En plena pandemia de coronavirus, la distancia social parece haberse convertido en un mantra. Es “la mejor mascarilla”, han advertido las autoridades sanitarias, quien han fijado esta entre 1,5 y 2 metros, pero ¿es suficiente para evitar el contagio? Un estudio que ha tenido en cuenta las condiciones ambientales cuestiona precisamente esto y concluye que las gotitas que expulsamos al toser posibles portadoras del virus pueden llegar a viajar hasta los 6 metros.
Utilizando la dinámica computacional de fluidos multifásicos y la transferencia de calor, investigadores de la Universidad de Nicosia, en Chipre, han realizado un estudio sobre el transporte, la dispersión y la evaporación de las partículas de saliva que surgen de la tos humana publicado en la revista científica 'Physics of Fluids'. Concretamente han profundizado en el efecto de la velocidad del viento en el distanciamiento social con un modelo tridimensional avanzado basado en técnicas de Eulerian-Lagrangian totalmente acopladas que tienen en cuenta la humedad relativa, las fuerzas de dispersión turbulentas, el cambio de fase de la gota, la evaporación y la ruptura, además de las interacciones gotita-gotita y gotita-aire.
Así, con una tos humana leve en el aire a 20 ° C y 50% de humedad relativa, descubrieron que las gotitas portadoras de la enfermedad de la saliva humana pueden viajar a distancias considerables inesperadas dependiendo de la velocidad del viento.
Cuando la velocidad del viento era, aproximadamente, cero, las gotas de saliva no viajaban más de 2 m, lo cual está dentro de las recomendaciones de distanciamiento social. Sin embargo, a velocidades del viento que varían de 4 a 15 km / h, las gotas de saliva pueden viajar hasta 6 m con una disminución en la concentración y el tamaño de las gotas de líquido en la dirección del viento, por lo que esta distancia fijada por las autoridades podría no ser suficiente.
El estudio les ha permitido calcular cuál ha sido la distancia máxima alcanzada por las gotitas en función de la velocidad del viento: