No quieren que se personalice el éxito porque son un equipo y todos van a una como bomberos ante un fuego. "Destaco el valor de todos los que trabajamos, es un trabajo colectivo, de todas las personas, toda la Consejería. No me gusta personalizar. Todas las direcciones y todos los directores estuvieron trabajando con el coronavirus. Es un esfuerzo de todos a una dirigidos por la dirección de Salud Pública. En Atención Primaria se dejaron la vida y la piel. La respuesta del sistema sanitario es total y en equipo". Es lo primero que deja claro Mario Margolles, que coordina el servicio de vigilancia del Principado junto a Ismael Huerta.
Pero ambos lideran ese grupo que ha logrado que Asturias se haya convertido en un oasis dentro de la pandemia. Sí, Asturias ha roto una racha de 25 jornadas consecutivas sin que se registraran nuevos casos de COVID-19, la única comunidad al margen de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla sin diagnosticados en un periodo completo de incubación (14 días), al detectarse un nuevo positivo. Pero ya han localizado que el caso importado viene desde Barcelona y apenas ha tenido contactos. En minutos.
El Servicio de Vigilancia Epidemiológica ya sabe que el hombre regresó de Cataluña en su propio coche y fue atendido en Oviedo, donde permanece aislado en su domicilio, con pocos síntomas, según ha confirmado a Informativos Telecinco el coordinador del Observatorio de Salud del Principado de Asturias, Mario Margolles.
"Si las fronteras están abiertas, tanto las interiores como las internacionales, es lógico que se den casos. La gente se mueve a Madrid, a Barcelona... Este caso parece ser que vino de Barcelona y lo hemos detectado rápidamente, a los 10 minutos prácticamente de salir positivo. No hay transmisión comunitaria en Asturias. Este último caso viene de fuera, eso nos refuerza a decir: ¿Podemos tener un foco a partir de este caso? Puede ser, si no se actúa bien, pero si se actúa rápida y coordinadamente va a estar parado. El número de personas que haya podido contactar este caso es relativamente limitado. Hablamos de promedios máximos de 8 o 9 personas, nada más", explica el doctor.
"Nuestra detección -de este último caso- fue a primera hora de la mañana, por los resultados de laboratorio. En estos momentos se están rastreando todos los contactos. Algunos ya se habrán localizado y otros faltarán por localizar, pero suele ser bastante rápido y efectivo. No suele haber problemas. Además, aunque aparezcan rebrotes, son cosas muy sencillas. Nada que ver con lo que nos pasó en los cuatro meses anteriores", añade.
"Al inicio de la pandemia, nosotros hicimos eso en Asturias. Íbamos como bomberos alrededor de cada foco, de cada fuego, de cada caso. Actuábamos directamente sobre los contactos y fuimos capaces de cortar la cadena de transmisión. El problema llega cuando viene gente de fuera. Esto se dio especialmente cuando se amenazó con cerrar Madrid. Miles de madrileños llegaron al norte, incluido Asturias. Ahí es cuando fuimos incapaces de los casos que nos llegaban. Es muy importante actuar bien en los estadios iniciales, así se controlarían los focos y brotes. Si lo dejas correr, no. Es necesario que todo el sistema esté activado. Y en Asturias lo está", asegura el epidemiólogo del Principado.
"Al principio había problemas para todas las pruebas de coronavirus que necesitábamos, pero teníamos una capacidad de análisis -producción propia- que nos facilitó tener las PCR que necesitásemos. La PCR delimita si la prueba es infecciosa o no. Si tenemos capacidad de detectar a los infecciosos, la tendremos para aislarlos y estudiar sus contactos. Todo esto lo tuvimos desde el inicio con bastante potencia. Pero el tsunami nos llegó a todos", afirma.
El Servicio de Salud del Principado de Asturias, donde el número de fallecidos se eleva a 339, no había detectado ningún caso desde que el pasado jueves se identificara un positivo correspondiente a una mujer que vive y trabaja en Ribadeo Ribadeo (Lugo), donde está cumpliendo la cuarentena, aunque las pruebas que confirmaron el positivo se le realizaron en Asturias, de donde es natural. Así, ese caso fue computado en Galicia dentro del brote surgido en la comarca lucense de A Mariña, limítrofe con Asturias, que ha obligado a confinar catorce municipios en los que residen algo más de 70.000 personas.
Asturias es todo un ejemplo. Única comunidad al margen de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla sin diagnosticados en un periodo completo de incubación (14 días). "El único riesgo que tiene alguien en Asturias es que le venga alguien de fuera y le traiga el virus, es la ventaja de haber pasado el período de incubación sin casos. Las zonas con más riesgo son los lugares de más concentración de turistas, que llegan sobre todo a la costa, o a ver el patrimonio del Principado. Llegan a Ribadesella, Llanes, Cudillero... Pero, aunque haya agrupación de gente, si mantienen la propia distancia social y llevan mascarilla, no tendría que haber problema, ya que no hay transmisión comunitaria ahora mismo", comenta.
"Ahora mismo tenemos en Asturias la ventaja de no tener medios de transporte masivos, como puede ser un Metro, que eso ayuda a cualquier tipo de transmisión de una enfermedad que se transmite por gotas o gotículas", añade.
"También hay riesgo en las fiestas, como las de Prau en Asturias -romerías-. La gente está acostumbrada a verse después de un año, pero estamos intentando restringir muchísimas cosas. Hicimos una normativa específica de 'auto check in' de la capacidad que tiene de seguridad en términos de coronavirus cada fiesta. Eso sería un riesgo, pero se está cumpliendo bastante bien", explica.
"La posición periférica ayuda, ciertamente. En Madrid y Barcelona sería muchísimo más difícil de controlar. Hemos trabajado muy bien con los rastreos previos, que no aparezcan casos secundarios, con la búsqueda de casos por todos los sitios. E incluso a pesar de esto, no hemos tenido casos. Significa que no existe transmisión comunitaria. Los riesgos sobre todo están en los traslados de las personas, cuando no se mantienen las medidas consideradas eficaces -distancia, mascarilla o evitar aglomeraciones-", detalla.
"Nosotros cerramos los colegios cuando teníamos muy pocos casos, 12-13 de marzo. Ante cualquier sospecha, cerramos los centros escolares, comercios o industrias, antes del decreto del estado de alarma. Ya actuábamos ante cualquier caso cuando se decretó. Hacíamos aislamientos en aquel momento, o muchas PCR, porque teníamos la posibilidad de hacerlo en nuestro hospital", recuerda el experto.
"Se han hecho muchas medidas con antelación, al igual que la de distanciamiento social. Entre otras, diagnóstico rápido, control muy estrecho de los agrupamientos de poblaciones vulnerables, como las residencias de personas mayores o centros de discapacidad, que se cerraron muy pronto a las visitas externas y después se ha hecho un seguimiento muy estrecho de ellas, con cribados permanentes. Llevamos cuatro meses haciendo cribados y detección. Una PCR da la mínima sospecha en las residencias", señala el doctor Margolles.
"Siempre ha habido coordinación y relación entre la Consejería de Sanidad, el Servicio de Salud y la Consejería de Derechos Sociales en cuanto a las residencias. Tanto en la vigilancia, comunicándonos los casos sospechosos, fallecimientos... También en la instauración de medidas de diagnóstico o de aislamiento. Cuando fue necesario, se trabajó estrechamente nada más aparecía un caso. Se intervenía sanitariamente. Poníamos a una enfermera responsable del centro para que coordinase toda la organizacion interna con objeto de evitar infecciones, coordinar aislamientos, entradas, salidas... eso fue un éxito grande. Intervenimos más de 120 residencias, de 266 que tenemos. De las 266, solo hubo casos en 85. La intervención se realizó en aquellas que tuvieron casos y en aquellas que tenían gran cantidad de personas, o que tenían personas de con gran carga de dependencia, aunque luego no tuvieran ningún caso", precisa.
"Una vez se abrieron las puertas a las visitas, realmente es necesario tener una vigilancia muy estrecha. hay personas dedicadas específicamente a esto ahora mismo. Relax no hay ninguno. El sistema esta en tensión, en alerta, para que la gente pueda salir y puedan hacer una vida más normal. Lo único que necesitamos es que la ciudadanía respete las escasas medias de protección que hay que adoptar", destaca.
Los datos del estudio de seroprevalencia realizado por el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) reflejaban que solo el 1,9 por ciento de los asturianos había tenido contacto con el coronavirus, un porcentaje muy inferior a la media nacional que se situaba en el 5,2 por ciento de la población.
