Son tiempos difíciles para la hostelería, tal vez uno de los sectores más castigados por la pandemia del coronavirus con la que estamos lidiando ya casi un año. Las recomendaciones sanitarias y las medidas legislativas para parar los contagios han cambiado nuestros hábitos y hemos vaciado bares y restaurantes, lugares que antes abarrotábamos, sobre todo en nuestro país. Pero los hosteleros se niegan a tirar la toalla y son muchas las ideas que vienen para salvar el sector.
Y precisamente una fabulosa idea para adaptar los bares a estos tiempos de pandemia se le ocurrió a un emprendedor de Móra la Nova (Tarragona). Robert Blad ha diseñado y comercializa, con su empresa Astreea, unos iglús transparentes para colocar en terrazas que permiten a los clientes disfrutar de su bebida y su comida en unos espacios seguros, con los grupos de personas máximos que permiten las actuales restricciones por el covid19.
Una buena idea del dueño de un restaurante
Robert Blad se dedicaba a distribuir un modelo específico de dispensadores de gel hidroalcohólico, pensados para los lugares públicos, de esos que pueden activarse con el pie y que hacen más seguro el proceso de desinfectar nuestras manos. Pero Robert también es el dueño de un restaurante en Móra la Nova y el pasado mes de noviembre, ante las dificultades del negocio, decidió ponerse en marcha. Así, habló con el fabricante de los dispensadores que distribuía y le propuso construir unos iglús transparentes para instalar espacios seguros en las terrazas de los bares.
“Hablé con el fabricante para buscar una solución y nos pusimos a trabajar. Entre varios colaboradores diseñamos este modelo de iglús transparentes y yo añadí unas mejoras que se pueden añadir cuando llegue el buen tiempo, como una sombrilla para el sol y una mosquitera”, nos cuenta Robert. “Y cuando me preguntaron si queríamos añadir algún accesorio al diseño, como por ejemplo un calefactor, se me ocurrió el tema de la luz ultravioleta para desinfectar el aire”, añade el empresario.
Y es que estos vistosos iglús, además de colocar una barrera física entre los clientes que estén sentados dentro y los demás clientes, los camareros o incluso los viandantes, son capaces de desinfectar el aire interior entre un servicio y otro. Incluyen unas lámparas de luz ultravioleta que, en tan solo cuatro minutos, desinfecta todo el aire interior. Lo que deja el espacio listo para recibir a los siguientes clientes.
Los iglús ya son un éxito, aunque los primeros pasos se dieron en algunos bares y restaurantes de Rumanía. “Nuestro fabricante es de Rumanía y las primeras pruebas las hicimos allí, distribuyendo los iglúes en algunos bares y restaurantes del país. Pero la acogida fue tan buena que nos animamos a dar el salto y comenzar a distribuir en otros países” nos cuenta Robert. Y ese éxito ha sido tanto que ya han vendido más de 7.000 unidades, en todos los países de la Unión Europea y también en Norteamérica. Robert Vlad nos cuenta que en Reino Unido son muy populares y allí venden “a un ritmo de 50 iglús por día” y de Estados Unidos no dejan de llegar pedidos: “allí están locos con los iglús y no podemos mandar más porque ahora hay muy pocos envíos en avión por la pandemia”.
Encerrarnos dentro de un iglú de plástico para disfrutar de unas cervezas puede no parecer un buen plan en un principio, pero nuestras ganas de volver a disfrutar de los bares y de mantenernos seguros contra el virus pueden hacernos cambiar de idea. Aunque algunos clientes tienen algunos reparos, Robert nos cuenta que la mayoría terminan entendiendo los grandes beneficios de este invento: “Cuando entienden que el iglú les permite disfrutar de un espacio seguro, más seguro que sus propias casas, les parece una idea fantástica y quieren reservar su espacio”. Y es que los iglús permiten crear grupos burbuja en los bares y restaurante y, siempre que los asistentes hayan cumplido con todas las recomendaciones individuales de seguridad, pueden estar tranquilos en su interior.
Para los bares y restaurantes es, además, un elemento que les hace más atractivos ante sus clientes, por el nivel de seguridad que pueden ofrecer ante la pandemia. Los iglús tienen una capacidad máxima de 6 personas, por lo que cumplen con las restricciones actuales de sanidad en materia de seguridad (la empresa cuenta con modelos de mayor capacidad, pero piensan que no es el momento de publicitarlos).
Los establecimientos de todo el mundo que ya los han instalado no han parado de proponer ideas para explotarlos y hacer que sus negocios vuelvan a remontar. “Nos llegan muchas anécdotas de clientes que los han instalados, que ya cuentan con listas de reserva de los iglús porque son muy demandados por sus clientes. Hay algunos que ya han incorporado el ‘Menú Iglú’, que es todo un éxito”, nos cuenta Robert.
Este empresario de Tarragona está intentando dar una solución a la hostelería ante las dificultades de la pandemia, pero sigue pensando en nuevas soluciones a nuevos problemas. Así, también ha diseñado y fabricado un prototipo de estación de vacunación para ayudar a mantener espacios seguros en los procesos masivos de inmunización. Este prototipo se probará también en Rumanía aunque ya ha hablado con el Ministerio de Sanidad español por si pudiera interesar en nuestro país.