Recomendaciones de una psicóloga para gestionar la ansiedad cuando tu mascota está enferma
Marina Pinilla
Cuando nuestra mascota enferma es habitual experimentar ansiedad y preocupaciónPexels
Los dueños de mascotas enfermas pueden desarrollar el síndrome del cuidador, caracterizado por ansiedad, depresión, estrés y angustia
Nico acaba de enterarse de que su gato está enfermo: “Sé que se curará porque el veterinario nos ha dicho que lo hemos pillado a tiempo, pero aun así no puedo evitar sentirme responsable”
Aunque muchas personas no entienden el afecto entre un animal y una persona, la relación que desarrollamos con nuestros compañeros peludos puede ser tan estrecha como la que hay entre familiares o amigos. Se trata de un amor incondicional, pero desgraciadamente no dura eternamente.
Para sorpresa de muchos, los animales son capaces de detectar cuando estamos enfermos. En el caso de los perros, su olfato está entre 10 mil y 100 mil veces más desarrollado que el nuestro, pudiendo diferenciar ciertas sustancias químicas que el ser humano emana. Es por ello que recientemente algunos países están utilizando perros en aeropuertos para identificar a personas con posible coronavirus.
Como vemos, los animales son sensibles a nuestra salud física, pero también mental. Un estudio publicado por la revista Learning & Behavior halló que los perrosacuden más rápido cuando sus dueños están tristes o estresados.
¿Cómo saber si mi mascota está enferma?
Nosotros, al igual que nuestras mascotas, somos capaces de identificar sus necesidades físicas y emocionales. Cada humano tiene una relación única con su animal, pudiendo notar cuando está más apático, triste o estresado.
La primera reacción cuando hay un cambio de comportamiento en nuestra mascota es llamar a un veterinario. Aunque en Internet abundan foros y páginas webs destinadas al cuidado de animales, los veterinarios son los únicos con formación suficiente para diferenciar un asunto sin importancia de un problema físico. Y ojo, para hacerlo necesitan ver, palpar y hacerle las pruebas pertinentes al animal. No basta con mandar un par de fotos.
En el caso de Nico, no dudo a la hora de pedir ayuda profesional. “Adoptamos un perro y mi gato, que llevaba ya siete años con nosotros, empezó a estar raro. Pensamos que era por la adaptación de tener un nuevo animal en casa”, relata. Pidieron consejo a su veterinario y les proporcionó varios consejos para evitar estresar a Coco, el gato.
Pasaron las semanas y la situación no mejoró. “Coco seguía raro incluso cuando el perro no estaba en casa. Le llevamos al veterinario y vio que tenía un ganglio inflamado. Le hicieron varias pruebas y la semana pasada nos confirmaron lo que pasaba. Tiene una infección y ahora mismo está muy malito”, comparte.
“Ahora mismo yo solo quiero llorar. Hay gente que no entiende cómo puedo estar tan mal, pero es que le veo tan indefenso que se me parte el alma. Sé que se curará porque el veterinario nos ha dicho que lo hemos pillado a tiempo, pero aun así no puedo evitar sentirme responsable por no haber ido a la consulta antes”, reflexiona.
7 tips para gestionar la preocupación cuando tu mascota está enferma
Los animales son como las personas, en algún momento de su vida van enfermar. A menudo son problemas menores: eccemas, molestias digestivas, alergias, gripe o conjuntivitis. Pero pese a que sean molestias que responden muy bien al tratamiento, no podemos evitar preocuparnos. Cuando se trata de una enfermedad grave como la leucemia felina, algunos procesos oncológicos o afecciones crónicas, la ansiedad es todavía mayor.
Esto tiene nombre: síndrome del cuidador. Tal y como señaló un estudio llevado a cabo por la Universidad de Kent con más de 200 dueños de mascotas, es habitual experimentar estrés, ansiedad, depresión y agobio cuando nuestro compañero peludo está enfermo.
Si esto sucede, hay siete cosas que debemos hacer:
No busques en Google. Como decíamos anteriormente, en internet hay decenas de foros. En ellos encontrarás testimonios de todo tipo. Habrá gatos que fallecieron de una alergia, y perros que superaron un cáncer agresivo y han vivido durante quince largos años. Con estos ejemplos quiero decir que cada animal es un mundo y buscar información subjetiva en Google no te va a aliviar, sino a confundir mucho más.
Comparte todas tus dudas con el veterinario. Da igual que sea una pregunta muy tonta, hazla. Tu veterinario no solo se preocupa por el animal, también por ti. Quiere que estés bien para proporcionar a tu mascota los mejores cuidados. Por eso debes compartir también tus miedos, ya que será el que mejor te tranquilice. Si es una afección sin importancia, te lo dirá. Si es un problema grave, también.
No implementes cambios drásticos en la rutina de tu mascota. Si tu perro pasea cada día dos horas, tan malo es reducir ese tiempo “para que esté tranquilo” como aumentarlo “para que haga ejercicio”. Mantén la misma rutina que hasta ahora a no ser que el veterinario te recomiende variar. Por otro lado, habla con el veterinario sobre la mejor alimentación para tu perro o gato. En los últimos años cada vez hay piensos más completos y libres de ultraprocesados y cereales. Los expertos los recomiendan para cualquier animal, pero si está enfermo es todavía más beneficioso. Pero recuerda, quien debe asesorarte es un veterinario atendiendo a las necesidades nutricionales de tu mascota.
Coge los consejos con pinzas. Es muy probable que tus amigos y conocidos te den algún consejo bienintencionado, pero puede no ser beneficioso para tu mascota. Por ejemplo, remedios naturales o caseros que supuestamente son buenos para curar su enfermedad. La salud de los animales no es un juego, y las pseudoterapias pueden hacerle mucho daño. Aférrate a lo que diga tu veterinario. A lo demás, oídos sordos.
Evita conflictos con personas que no entienden tu situación. Quienes tenemos mascotas muchas veces nos exponemos a los comentarios de personas que no comprenden el vínculo con los animales. Si alguien minimiza tu sufrimiento con comentarios como “es solo un animal, tampoco es para tanto”, haz oídos sordos. En este momento lo que importa es la salud de tu mascota y tu bienestar emocional, así que lo mejor es incluso evitar discusiones con estas personas.
No te responsabilices. Seguro que en este momento están pasando por tu cabeza todas las cosas que pudiste haber hecho para evitar que tu mascota enfermase. Llevarle al veterinario antes, poner la calefacción a 25 grados para que no cogiese frío, palpar cada milímetro de su cuerpo a diario en busca de bultos, revisar sus cacas por si contenían algo extraño, y así hasta el infinito y más allá. Pero nada de esto es cierto. Lo has hecho (y sigues haciéndolo) lo mejor que has sabido y podido y, lo más importante de todo, has pedido ayuda a un veterinario cuando algo no iba bien.
Necesitas cuidarte a ti para poder cuidar. Es comprensible que quieras estar pendiente de tu mascota 24 horas, pero también tienes que prestar atención a tus necesidades. No descuides tus horas de sueño ni dejes de comer. Tampoco te aísles, el apoyo social es fundamental para afrontar el estrés. Y, sobre todo, intenta invertir un poco de tiempo cada día en tus aficiones para desconectar.