"Esto se compagina con el número de casos y fallecidos que hemos tenido. Es incuestionable estos resultados. Todo resultado tiene un muestreo y margen de imprecisión, pero con 1 800 personas analizadas el margen de error es muy pequeño. Buscamos casos y fallecidos debajo de las piedras, prácticamente, por decirlo de una manera coloquial. Buscamos en todas las bases de datos, en todos los diagnósticos. Los fallecidos los buscamos hasta por las esquelas y luego comprobamos si son positivos o no. Rastreamos todo", cuenta Margolles.
"El estudio de seroprevalencia nos dice lo que hay. Nos dice que hubo 17 000 casos y de esos fueron confirmados 3 500 casos, contando todos aquellos que habían tenido test rápidos. En otros sitios, muy probablemente, no hayan hecho esa búsqueda tan activa de casos o fallecidos y se estén encontrando ahora mismo con prevalencias mucho más elevadas que la asturiana, cuando tenían tasas mucho más pequeñas que la asturiana. La encuesta de seroprevalencia no deja de ser la prueba del algodón, por decirlo de alguna manera: donde detectas si realmente lo que estás midiendo, lo estás midiendo bien o mal. En Asturias solo 1,9% en la última oleada estuvo afectada se correlaciona con nuestros resultados", señala.
"En Asturias llevamos más de 230 000 pruebas. Es el equivalente a un 23% de la población asturiana analizada, si se hubiese hecho una prueba a cada uno. A cada persona. Es una tasa elevadísima. Los resultados de seroprevalencia se correlacionan también con los riesgos que estamos viendo a nivel comunitario. Entre la primera y segunda oleada se analizaron aquellas personas que primero fueron negativas y luego positivas. Ese es el riesgo de incidencia en ese periodo de tiempo. Y el riesgo de incidencia era 1 x 1 000 eso significaba una transmisión muy lenta. Nos indica que no hay transmisión comunitaria", afirma el epidemiólogo.
No les preocupa que haya muy poca gente que haya tenido contacto con el coronaviurs, al contrario. "A nosotros se nos encargó aplanar la curva. Nosotros hemos aplanado la curva. Esto significa que hay menos casos de los esperados. Se supone que es un éxito. Tenemos menos de los que potecialmente podríamos haber tenido. De hecho tenemos cinco veces menos incidencia que la comunidad autónoma que más incidencia tuvo. Por cada punto de prevalencia estamos hablando de centenares de fallecidos. Hemos evitado en relación a los sitios donde una distribución muchísimo mas rápida y mas extendida del virus, centenares o miles de fallecidos. Es un buen indicador", asegura.
Habitualmente ante una infección vírica, una persona se expone, realiza una inmunidad, y posteriormente, por lo general, no vuelves a tener de nuevo esa infección, porque tus anticuerpos defienden. Eso significaría de que sería conveniente tener una tasa de prevalencia muchísimo más elevada de la que nosotros tenemos. Porque de cara a una segunda oleada nosotros tenemos que el 98% de la poblacion sigue siendo en susceptible. En Madrid sería un 90%. ¿Cambio un 98% de personas susceptibles en Asturias por 10 000 decesos? Esas son las cuentas que hay que hacer, ni más ni menos", confiesa el experto.
"Lo primero que conseguimos en Asturias es que ganamos tiempo. No nos pasó la oleada al inicio como en otras comunidades. Ganamos tiempo de conocer mejor la enfermedad, de que aparezca algún fármaco que trate la enfermedad, ganamos tiempo de cara a la llegada de una vacuna, ganamos tiempo para organizarnos mejor de cara al próximo otoño, ganamos tiempo para la formación de los profesionales cara a esto, ganamos tiempo y ahorramos muertos. Para nosotros, eso es un éxito", declara.
Mario tiene sus dudas sobre la app -proyecto piloto- de La Gomera. "En primer lugar, requiere voluntariedad. Cuando observas a las personas que les haces la entrevista y te están mintiendo con el número de personas que vieron.... Pensar que la persona va a activar esa app para que sea controlado... en otro contexto, otras culturas que tengan un concepto más social, y menos individualista que la nuestra, pudiera ser efectiva. Yo soy pesimista en cuanto a esta inciativa. Sería la primera vez que se hace algo así con las enfermedades infecciosas. Si saliese bien sería interesante", concluye. Tensión, trabajo en equipo, PCR y controlar hasta las esquelas para saber quién muere, de qué y cuáles han sido sus contactos. Es la clave del éxito de Asturias.