Iñaki Piñuel, doctor en psicología: “La verdadera pandemia de nuestra sociedad es la de narcisistas y psicópatas”
Entrevistamos al psicoterapeuta y autor del libro 'Mi jefe es un psicópata', Iñaki Piñuel
Piñuel, desmitifica la idea de asesino en serie que la mayoría de las personas tenemos sobre los psicópatas
El experto en acoso psicológico reflexiona sobre cómo nuestro modelo de sociedad actual es caldo de cultivo para que proliferen los psicópatas
¿Qué contestaría si le dijera que es bastante probable que su jefe sea un psicópata? “¡Venga ya, qué exagerada, no es para tanto, ni que fuera un asesino en serie!”, dirían casi todos.
El cine y la literatura han contribuído enormemente a distorsionar el concepto de psicópata que la mayoría tenemos...a simplificarlo, a reducirlo a la idea de que un psicópata es un asesino frío y calculador que no tiene problema en matar para quitarse de en medio a cualquiera que le entorpezca en cu camino.Pero esta imagen del psicópata que nos presenta la ficción, no tiene nada que ver con la realidad. La realidad es mucho peor, explica el doctor en psicología Iñaki Piñuel y autor del libro Mi jefe es un psicópata (La Esfera de Los Libros, 2021).
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Los psicópatas viven entre nosotros como personas completamente normales e integradas socialmente. De hecho, esa es su mejor baza para permanecer ocultos detrás de las numerosas máscaras que se colocan y poder seguir depredando a sus víctimas. En contra de lo que la mayoría cree, generalmente, los psicópatas no necesitan maltratar físicamente ni eliminar físicamente a sus víctimas; no les hace falta, explica Piñuel. “Llegado el caso lo pueden hacer -porque no tienen ningún remordimiento por hacerlo- pero el psicópata integrado habitual, es alguien que rara vez va a cometer un crimen sangriento y rara vez va a ser un maltratador físico, sencilla y llanamente porque no lo necesita. A cambio, son grandes expertos en la manipulación psicológica de los demás, en las formas de hostigamiento más clandestinas e indirectas: el mobbing es una de ellas, el bullying en el ámbito escolar es otra de ellas y, por supuesto, en el maltrato psicológico en parejas”, explica.
Pregunta: El libro es realmente inquietante porque ya casi desde la primera página uno se queda con la terrible sensación de que el mundo está lleno de psicópatas…
Respuesta: Sabemos desde estudios epidemiológicos muy serios, que el porcentaje de psicópatas puros en nuestra sociedad está en torno al 2%. Un 2% para una población como la de España, está orientando a prácticamente un millón de psicópatas puros que están aquí entre nosotros y que tienen todas y cada una de las características de los psicópatas. Aún más inquietantes son los últimos estudios que investigan la presencia entre nosotros de lo que se denomina la psicopatía subclínica, lo que podríamos llamar cuasi psicópatas o personalidades psicopáticas. En este caso estamos hablando de entre el 10 y el 13% de la población. Las tres personalidades psicopáticas conocidas son la llamada personalidad maquiavélica (…) La personalidad narcisista, que es una verdadera epidemia, la verdadera pandemia de nuestro tiempo, el mundo de los narcisistas: son personas imbuidas de una absoluta necesidad de aplauso, de éxito, de notoriedad, de seguidores…una verdadera epidemia. Y luego están los que llamamos en el trabajo los "autopromotores aberrantes", es decir, los “trepas”. El trepa de oficina, que es un personaje característico de esta triada oscura de las personalidades psicopáticas y en esta triada estamos hablando de entre el 10 y 13% de la población; lo que llamamos psicópatas integrados, psicópatas que están en nuestra sociedad perfectamente aclimatados a ella y no por ello son menos peligrosos y menos inquietantes, porque sus actuaciones son tan perversas como las que más. Son tu jefe, son tu compañero de trabajo o puede ser tu pareja (..) Y estos personajes no se diferencian en nada de nosotros, incluso tienen un aspecto exterior estupendo, magnífico, una imagen pública impecable, que se encargan muy mucho de cultivar.
P: Entonces, uno de los problemas es que es complicadísimo identificarlos…
R: Va a ser muy difícil que el entorno social de un psicópata integrado reconozca en él a quien verdaderamente es, porque la imagen pública que tiene es intachable y la capacidad de encandilar, seducir, encantar a todo el mundo es tan grande, que los psicópatas pasan totalmente desapercibidos, incluso cuando sus actuaciones victimarias son flagrantes, e incluso -y esto es muy importante- frente a sus propias víctimas. Porque incluso siendo víctima de las maquinaciones de un psicópata integrado, ya sea en el mundo del trabajo o en el ámbito de la pareja o familia, la víctima no identifica de dónde procede su mal. La víctima está mal, la víctima está dañada (…) y la dificultad está en que la persona que sufre este proceso no lo identifica como procedente de una relación hiper tóxica (…) ¿Cómo se puede identificar a estos personajes? no es por lo que dicen, sino por lo que realmente hacen, por sus comportamientos reales, que siempre incluyen el abuso, la manipulación, la violencia verbal, la destrucción de la autoestima, la destrucción de la resistencia psíquica de la que es su víctima, es decir, son actuaciones que siempre tienen un daño psicológico.
