Investigadores del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el CIBERINFEC han descrito las características inmunitarias específicas de las personas que continúan padeciendo síntomas y signos del coronavirus persistente, es decir, varias semanas y meses después de haber pasado la infección.
El trabajo, liderado por Mayte Coiras y publicado en la revista Frontiers in Immunology, ha descubierto una respuesta inmunitaria antiviral alterada en un grupo de personas que sufren el denominado covid persistente. Detalla que o no es eficaz para eliminar por completo el virus o se mantiene activa una vez acabada la infección, como sucede en otras enfermedades autoinmunes.
No obstante, los expertos han admitido que se necesitan nuevos estudios para valorar si el covid persistente puede considerarse una enfermedad inflamatoria o autoinmune.
El artículo muestra resultados del análisis de varios parámetros demográficos, clínicos e inmunológicos como posibles biomarcadores diagnósticos de covid persistente en una cohorte de 30 personas que presentaron signos y síntomas pasadas 49 semanas después de la infección, en comparación con 20 personas que se recuperaron completamente en las primeras 12 semanas.
La investigación se ha llevado a cabo después de que una asociación de personas con síntomas persistentes, de la que forman parte profesionales sanitarios, se pusiera en contacto con el ISCIII y cediera sus muestras para el estudio. Además, los expertos han observado que las personas con síntomas de covid persistente mostraban niveles significativamente mayores de un tipo de células inmunitarias, las denominadas células de memoria, con una elevada actividad citotóxica antiviral.
La persistencia de estas poblaciones citotóxicas de larga duración estaba reforzada por índices elevados de otras células inmunitarias, las células T reguladoras, que se encargan de controlar y frenar la respuesta inmunitaria cuando ya no es necesaria, así como por marcadores de agotamiento inmune en estas células.
Entre los principales marcadores con potencial diagnóstico que fueron identificados en este estudio, además de los citados parámetros inmunológicos, se definieron características clínicas significativas entre las personas con covid persistente como son el letargo, el dolor torácico y las lesiones dermatológicas, así como algunos factores demográficos como son el género femenino y el grupo sanguíneo O+.
Y es que el covid tiene diferentes presentaciones que pueden variar desde formas asintomáticas o leves hasta más graves o incluso fatales, debido, principalmente, al desarrollo de un proceso inflamatorio progresivo. En este sentido, el covid persistente es un síndrome emergente que se caracteriza por la persistencia de signos y síntomas no resueltos del virus más de cuatro semanas después de la infección, aunque este periodo, en ocasiones, puede superar los tres meses.
Los mecanismos subyacentes del covid persistente aún no están bien definidos, pero este estudio se alinea con algunas hipótesis relacionadas con el mantenimiento de la respuesta inflamatoria debido bien a la persistencia del SARS-CoV-2 en localizaciones de órganos y tejidos como el sistema nervioso central o el tejido linfoide intestinal, o bien a causa de una respuesta inmunitaria exacerbada que no cesa una vez eliminado el virus y que pudiera dar lugar al desarrollo de un síndrome semejante a una enfermedad autoinmune.