Son muchas las falsas recomendaciones y creencias populares asociadas al verano que circulan entre la población y que son tomadas como verdades empíricas, cuando la realidad es que en algunos casos pueden acarrear importantes riesgos par la salud. Aprender a distinguirlos es clave para no llevarnos un disgusto. Estos son algunos de ellos, recopilados por 'Diario de Sevilla'.
En contra de la creencia popular, incluso en los días nublados la incidencia del sol puede ser muy intensa. En un día completamente nublado, hasta el 40% de la radiación ultravioleta llega a la tierra por lo que te puedes poner moreno e incluso dañar la piel. Por ello, exponerse a los rayos del sol de forma adecuada requiere utilizar protección solar en cualquier momento del día, ya sea una magnífica jornada despejada o cuando esté nublado.
Esta es otra de las tendencias más extendidas del verano. Las playas españolas reciben a esos incómodos visitantes que son las medusas. Sus picaduras, muy molestas, intentan calmarse de muchas maneras, entre ellas es muy conocida la de hacerlo con orina.
Sin embargo, los expertos desmienten por completo esta creencia e incluso advierten de que este remedio popular puede llegar a contribuir a extender el tóxico inoculado por la medusa o agravar la erupción cutánea.
Esta creencia tiene su parte de verdad. Si bien es cierto que el mito de esperar dos horas es falso, sí que se ha de tener cuidado al bañarse después de comer. La hidrocución se puede producir incluso con el estómago vacío, pero sí es verdad que una comida copiosa puede ser un factor de riesgo si nos bañamos bruscamente.
A su vez, cuando ingerimos comida muy pesada gran parte de la circulación sanguínea se concentra en torno al sistema digestivo para ayudar con el proceso de digestión, dejando al resto del cuerpo más débil frente a los cambios de temperatura y a las bajadas de presión arterial. Por otro lado, esperar un mínimo de horas es algo irrelevante ya que la digestión es distinta en cada organismo y puede durar hasta 4 horas.
Hacer contacto de manera paulatina con el agua es una práctica muy común de ver en esta época entre los bañistas. Mojarse las muñecas, la nuca o los tobillos para que el cuerpo puede ir acostumbrándose a ese cambio de temperatura. Por tanto, siempre que uno vaya a bañarse en verano, haya comido o no, es recomendable meterse al agua por partes, pero sin necesidad de tener que esperar un mínimo de horas.
El llamado golpe de calor puede llegar en cualquier lugar con altas temperaturas, esté iluminado en esos momentos o no. Las temperaturas elevadas pueden causar deshidratación, mareos e incluso asfixia. Ante esta situación, lo más recomendable es alejarse de ese lugar, refrescarse y recuperar poco a poco el estado anterior.
Esta es una verdad a medias. La sal que contiene el océano es buena para tratar heridas y cortes superficiales, pero esto no implica que siempre sea una buena opción. Con las heridas abiertas se ha de ser muy cuidadoso. No se aconseja por las bacterias en el agua y el riesgo de que se infecte por uno de estos microorganismos. Es mejor que la herida se cierre por completo antes del baño en el mar.
La propia Organización Mundial de la Salud ya advirtió en su informe 'Nutrientes en agua potable', sobre que "las aguas de mar y saladas pueden contener microorganismos que pueden ser patógenos, incluyendo bacterias, protozoos y virus".
Los riesgos de contraer cáncer de piel ha contribuido a establecer esta creencia. Aunque la incidencia del melanoma ha aumentado y los médicos han ampliado las recomendaciones y precauciones a tomar para evitar este tipo de cáncer, lo cierto es que las personas que posean lunares no tienen porqué rehuir el sol. Los beneficios de la exposición solar están recomendados para las personas, siempre que se tome con cuidado y sin excesos.