Los espasmos musculares son movimientos realizados involuntariamente en cualquier parte del cuerpo, desde la cara hasta las extremidades o el cuello. Suceden da manera esporádica e incontrolable, y en general no tienen importancia. Descubre qué son y cuándo es aconsejable tratarlos.
Los espasmos suelen ser producidos por dolor muscular, fatiga o sobrecarga del músculo, y a veces pueden ser indicativo de una lesión. En el caso de un corredor que se fuerza durante el entrenamiento y no estira bien antes y después, por ejemplo, un espasmo o calambre puede venir asociado a estrés en la pantorrilla, o bien puede ocurrir por deshidratación, así como por tener bajos los niveles de minerales (como potasio o calcio).
También es frecuente el espasmo en la pantorrilla en nadadores, y suelen ocurrir por la noche en la cama. En el cuello, un espasmo o calambre puede ser signo de estrés. Otro momento en de la jornada en que muchas personas sufren espasmos es durmiendo. Se conocen como espasmos mioclónicos, y ocurren como respuesta a estímulos nerviosos que nuestro cerero manda a nuestras extremidades cuando estamos entre la vigilia y el sueño. Son totalmente inofensivos.
En verano, sufrir espasmos puede ser un síntoma de golpe de calor si nos estamos exponiendo a temperaturas muy altas y no nos hemos hidratado lo suficiente.
Las personas más propensas a los espasmos generalmente son los adultos mayores, los atletas o muy deportistas, aquellas con sobrepeso u obesidad, y las mujeres embarazadas.
No siempre son dolorosos, y generalmente duran unos pocos segundos. Un calambre que sí suele doler es el que ocurre en la pierna, por ejemplo en gemelo, donde puede durar varios minutos.
Las personas que tienen ciertas afecciones médicas, como trastornos nerviosos o problemas relacionados con la tiroides, pueden experimentar espasmos musculares más frecuentemente que el resto de personas. Suelen manifestarse junto con otros síntomas, como el dolor de espalda, cuello o cabeza, flojera muscular, entumecimiento, temblores o sensación de pinchazos, así como dificultad para dormir o mala visión.
Generalmente, los espasmos duran poco y no duelen o duelen muy poco, por lo que no requieren tratamiento. No obstante si ocurren con frecuencia puede ser síntoma de falta de minerales o de necesidad de beber más agua.
En personas que los sufren de manera dolorosa siempre después de un deporte concreto, como puede ser correr, pueden ayudar acciones como masajes suaves, estirar bien, o aplicar frío y calor según la recomendación personalizada de un especialista.