Ansiedad, problemas para dormir y miedo a enfermar de nuevo. Así se sienten muchas personas que se han recuperado de covid-19. Es el casi de Mable Wong, de 30 años, que se despierta cada noche de madrugada con los recuerdos de su paso por el hospital.
Esta traductora regresó a Hong Kong de un viaje por Europa y tuvo que guardar cuarentena. Estando aislada en casa de sus padres comenzó a sentirse mal, con diarrea y dolor de estómago. A finales de marzo fue hospitalizada positivo en covid-19.
Mable Wong estuvo en el hospital casi un mes, compartiendo habitación con otra persona. Cuenta en declaraciones a South China Morning Post que aquello fue como una cárcel. Solo podía navegar por Internet, ver la tele y hacer pequeños ejercicios.
Desde que le dieron el alta a finales de abril “han pasado cuatro meses, pero todavía no he retomado mi vida normal”, afirma.
Wong es una de las más de 4.400 personas que se han recuperado de Covid-19 en Hong Kong. La ciudad ha registrado más de 4.800 infecciones y más de 90 muertes.
Esta joven de 30 años cuenta una vez con el alta y en su casa, tardó más de un mes en atreverse a salir a la calle por el miedo a la multitud y a volver a contagiarse. Cuenta que tiene ansiedad, problemas para dormir y que se altera muy fácilmente. Son las secuelas psicológicas del coronavirus. Asegura que se lava las manos con tanta frecuencia que su piel se descama.
No tiene síntomas físicos y las radiografías muestran que sus pulmones funcionan normalmente pero todavía le preocupa el impacto a largo plazo del covid-19 en su salud.
Ver a un psicólogo y tomar medicamentos la ayudó, pero cuando llegó la tercera ola de infecciones de Hong Kong en julio, se sintió más estresada. “Me preocupa si todavía tengo el virus en mi cuerpo y si existe la posibilidad de que me vuelva a infectar”, explica. "Me siento deprimida e impotente".
El aumento de las infecciones por Covid-19 en julio afectó duramente a Eddy Siu y su familia. Cinco enfermaron y terminaron en el hospital al mismo tiempo.
“Me sentí ansioso. Sentí que el tiempo pasaba tan lentamente…”, dice Siu, de 41 años, empleado del South China Morning Post. Los otros positivos de su familia fueron su padre, de 82 años, su madre, de 64, su hermano mayor de 42 y su sobrina de cuatro.
Para la familia, que vive junta en Tsz Wan Shan, su pesadilla comenzó a principios de julio cuando
El padre de Siu fue el primero en enfermar. Rápidamente, Siu desarrolló síntomas de resfriado, tos y debilidad en brazos y piernas, y pérdida de apetito. Los cinco miembros de la familia fueron examinados, dieron positivo y fueron ingresados en el hospital.
Siu pasó dos semanas confinado en una habitación con otro paciente. Aunque estaba preocupado por sus padres, hermano y sobrina, no podía verlos.
Siu, su hermano y su sobrina fueron dados de alta el mismo día a fines de julio. Su padre regresó a casa a mediados de agosto. Su madre es la única que permanece en el hospital, en cuidados intensivos.
Este joven está preocupado por su madre con la que apenas puede hablar pero también por su padre, que ha sufrido un importante deterioro. Él dice que sufre ansiedad. El estrés es tal que, a veces, empieza a hacer tareas domésticas para distraerse. “Me mantengo ocupado para evitar recordarlo todo”, cuenta al citado diario.
Sophie es ama de casa. Después de que su hijo de dos años y medio se recuperara el Covid-19, vecinos, parientes y amigos les evitan por miedo al contagio.
Su hijo enfermó tras volver de un viaje a Gran Bretaña y tuvo que ser ingresado. Ella estuvo todo el tiempo con él a pesar del riesgo que corría de infectarse.
Cuando el niño recibió el alta, ella tuvo que internarse en un centro de cuarentena y tuvo que llevarse a su hijo recuperado porque nadie quería cuidarlo y su marido tenía que trabajar.
“Cuando salimos del hospital, la gente parecía tenernos miedo y nos trataba como monstruos. Me sentí más aislada que nunca”, narra.
Sus vecinos no querían subir al ascensor con ellos y los amigos no la llamaban. Desde entonces viven aislados de la gente. Ella se siente ansiosa y deprimida. “No quería conocer gente y no quería hablar de eso. Tengo miedo de que la gente sepa sobre la infección de mi hijo y lo discrimine”, admite al citado diario.
El psiquiatra Ivan Mak Wing-chit considera que quienes superan el covid pueden sufrir trastornos mentales como estrés postraumático, depresión y ansiedad.
Este médico dirigió un estudio sobre el impacto psiquiátrico a largo plazo en los supervivientes del SRAS de 2003 y encontró que 30 meses después del brote, un tercio de ellos tenían trastornos psiquiátricos, una cuarta parte tenía PTSD y 15,6% tenía trastornos depresivos
“Algunas respuestas al estrés agudo son normales y desaparecen gradualmente”. Sin embargo, “si permanecen más de un mes y la gente comienza a perder la confianza en el control de sus vidas, eso debe tomarse en serio".
Además del apoyo de familiares y amigos, recomienda buscar ayuda profesional. Restablecer la interacción social, por ejemplo, a través de grupos de ayuda donde los sobrevivientes comparten sus experiencias y se apoyan entre sí, también ayuda a las personas a recuperarse del impacto de la pandemia, explica.
Wong, sobreviviente de Covid-19, pide al gobierno que brinde apoyo financiero y asesoramiento psicológico a quienes se han recuperado.
A mediados de mayo, formó un grupo, la Alianza de Víctimas del Covid-19 de Hong Kong, para aquellos que se han recuperado. “La infección por coronavirus me ha cambiado. Es una lección de vida que me ha enseñado a enfrentar las adversidades en la vida con una actitud positiva y nunca rendirme fácilmente”.