El grupo ASPY ha advertido acerca de los principales agentes cancerígenos en el trabajo, haciendo hincapié en que el turno de noche se relaciona con el desarrollo de cáncer de páncreas y, sobre todo, de próstata y de mama. Frente a este último, se ha descubierto un nuevo fármaco que detiene su avance en un elevado número de pacientes.
La directora de medicina de trabajo de ASPY en Cataluña y Aragón, la doctora Lourdes Ruiz, ha explicado que la clasificación de los cancerígenos se dividen en dos: grupo 1 (cancerígenos) y el grupo 2 (probables cancerígenos, que se dividen en alta probabilidad y baja probabilidad). El turno de noche pertenece a este segundo grupo.
"El turno de noche produce una alteración de los ritmos circadianos y es un disruptor endocrino. Potencialmente, lo que produce es una alteración de la secreción de la melatonina y estas alteraciones se han relacionado fuertemente con la aparición de cáncer de páncreas, próstata y de mama", ha especificado.
La doctora ha aclarado que esta relación con el cáncer se produce cuando este horario laboral es mantenido durante muchos años y sin periodos de descanso. "No significa que no se pueda trabajar en horario nocturno, significa que se tiene que adaptar. Por ejemplo, a partir de ciertas edades, el turno de noche no se debería realizar, puesto que la incidencia de sufrir procesos neoplásicos aumenta con la edad", ha asegurado. "De hecho, a partir de los 45-50 años, ciertas personas no deberían trabajar en el turno de noche", ha añadido.
De esta forma, las personas que trabajen en ese horario deben hacer unos periodos de descanso mucho más largos de lo habitual, así como paradas más frecuentes durante el turno. "Pero, sobre todo, lo más importante es no mantenerlo en el tiempo durante muchos años. Hay personas que llevan trabajando en el turno de noche desde los 18 hasta los 55, es ahí donde es un agente importante", alerta.
"El turno de noche es necesario dentro del mundo empresarial y poco evitable, pero hay maneras de organizarlo para que sea lo más saludable posible", ha abundado Ruiz.
Según el CAREX-CAT, un sistema de información sobre la exposición ocupacional a agentes cancerígenos en Cataluña desarrollado por el Instituto Catalán de Seguridad y Salud Laboral, los cancerígenos profesionales más importantes o con mayor exposición en Cataluña son la radiación solar (9,2% de población expuesta, es decir, 1,5 millones de personas); el turno de noche, con el 6,7% de la población afectada, es decir, 1,2 millones de personas; y el humos diésel (4,1% de la población).
En lo que respecta a los distintos sectores, Ruiz ha destacado que, en la agricultura y la ganadería, los agentes cancerígenos más comunes son el amianto, los plaguicidas y los disolventes. En la construcción, son el sílice, el amianto, los plaguicidas, el plomo y también los disolventes, entre otros.
Por otro lado, la doctora ha puesto de manifiesto que los cánceres tienen una latencia muy larga, lo que quiere decir que el tiempo que transcurre entre la exposición y el desarrollo de una fase clínica es muy prolongado.
"El periodo de latencia más corto es en los cánceres hematológicos, que oscila entre los 4-5 años. En los tumores sólidos, puede ir desde los 10 hasta los 50 años, por lo que todo esto dificulta una relación causal con el agente cancerígeno y que la enfermedad se acoja como enfermedad laboral", ha comentado.
Otro problema que ha mencionado es que, normalmente, el cáncer aparece por una mezcla de sustancias y agentes. "Es necesario desarrollar una acción, porque las exposiciones laborales son peligros evitables. El 40% de los cánceres son debidos a factores externos, lo que quiere decir que casi la mitad de los cánceres son evitables", ha incidido.
De este modo, ha hecho hincapié en la importancia de realizar una prevención primaria desde las empresas. "La prevención primaria constituye el conjunto de acciones que buscan evitar o disminuir que una lesión ocurra. Teniendo en cuenta que los agentes externos tienen un peso muy importante en el cáncer, es importante modificar aquellos hábitos que pueden alterar la predisposición a procesos neoplásicos", ha explicado.
Por otro lado, a su juicio, desde las empresas también se debe promover la prevención secundaria, que es "el objetivo principal de la medicina del trabajo". Con ella, se trata de lograr una detección precoz de la enfermedad, cuando puede ser reversible o mínimamente lesiva, a través de exámenes de salud periódicos.
La directora de Prevención Técnica de ASPY en Cataluña y Aragón, Marta Ciscar, ha avisado sobre el peligro del radón y su relación con el desarrollo de cánceres laborales: "Es el gran desconocido. Es un gas incoloro, inodoro e insípido, y es la principal causa de cáncer de pulmón en personal no fumador".
Este puede encontrarse en los techos de viejas naves industriales, por ejemplo, por lo que ha instado a realizar mediciones de radón en los lugares donde sea necesario, al igual que se hace con otros agentes cancerígenos. "La probabilidad de aparición del cáncer aumenta con la frecuencia de la exposición", ha expresado, por lo que ha instado a realizar "evaluaciones cualitativas" para medir estas sustancias.