P: Imagino que otro de los obstáculos para reconocerlos puede ser que a las personas no psicópatas nos cuesta aceptar que haya personas así tan cerca de nosotros…
R: Tenemos un problema psicológico que se llama disonancia cognitiva y que hace que la víctima, a pesar de estar siendo destruida directamente por un personaje así, es incapaz de reconocer en él, en el personaje, las características de un psicópata, porque hay una máscara generalmente de bondad, de un aspecto social positivo, una reputación profesional (…) En esas actuaciones, la víctima queda confundida porque no puede creer que esa persona estupenda, magnífica, sea capaz de albergar detrás de esa tramoya, de esa máscara, un personaje cruel, sin piedad, sin alma -como describen las víctimas-. Y esa disonancia cognitiva, le lleva a mirar a otro lado, a dejar pasar el tiempo, a veces años, incluso a perdonar al psicópata, a creer en sus disculpas, a creer en sus promesas de cambio y de redención. Los psicópatas no cambian, pero saben que, si prometen a los demás que van a cambiar, si piden disculpas, si hace escenas dramáticas que incluyen lloros, dramatizaciones, grandes escenas teatrales, digamos propias de la mejor dramaturgia, pueden manipular a los demás… y lo suelen hacer.
Personas normales, en situaciones sociales bastante triviales y banales que podemos vivir cualquiera de nosotros, pueden y suelen convertirse en psicópatas por un proceso gradual (Iñaki Piñuel)
P: En el libro insistes en que el psicópata no siempre nace psicópata, sino que en la mayoría de las ocasiones es la sociedad la que lo transforma.
R: Hay que recordar que sí hay psicópatas integrados que lo son desde pequeños, y la psicología ha descrito desde hace décadas la existencia de niños psicópatas que disfrutan haciendo daño a animales o a sus compañeros. Muchos de los niños que practican el bullying no son sino psicópatas integrados desde la primera infancia, que ya vienen así precableados, por así decirlo, de nacimiento. Lo más inquietante quizás que narra el libro, es cómo la experiencia de personas normales, en situaciones sociales bastante triviales y banales que podemos vivir cualquiera de nosotros, pueden y suelen convertirse en psicópatas por un proceso gradual, insidioso, muy progresivo y paulatino. Nuestra sociedad efectivamente es un caldo de cultivo porque prodiga las ocasiones y las experiencias con las que personas normales pueden realizar ese recorrido: eso que yo en el libro denomino "el paso al lado oscuro".
P: ¿Cómo se produce ese "paso al lado oscuro"?, ¿es el poder el que corrompe?
R: El lado oscuro no es sino un proceso de gradual aclimatación, 'anestesización' moral, que acaba con la conciencia del individuo, que acaba con la empatía, que acaba con todo lo de humano que tiene la palabra en sí misma ‘humano’: la emocionalidad, la compasión, la empatía, la capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Y este es el tema nuclear del libro, a aquellas personas que ostentan diferentes grados de poder, no solo el máximo grado de poder, el poder absoluto, sino también pequeñas cotas de poder (…) el poder también es capaz de psicopatizar, producir psicópatas en aquellos que lo ostentan o detentan sin que ellos mismos caigan en la cuenta de ese gradual proceso de transformación, de ese perverso proceso que acaba con su conciencia moral. Y este es el mensaje inquietante: que, si uno no nace psicópata, desde luego que tiene oportunidades, ocasiones y experiencias en nuestra sociedad actual para convertirse en uno de ellos.
P: También es muy inquietante que el psicópata, tal y como lo presentas en el libro, parece una especie distinta al ser humano, pero que vive entre seres humanos…
R: Efectivamente, los hemos calificado en muchas ocasiones los investigadores como una especie humana ‘b’ o asterisco. Algo que no es lo normal o lo habitual. Lo normal en nuestra especie es la compasión, lo normal es la empatía, lo normal es tener emociones, lo normal es que si hacemos daño a los demás, sentirnos mal por ello. Los psicópatas carecen de esto. A veces, como he dicho antes, porque vienen así de fábrica, pero a veces, porque mediante procesos de socialización en el mal, han accedido a esa condición que, además, una vez se accede a ella, es irreversible y no tiene vuelta atrás.
El gran modulador, el gran transformador de las personas normales en psicópatas, es el poder (Iñaki Piñuel)
P: ¿Dónde específicamente podemos encontrar a los psicópatas?
