sus consecuencias psicológicas son tremendamente graves: ansiedad, depresión, intentos de suicidio, disfunciones sexuales, estrés postraumático, insomnio, aislamiento o baja autoestima son sólo algunas de las secuelas.