Estamos en primavera y por fin se va a notar en el tiempo porque suben las temperaturas, aunque las lluvias estarán presentes en casi toda la península y Baleares. Esto significa que la humedad será alta y estas son buenas noticias para frenar el virus, este coronavirus que nos mantiene en casa desde hace varias semanas.
Un estudio de la Universidad de Yale, que como todo lo que tiene que ver con el Covid-19 es provisional y reciente, ha revelado los efectos que la temperatura y la humedad tienen sobre la estabilidad del virus respiratorio, señalando que en ambientes en los que la humedad relativa oscila entre el 40 y el 60% la capacidad de transmisión del virus es significativamente menor que en ambientes secos y sin ventilación.
Si bien es verdad que la humedad relativa exterior es un factor que podría ser determinante para frenar la transmisión del Covid-19, no podemos olvidar que, como se recoge en las conclusiones preliminares de este estudio, la mayoría de las personas interactúan, trabajan, duermen, viajan y pasan un tanto por ciento muy elevado de su vida en espacios cerrados y eso significa que la mayoría de las transmisiones se producen entre cuatro paredes.
En el citado informe se asegura que, además de las vacunas y los medicamentos antivirales, es necesario recurrir a intervenciones no farmacéuticas para prevenir las infecciones respiratorias, sugiriendo que el estilo de vida (comer sano y dormir al menos 7 horas al día) y las prácticas de higiene (lavarse las manos y usar mascarillas) aumentan la resistencia a los antimicrobianos y previenen la transmisión, respectivamente. También sugiere que, además de estas medidas, podríamos considerar controlar el ambiente interior para combatir las infecciones respiratorias con el uso de humidificadores.
Está más que demostrado que los sistemas de aporte de calor resecan el ambiente y por eso se recomienda el uso de humidificadores en espacios cerrados que ayuden a climatizar el espacio contrarrestando la sequedad y equilibrando los niveles mínimos de humedad necesarios para evitar problemas de salud.
En esta misma línea se mueven los parámetros establecidos en el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), que establece que el nivel ideal de humedad relativa para que un espacio sea confortable debe estar entre el 40 y el 50% en invierno y entre el 45 y el 60% en verano. Por debajo de estos valores proliferan bacterias, virus y afecciones respiratorias, mientras que por encima se favorece la aparición de hongos, moho y trastornos alérgicos.
El informe aclara que los niveles de humedad en el ambiente sólo dificultan la transmisión del virus por vía aérea, pero no impide el contagio a través del contacto entre personas o con superficies que tengan suficiente carga viral, por eso es necesario seguir poniendo en práctica las normas de higiene y prevención en las que insisten las autoridades sanitarias: “no importa si vives en Singapur, la India o el Ártico, todavía necesitas lavarte las manos y practicar el distanciamiento social”.
También hay que añadir que se trata de un estudio preliminar y, como los propios autores advierten, la relación precisa entre temperatura, humedad y COVID-19 se hará más evidente a medida que el hemisferio norte llegue a los meses de verano.