El Sindicato de Enfermería, Satse, ha reclamado a todos los servicios de salud autonómicos que adopten las medidas necesarias para garantizar que todos los centros sanitarios cuentan con enfermeras y enfermeros suficientes para hacer frente tanto a la campaña de vacunación de la gripe como al incremento de la actividad asistencial derivada del descenso de las temperaturas en los próximos meses. Porque con el frío llega la gripe. En el trabajo, en la calle ya se percibe su llegada, aunque lo que se adelantan en muchos casos es el virus de las gastroenteritis. Por eso el sindicato de enfermería advierte que se tomen medidas antes de que se produzcan situaciones de colapso y desbordamiento.
Es un hecho que con la bajada de temperaturas aumenta de manera muy considerable la afluencia de personas enfermas a los hospitales. Por ello, el sindicato solicita que se refuerce el personal en los servicios de urgencias, críticos y las plantas de hospitalización para así evitar que se vean desbordados en los momentos de mayor incidencia de la gripe y de problemas derivados de procesos catarrales y respiratorios.
Las principales consecuencias de una mala planificación en recursos humanos y materiales son, entre otras, pacientes en camillas y sillas de ruedas por los pasillos, esperas de resultados superiores a las 48 horas, espacios sin cortinas ni biombos que ofrezcan cierta intimidad y profesionales sanitarios absolutamente desbordados, especialmente las enfermeras y enfermeros. Imágenes que lamentablemente se repiten año tras año.
La gripe es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causada por un virus. Entre sus características más importantes está su elevada capacidad de transmisión de una persona a otra. Se presenta generalmente en invierno y de una forma epidémica, es decir, que cada año nos enfrentamos a una temporada en la que puede producirse una gran actividad y circulación del virus de la gripe (predominantemente en los meses de noviembre a marzo).
La gripe es un importante problema de salud, tanto por la mortalidad que puede provocar directa o indirectamente, como por las complicaciones que puede ocasionar y los costes económicos y sociales que origina. La proporción de población afectada durante las epidemias anuales oscila entre el 5 y 15% en poblaciones grandes, y es superior al 50% en grupos de población cerrados como internados escolares o asilos.
No es que la gripe se tenga por culpa del frío, sino que el virus aparece con él y ya estamos en noviembre, la época en la que esta arranca. La única forma de coger la gripe es exponiéndote al virus que la contagia. Por lo tanto son las personas las que la transmiten fundamentalmente por vía aérea mediante gotitas que son originadas al hablar, toser o estornudar por la persona enferma y que alcanzan a una persona sin gripe pero capaz de padecerla. El virus entra en la nariz, garganta o pulmones de una persona y comienza a multiplicarse causando los síntomas de la gripe. También puede transmitirse, con mucha menos frecuencia, por contacto directo, por ejemplo cuando una persona toca una superficie que contiene virus de la gripe -por ejemplo la mano de un enfermo- y posteriormente se toca su nariz ó su boca.
Las personas enfermas son capaces de transmitir la enfermedad desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta unos 3 a 7 días después del comienzo de la enfermedad. Los niños pueden transmitir la gripe incluso durante más de 7 días tras el comienzo de los síntomas.
Los síntomas de la enfermedad comienzan de 1 a 4 días después de que el virus entra en el organismo. Algunas personas son infectadas por el virus de la gripe pero no desarrollan síntomas de la enfermedad, sin embargo estas personas sí que pueden transmitir la enfermedad a otros.
En la temporada 2018-2019 hubo 490.000 casos leves, 35.000 hospitalizaciones con gripe confirmada, 2.500 admisiones en la UCI y más de 6.000 muertes atribuibles a esta enfermedad.
La gripe es diferente de los catarros o las alergias, la alteración es mucho más severa que la provocada por virus catarrales. A las pocas horas de la infección el tracto respiratorio está inflamado y congestionado. El primer dato relevante es que podemos sentir fiebre y escalofríos, acompañados de dolor de cabeza, congestión nasal, molestias en la garganta, malestar general, dolores musculares, pérdida de apetito y tos seca.
La fiebre y los dolores musculares suelen durar de 3 a 5 días y la congestión y la falta de energía puede durar hasta 2 semanas. La mayoría de las personas se recuperan en una o dos semanas. Más compleja puede ser entre personas de más edad o que tengan alguna enfermedad crónica, lo que puede provocar complicaciones.
La receta para acabar con la gripe se sabe, pero solemos sin motivo real abusar o tirar de los antibióticos. En un país en el que, según acaba de publicar la OCDE en el informe ‘Salud en un vistazo 2019’, un tercio de los medicamentos que se venden en España son sin receta. Así que parece una costumbre el hecho de ir a por un antibiótico para curar la gripe. Error. También hay gente que considera que tiene más posibilidades de cogerla, o considera que esta no sirve, si se vacuna. No es cierto. La vacuna previene entre el 70% y el 90% de la posibilidad de padecer la gripe en personas sanas jóvenes. No es infalible, pero es tremendamente eficaz,
Lo mejor que se puede hacer para curarse, según desvela el propio Ministerio de Sanidad, es descansar,
beber abundantes líquidos, o evitar el consumo de alcohol o tabaco. Luego están los remedios caseros como las sopas de pollo, tomar mucha vitamina C, el té con limón o miel que alivian de alguna manera los síntomas, aunque son más eficaces en el caso de los resfriados. Pero una vez cogido el virus, hay que pasarlo.