Las relaciones pueden ayudarnos a potenciar nuestra autoestima, pero debemos cumplir dos requisitos
Recuerda a todas las personas con las que has tenido algo. Tal vez un lío de una noche, quizá un simple beso, o a lo mejor una relación más seria y larga. ¿Todas ellas te gustaban? Si respondemos impulsivamente, probablemente diremos que sí, pero si dedicamos unos minutos a reflexionar nuestra respuesta cambiará. Lo sé, puede parecer completamente contradictorio, pero tener una relación afectivo-sexual con alguien que no nos gusta es más habitual de lo que pensamos.
Una cuestión de autoestima: “Me daba subidón gustar a otros”
Ángela, de 27 años, confiesa haber tenido más de un lío con personas que “ni fu ni fa”, al menos cuando era más joven. “Si volviera atrás y tuviese la autoestima que tengo ahora hay muchos chicos con los que no tendría nada”, explica. “Alguno igual sí que me ponía en el momento, pero estoy segura de que muchos no. Lo hacía porque me daba subidón gustar a otros para fingir que yo me gustaba a mí misma”.
Lo que Ángela ha relatado es, por desgracia, una situación muy común. Ligar se convierte en una herramienta para subir la autoestima, y aunque no es malo querer gustar, sí que es problemático cuando nuestro amor propio depende exclusivamente de personas que no nos aportan nada.
Todos hemos oído la frase «si tú no te quieres, nadie te va a querer». Aunque popular, es un poco falsa. Las personas que nos rodean pueden ayudarnos a mejorar nuestra autoestima. Al fin y al cabo, los humanos somos seres sociales y necesitamos vínculos para sobrevivir (y no solo en un sentido más adaptativo como en la Prehistoria, sino también para sobrevivir a nivel psicológico). En otras palabras, si tienes baja autoestima, una relación sana puede ayudarte a ganar fortaleza y a aprender a quererte más y mejor.
Aprovechar las relaciones sociales para mejorar nuestra autoestima solo puede funcionar de dos maneras:
Cuando elegimos relaciones que nos enriquecen. Es decir, personas con las que disfrutamos y que realmente nos gustan a nivel psicológico, a nivel físico o a nivel sexual.
Cuando el peso del crecimiento personal recae sobre nosotros. Aunque otra persona nos eche una mano para mejorar nuestra autoestima, el trabajo principal lo hacemos nosotros mismos. Ni la pareja, ni los amigos ni los ligues tienen que actuar como un psicólogo o un salvavidas emocional.
Cuando no se cumplen estos dos requisitos, el subidón de autoestima será pasajero y tras él llegará una caída todavía mayor.
¿Cómo sé si me lío con gente que no me gusta para subir mi autoestima?
Para responder a esto es importante analizar las relaciones que tenemos y hacernos una serie de preguntas incómodas, pero que pueden ayudarnos a conocernos mejor:
¿Cómo te sientes cuando estás con esa persona? Lo ideal es fomentar las relaciones con personas que nos aportan calma, seguridad, felicidad y autoconfianza. Si una persona mina tu autoestima es mejor pasar página.
¿Qué es lo que te gusta de él o ella? Da igual si te atrae su aspecto físico, su personalidad, su manera de pensar o incluso la seguridad que transmite. Lo importante es que haya cosas que te gusten.
¿Qué piensas antes de besarte/tener sexo con él o ella? ¿Y durante? ¿Y después? Cuando un lío no nos gusta es muy frecuente pensar “¿Por qué hago esto?” o “a ver si pasa rápido”. Si detectas este tipo de pensamientos, frena. No tienes la obligación de complacer a nadie. Puedes y debes decir no y parar en cualquier momento.
¿Estás haciendo esto porque a ti te apetece o para poner celosa a otra persona? Sales de fiesta, ves a la persona que realmente te gusta liándose con alguien y decides hacer lo mismo para que se ponga celosa… ¡Error!
¿Utilizas este lío para superar a un ex? Un clavo no saca a otro clavo, pero puede ayudar a superar una ruptura siempre y cuando escojamos a personas que realmente nos gustan. Y recuerda que tus ligues son seres humanos con sentimientos, no juguetes sexuales de usar y tirar.
¿Esta relación te va a hacer sentir bien mañana? ¿Y dentro de una semana? ¿Y dentro de un mes? Si tu intuición te dice que te vas a arrepentir o que te vas a sentir incómodo/a, mejor parar.