Los últimos datos del coronavirus en España registran un fuerte descenso tanto en el número de fallecidos como en el de nuevos casos. En el último balance ofrecido por Sanidad, se contabilizan 285 nuevos contagios y 59 muertes por COVID-19, la cifra más baja en dos meses.
“Los datos son realmente buenos”, ha dicho el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien ha puesto en valor que el país en su conjunto ha mejorado significativamente en la lucha contra el virus, aumentando su capacidad para la detección precoz de los casos y con ello, contribuyendo a una mayor y mejor “vigilancia” de su movimiento en el conjunto de los territorios.
“El objetivo ahora ya no es saber el número total de contagios sino detectar de la forma más precoz posible los casos que vayan saliendo y actuar de la forma más rápida que se pueda”, ha aseverado un Fernando Simón que ha incidido en que estamos ya “en una fase de muy baja transmisión” del virus y, por fin, España está “llegando a la parte final”.
“La evolución es muy buena”, ha insistido, pero no hay que malinterpretar esta lectura porque la máxima ante un SARS-CoV-2 que deja todavía demasiadas incógnitas sigue siendo la misma: “prudencia”. Pese al mensaje alentador que trae el descenso de las cifras del último balance, no debemos olvidar el contexto: el virus se ha cobrado ya la vida de 27.709 personas tras dejar 231.606 casos en toda España. Para seguir avanzando en la lucha contra el coronavirus sigue siendo imprescindible el trabajo de todo el conjunto de la sociedad; sigue siendo imperativo actuar con responsabilidad individual y acatar de forma estricta las medidas de prevención y seguridad encaminadas a proteger nuestra salud y, con ello, la de todos. Es trascendental, insisten las autoridades sanitarias y expertos de todo el mundo, para evitar que se produzcan rebrotes que tiren por la borda todo el sacrificio realizado.
En este sentido, este lunes 18 de mayo, día en el que nuevos territorios han pasado a una fase 1 de la que ya goza el 70% de los territorios de España, con medidas de alivio como la apertura de terrazas con limitaciones de aforo y distanciamiento o las reuniones con familiares y amigos en grupos de hasta 10 personas, también hemos conocido que, en los próximos días y una vez emitida la correspondiente orden ministerial, será obligatorio el uso de la mascarilla también en la vía pública y en espacios cerrados siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad de 2 metros con otra persona. El ciudadano, como sucede ya a quienes utilizan el transporte público, tendrá que adaptarse aún más al uso de unas mascarillas que parecen haber llegado para quedarse. Por cuánto tiempo es una cuestión todavía desconocida, pero lo cierto es que, poco a poco, los esfuerzos internacionales por comprender al virus y aplacarlo van encontrando ciertos progresos.
En España, tal como ha anunciado hoy Fernando Simón, la tasa de letalidad ha ido cambiando hasta pasar de un 11% en los días entre el 23 y 29 de marzo, cuando se producía el denominado pico de la epidemia, hasta el 2% de la semana del 27 de abril al 3 de mayo. “A medida que ha evolucionado la epidemia hemos aprendido a tratar mejor la enfermedad, nosotros y también en el resto del mundo; además hemos pasado de una saturación de nuestras unidades a una situación mucho más adecuada. Todo esto contribuye a que la letalidad vaya progresivamente mejorando. Esto son buenas noticias”, ha explicado el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
Y lo cierto es que, en ese sentido, fuera de nuestras fronteras, efectivamente, también encontramos hoy atisbos de esperanza. La más significativa llega de Estados Unidos, país que encabeza la lista de los países más afectados por la pandemia, con más de 1,5 millones de casos y más de 91.000 muertes, donde el laboratorio biotecnológico estadounidense Moderna ha asegurado que la vacuna experimental que están probando en humanos produce una cantidad de anticuerpos similar a la que generan quienes han pasado la enfermedad. Los resultados son sumamente positivos, afirman, alentando al conjunto de la comunidad científica. Por el momento, no obstante, se ha probado tan solo en un total de 45 personas, pero ha sido bien tolerada por todas ellas, razón por la cual esperan en el mes de julio comenzar con la última etapa de ensayos. Si todo prosigue con los mismos resultados, en el todavía hipotético caso de que todo vaya bien, la idea es fabricar mil millones de dosis al año, según ha subrayado la empresa en un comunicado.
Por el momento, en esta vacuna de COVID-19 probada en humanos que se considera la primera en mostrar eficacia, lo más inmediato será la realización de un nuevo ensayo clínico en las próximas semanas con un total de 600 participantes una vez adquirida la autorización pertinente. “El equipo de Moderna está focalizado en avanzar tan rápido y con tanta seguridad como sea posible”, ha aseverado el consejero delegado de la compañía, Stéphane Bancel.
Mientras, España sigue avanzando hacia la ansiada ‘nueva normalidad’ y se espera que a lo largo de esta semana sean muchos los territorios que pidan transitar de la fase 1, en la que ya se encuentra el 70% de la nación, a la fase 2, al tiempo en que quienes han quedado anclados en la fase 0, como Barcelona, Castilla y León y Madrid, se prevé que pidan nuevamente poder avanzar.
A este respecto, con el gobierno regional de Madrid dirigido por Isabel Díaz Ayuso redoblando la presión y acusando al Gobierno de no basarse exclusivamente en criterios sanitarios así como de paralizar a la región, Fernando Simón ya dejó claro el pasado viernes que con una probabilidad “muy alta”, la decisión que se tomara a finales de semana sea que “casi toda o toda España esté ya en fase uno” para el 25 de mayo, lo que muchos sectores todavía aguardan desde la inquietud y la impotencia ante el impacto económico de la pandemia, algo que desde Europa intentan combatir con iniciativas como la propuesta hoy por Francia y Alemania: un fondo de 500.000 millones para los países y sectores más castigados. De aprobarse por todos los Estados miembros, será a través de transferencias directas y sin préstamos a devolver.