R: La propaganda psicopática consiste en calificar como psicópatas a los grandes genocidas de la historia, que suelen ser figuras históricas como antiguos gobernantes, antiguos líderes políticos, que generalmente están muertos…y claro, digamos que la mayor parte de psicópatas que pueden hacer daño, están vivos. Cabe encontrarlos en las cúpulas de las organizaciones, en la cúpula de los partidos, de los sindicatos, de organizaciones aparentemente benéficas como son muchas ONGs (…) El gradual proceso de mantenerse en el poder los ha ido psicopatizando. Es decir, que el gran modulador, el gran transformador de las personas normales en psicópatas, es el poder (…) Muchas personas buscan en esos líderes históricos, en esos personajes históricos, e ignoran que tenemos frente a nosotros toda un pléyade de psicópatas que están dirigiendo nuestras vidas, nuestros países, nuestras alternativas políticas, precisamente por esa fachada de encantamiento, de seducción, de buen hacer, que es característica de los psicópatas y que precisamente su mayor máscara, esa capacidad de encandilar a los demás, hace de ellos, muy frecuentemente lo que denominamos en psicología líderes carismáticos: líderes que son seguidos por miles o millones de otras personas que creen de buena fé estar siguiendo un modelo relevante.
P: O sea, que están entre nosotros muy visibles... pero invisibles al mismo tiempo en el sentido de que estamos ciegos a que detrás de estas personas se puede esconder un psicópata.
R: A mí me llama la atención la facilidad con la que si uno está atento a sus comportamientos -nunca a lo que dicen, sino siempre a lo que hacen- es muy fácil poner nombre a decenas de psicópatas que están a diario en los titulares de prensa, en las noticias. Lo único, que nadie sospecha que detrás de esa fachada se ocultan seres astutos, ambiciosos, dotados de ninguna conciencia moral, de cero empatía por sus víctimas, a los que finalmente lo único que les motiva es el poder por el poder en sí mismo, y que no se van a detener ante nadie para alcanzarlo. Y esto es lo inquietante, que, al ignorar esos procesos, somos completamente ciegos ante aquellos que, buscando ese poder y alcanzándolo, pues luego después convierten a las organizaciones en las que están en organizaciones corruptas, en organizaciones con abusos de poder, con desviaciones de poder…
P: Me pregunto si es solo el poder el que modula y crea al psicópata o es también el modelo de sociedad que hemos construído.
R: Hay una reflexión en el libro que, efectivamente profundiza en las características narcisistas y psicopatizantes de una sociedad que carece de buenos modelos. No olvidemos que al final somos seres humanos que somos muy miméticos, que aprendemos las cosas por imitación, y tener buenos modelos que imitar es fundamental para querer convertirse en alguien que es para nosotros un buen modelo. La ausencia de estos buenos modelos y, a cambio, la presencia de esos modelos psicopáticos en una sociedad ya de por si narcisistizada, por decirlo de alguna manera, pues es un problema, porque a nuestros jóvenes y niños, se les presentan como modelos, actuaciones y comportamientos, que son claramente psicopáticos y que además tienen como modelos personajes que se jactan de esas actuaciones, que no se hacen ningún problema en justificarlas y validarlas. Y luego no queremos ver cómo el resultado -el fruto podrido de esos modelajes sociales- es que muchos niños, adolescentes, jóvenes, incluso adultos, comienzan a imitar esas conductas porque las ven válidas debido a esos modelos sociales.
No veo yo elementos que permitan contrarrestar esta verdadera pandemia de narcisismo y psicopatía integrada, que está aquí para quedarse (Iñaki Piñuel)
P: Entonces, desde la educación, sí habría una vía de intervención, una posibilidad para frenar esta epidemia de psicópatas de la que hablas…aunque nunca podremos acabar con los psicópatas biológicos, lo que nacen, por lo menos podríamos reducir el número de psicópatas que se hacen…
R: Hay que hacer una educación sentimental en la existencia de estos individuos, que existen, que están ahí, que pueden ser tu jefe, tu compañero de trabajo o tu pareja (…) Y luego, la otra cosa que es importante también, es la educación contranarcisista. Contraprogramar el narcisismo me parece absolutamente importante en una sociedad en la que todo es la apariencia, donde se valora a las personas por el éxito externo, por el aplauso social, por el número de seguidores, por el número de likes que tienen en redes sociales. No es de extrañar que esos reforzamientos públicos, sociales terminen transformando a personas que no lo eran, en personajes narcisistas (…) es muy importante educar a los jóvenes en los valores correspondientes y dotarlos de buenos modelos sociales que den prioridad a la solidaridad, a la empatía, al respeto, a los aspectos que hoy en día, cuando ves un programa de televisión o cualquier emisión, pues brillan por su ausencia… y más bien nos fascina la violencia, la violencia verbal, la polémica; todos los programas de debate público político están llenos de violencia, puesto que los programadores saben que no hay nada que suba más la audiencia...porque la violencia fascina (…) y estamos pretendiendo que, sin cambiar nada, no tengamos los frutos podridos que tenemos…así que el resultado no puede ser más nefasto.
P: ¿Cuál es entonces para ti el pronóstico?, ¿seguimos abocados a tener una sociedad que es caldo de cultivo para que proliferen más psicópatas?
R: El pronóstico que yo hago desde hace bastante tiempo del futuro de nuestra sociedad es bastante oscuro, porque no veo yo elementos que permitan contrarrestar esta verdadera pandemia de narcisismo y psicopatía integrada, que está aquí para quedarse y que no hace sino aumentar el número de víctimas que acuden a consulta cada día a buscar ayuda y apoyo por el daño que les han hecho…