Un grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer de Barcelona ha compartido un estudio en el que muestra cómo los cuerpos lipídicos actúan como primera línea de defensa ante bacterias, parásitos o virus.
La investigación, recogida en la revista Science, analiza los cuerpos lipídicos, es decir, los que contienen la grasa del organismo, para analizar la posibilidad de que mantengan "un papel directo y regulado en la inmunidad innata".
Para comprobarlo, los expertos analizaron el comportamiento de estos cuerpos ante el ataque de la bacteria Escherichia coli. Los cuerpos lipídicos, cuando hay una infección, se multiplican y llenan sus membranas de catelicidina, una proteína que ataca a los patógenos agujereando sus membranas para defenderse de ellos: "Actúan como un interruptor molecular en la inmunidad innata, respondiendo a las señales de peligro reprogramando el metabolismo celular y provocando mecanismos antimicrobianos mediados por proteínas."
Según los autores de este estudio, "las LD intracelulares pueden proporcionar a las células infectadas varios beneficios biológicos". Además, esta investigación puede contribuir a nuevos tratamientos para infecciones como la hepatitis C o el dengue.
Un estudio publicado en la revista científica 'mBio' ha evidenciado que los niveles de anticuerpos en la sangre de los pacientes de COVID-19 caen rápidamente durante las semanas posteriores a que sus cuerpos hayan eliminado el virus y los síntomas hayan disminuido.
Los autores concluyeron que si se demuestra que el plasma de convalecencia tiene un claro beneficio, entonces debe ser recolectado durante un período específico de tiempo después de la recuperación. Sin embargo, los pacientes en recuperación no pueden donar sangre hasta al menos 14 días después de que los síntomas hayan remitido, para dar tiempo al cuerpo a eliminar las partículas virales.
En ausencia de tratamientos aprobados y efectivos para COVID-19, algunos hospitales han estado tratando a pacientes con síntomas severos de COVID-19 con plasma sanguíneo de pacientes en recuperación. La sangre de los pacientes recuperados contiene anticuerpos que actúan contra el coronavirus. Si bien el plasma aún no ha mostrado un beneficio en los ensayos aleatorios, algunos pequeños estudios retrospectivos sugieren que puede reducir la gravedad de la enfermedad y reducir el tiempo de hospitalización.
"No queremos hacer una transfusión del virus, solo una transfusión de anticuerpos. Pero al mismo tiempo, nuestro trabajo muestra que la capacidad del plasma para neutralizar las partículas virales está disminuyendo durante esas primeras semanas", explica uno de los autores de esta investigación, Andrés Finzi, de la Universidad de Montreal (Canadá).
La proteína de punta del SARS-CoV-2 juega un papel crucial en ayudar al virus a invadir las células huéspedes. Los anticuerpos producidos por el sistema inmune del cuerpo se unen a una parte de esta proteína y bloquean la capacidad de esta 'llave' para engancharse a la 'cerradura' celular del huésped, evitando que la partícula viral infecte a una célula huésped.
Estudios previos sugieren que los anticuerpos contra la proteína de punta del SARS-CoV-2 alcanzan su pico 2 o 3 semanas después del inicio de los síntomas. Los hallazgos de un estudio transversal anterior del grupo de Finzi, en el que participaron más de 100 pacientes, sugirieron que la capacidad del plasma para neutralizar el virus disminuyó significativamente entre 3 y 6 semanas después de la aparición de los síntomas.