A pesar de que empiezan a admitirse ciertos efectos secundarios en las vacunas contra el covid, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha defendido que serán igual de seguras que las ya aprobadas y que están incluidas en el calendario de vacunación de toda la población. Illa ha avanzado que las primeras vacunas contra el covid 19 llegarán a España "en menos de un mes".
"Nuestro gran horizonte de esperanza es la proximidad de las vacunas. Si todo va como se espera y se cumplen los requisitos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), las primeras vacunas llegarán a nuestro país en menos de un mes", ha destacado en su comparecencia en la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso.
El ministro ha señalado que los ensayos clínicos de las vacunas "están logrando resultados muy prometedores en un tiempo récord", pero ha asegurado que serán seguras. "Las vacunas que finalmente pasen los criterios dispondrán de los mismos niveles de seguridad que cualquiera de las aprobados", ha garantizado.
En este sentido, ha argumentado que la revisión de las vacunas por parte de la EMA "se está realizando sin atajos". "Con las mismas medidas que existen habitualmente en otros medicamentos. La diferencia es que la EMA ha puesto en marcha un proceso más ágil, que posibilita la evaluación continuada a medida que se generan los resultados, en lugar de al final del procedimiento, como se iba haciendo hasta ahora", ha esgrimido.
De la misma forma, ha defendido que tendrán "un control extraordinario" de farmacovigilancia, es decir, de los posibles efectos secundarios o reacciones que se puedan encontrar tras la administración de la vacuna. En la misma línea se pronunció ayer la directora de la Aemps, María Jesús Lamas, que dijo que las actividades de farmacovigilancia tienen que ser muy estrictas, y los laboratorios, que de forma habitual están obligados a hacer informes de seguridad periódicos en los dos primeros años cada 6 meses, en este caso tendrán que realizarlos mensualmente.
Lamas admitió la posibilidad de que surjan efectos secundarios no descritos porque se va a vacunar a muchos millones de personas en muy poco tiempo pero nada, argumentó, que suponga efectos adversos "importantes".
"Entendemos las dudas que puede albergar la ciudadanía. Pero lo que sí sabemos hoy es que las vacunas salvan vidas y nos protegen frente a muchas enfermedades. Gracias a las vacunas, por ejemplo, la viruela está erradicada desde 1980", ha insistido el ministro.
Illa ha apuntado que la comunicación y la "máxima transparencia" es la clave para transmitir a la ciudadanía española confianza en las vacunas. "Estamos convencidos de que la comunicación ha tenido un papel esencial para asegurar la efectividad de las medidas contra el virus. Ahora tiene que ser más esencial para trasladar a la ciudadanía un mensaje de seguridad y confianza en las vacunas", ha añadido.
Pese a la inminente llegada de las vacunas, Illa ha afirmado que España se encuentra en "un momento muy crítico de la pandemia". "Acabamos de pasar un largo puente, estamos a las puertas de la Navidad y el invierno... No podemos bajar la guardia, debemos seguir manteniendo las medidas de seguridad", ha reclamado.
Pese a esta advertencia, Illa ha celebrado la bajada durante cinco semanas consecutivas de la incidencia acumulada en España, pasando de 530 casos por 100.000 habitantes en 14 días en la primera semana de noviembre a 193 ayer, según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad.
"Seguimos en unas cifras de transmisión muy altas, el descenso de la incidencia está siendo lento. Ya sabemos que las situaciones de reducción de la curva son frágiles, por lo que debemos seguir siendo prudentes. Todavía tenemos un recorrido importante hasta llegar al objetivo de bajar la incidencia a 25", ha remachado.
A pesar de la seguridad que garantiza Sanidad, hoy se ha informado de que durante los ensayos de la vacuna Pzifer se han detectado cuatro casos de voluntario que sufrieron una parálisis facial. Sin embargo, por el momento no hay indicios que relacionen esto con la administración de la vacuna.
La parálisis de Bell es un trastorno del nervio que controla los músculos de la cara, provocando que estos no se puedan usar correctamente. Generalmente suele ser una dolencia temporal, y en este caso los cuatro voluntarios ya se han recuperado.
El hecho de que las cuatro personas afectadas con la parálisis estuvieran en el grupo que había recibido la vacuna y no el placebo dio la voz de alarma. Pese a ello, desde la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (USFDA) informaron que "cuatro casos en el grupo de la vacuna no representan una frecuencia superior a la esperada en la población general". El número de personas que sufrieron la parálisis está dentro de la tasa normal de aparición de esta afección en la población de un país. Por tanto, según la USFDA lo ocurrido en los ensayos de Pfizer "encaja con la tasa de antecedentes esperada en la población general".
Reino Unido ha sido el primer país europeo en empezar a vacunar esta misma semana con el antídoto de Pfizer. Dos sanitarios con problemas agudos de alergia han sufrido una reacción y las autoridades sanitarias británicas han pedido a los alérgicos que no se vacunen.
Los dos sanitarios están bien a pesar de la reacción a la vacuna.