El hematoma subungueal es la causa más común de pigmentación de uñas marrón o negra. El daño viene causado por un golpe directo o una lesión por aplastamiento en la parte distal de los dedos, por ejemplo, al pellizcarse una de las extremidades en una puerta.
Cuando la sangre accede al espacio debajo de la uña, aplica una presión dolorosa sobre el lecho ungueal, lo cual resulta molesto y dificulta la realización de actividades cotidianas. Dicha lesión puede acompañarse de fracturas de las falanges, desprendimiento de las uñas o amputaciones de la punta de los dedos.
Los hematomas subungueales son lesiones del lecho ungueal en las que se desarrolla sangrado debajo de la uña. El proceso habitual es que se inicie con un moratón bajo el tejido, el que aparece decolorado, con márgenes redondos en el borde proximal y con un extremo distal rayado y con filamentos. Si bien hay variantes, esta es la presentación más frecuente.
Además, puede haber, alrededor del hematoma principal, uno o varios puntos redondos pequeños rojos y negros. Estos representan salidas de sangre más pequeñas desde las arteriolas diminutas que circundan a la lesión primordial.
La hemorragia subungueal se presenta como una uña única pigmentada que puede ser indolora, sensible o dolorosa. Los pacientes suelen acudir con molestias a la consulta médica y con un cambio de coloración que es observable a simple vista.
También pueden observarse cambios inflamatorios reactivos, como edema y eritema alrededor del pliegue ungueal, poco después de la lesión. El edema consiste en la acumulación de líquido y el eritema es la leve coloración rojiza.
La variación de color del hematoma subungueal está relacionada con la duración y la etapa de curación.
El diagnóstico del hematoma subungueal es, en términos básicos, un acto clínico de observación. El médico examina toda la estructura de la uña en busca de alteraciones del pliegue y todo el dedo para determinar la función motora, la sensibilidad y la circulación de la zona, que podrían encontrarse afectadas.
Las características dermatoscópicas pueden incluir las siguientes:
A veces es necesario solicitar una radiografía para evaluar alguna fractura subyacente.
El hematoma subungueal debe diferenciarse de la pigmentación melanótica, es decir, del melanoma de la uña. Esto no siempre es fácil a simple vista, ya que los hematomas no suelen tener una forma redonda, sino que tienden a ser longitudinales.
El papel más importante de la dermatoscopia ungueal es permitir el reconocimiento del hematoma subungueal y diferenciarlo de los siguientes trastornos:
No se requiere tratamiento alguno para la hemorragia subungueal, en la mayoría de los casos. La clave es asegurarse de que el hematoma no tenga más de 48 horas. En el caso de ser repetitiva la lesión, deben evitarse factores precipitantes como zapatos ajustados o mal colocados.
Las recomendaciones actuales para el drenaje de hematomas subungueales agudos (menos de 48 horas) abogan por la trepanación simple. En este procedimiento se hace un orificio en la uña para drenar y descomprimir el hematoma.
Se recomienda luego el seguimiento de los pacientes para asegurarse de que no haya infección y el hematoma se haya resuelto.
La hemorragia subungueal se resuelve de forma lenta durante meses o hasta años. Las uñas de los pies tardan más que las de las manos en recuperarse y eso suele asustar a los pacientes, quienes suponen que debería solucionarse antes.
Se recomienda, desde el punto de vista médico, no intentar tratamientos domiciliarios para evitar la sobreinfección del área o complicaciones posteriores. De hecho, ante cualquier decoloración se debe acudir al médico dermatólogo, quien realizará la evaluación correspondiente.