Pere Godoy, presidente de la SEE: "Nos tenemos que olvidar de que las escuelas abran antes de julio"

La pandemia por coronavirus se ha cobrado ya en España más de 15 200 víctimas mortales y el número de contagios supera los 152 400. Los pacientes recuperados ya superan los 52 100. Estamos pasando el pico de la curva, pero debemos tener "paciencia". Ante la necesidad de respuestas, Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología explica las claves de la evolución del coronavirus en Informativos Telecinco.

"Estamos arriba del todo. Es evidente que hemos tenido en la curva un ascenso muy alto, pero tenemos la buena noticia de que en los últimos tres-cuatro días, está bajando la transmisión de forma lenta pero sostenida y la previsión es que vaya bajando en esta línea. Sí que hemos de tener bastante paciencia, porque la bajada no será muy importante y rápida. Pero si seguimos con el cumplimiento de las normas, la transmisión será contenida en el tiempo. Esto anima a continuar", señala Pere Godoy.

"Tenemos que seguir en esta línea. Viligar cómo va reduciéndose la transmisión. Debemos ser conscientes del impacto socioeconómico que estamos teniendo a causa de las medidas, por tanto, se tendrá que valorar en algún momento, seguramente a final de este mes, el intentar volver de forma lenta. Pero paulatina y sostenida a lo que es primero la actividad económica, de forma también controlada, para vigilar que no haya un rebrote de la enfermedad. Seguramente, lo que son escuelas y universidades, nos tenemos que olvidar de que se vayan a abrir antes del mes de julio y, por descontado, otros aspectos como los conciertos, los acontecimientos deportivos... nos tenemos que olvidar", asegura.

"Si logramos mantener unas medidas de distanciamiento físico entre nosotros, más el cumplimiento de medidas no farmacológicas, como el lavado de manos, de forma colectiva, sostenida y disciplinada, pues conseguiremos esta reducción de la transmisión", destaca.

"Es un tema que preocupa. Tiene un enorme impacto en la vida educativa. A pesar de que se pueden completar cosas con la educación online, la vida académica presencial es muy importante. Hay un gran impacto en la educación, pero en estas circunstancias, debemos ser conscientes de que, a pesar de que los jóvenes y los niños padecen la enfermedad de forma bastante subclínica y banal, difícil de detectar, si entra un virus en la escuela, en un aula, se podrían infectar todos. Si luego los niños llevan el virus a su casa, con sus familias, supone un gran riesgo. Esto se sabe por la gripe. Tenemos que ser muy prudentes y ver en qué momento de actividad de transmisión del virus a nivel comunitario es lo suficientemente baja como para que se puedan abrir los centros de una manera segura", explica.

"Aquí hay dos aspectos. Uno, el tema del estudio a las 30 000 familias, lo que supone unas 63 000 personas aproximadamente. Esto, el valor que tiene, es un valor de conocimiento del nivel de transmisión que ha habido de la enfermedad. Sabemos que en esta enfermedad, hay muchos casos que son subclínicos -asintomáticos-, y que afortunadamente es bueno a nivel individual porque no generan gravedad. Desde el punto de vista epidemiológico y de salud pública, tiene mucha importancia porque, a pesar de que transmiten poco, como son muchos a nivel comunitario, generan muchas cadenas de transmisión. Por lo tanto, tener una estimación del número de personas que ya han pasado la enfermedad y que ya tienen anticuerpos es muy interesante para poder contrastar la información que tenemos con los casos registrados", comenta Godoy.

"Por un lado, conocemos el registro que tenemos y, por otro lado, nos puede dar una idea del porcentaje de población que ya tiene anticuerpos y que, por tanto, pueden jugar un papel muy importante de barrera inmunitaria para que el virus no se transmita tan rápido. Esta información, desde el punto de vista científico, es necesaria. Serán muy importantes los datos que se obtengan", añade.

"El poner a disposición de todo el sistema sanitario pruebas, para que todas las personas que tengan la más mínima sospecha de poder estar enfermos, beneficia que puedan ponerse en contacto con el sistema sanitario y hacer las pruebas masivamente para detectar la enfermedad. Sería interesante disponer de las pruebas porque detectar a estas personas permite aislar a los enfermos para frenar la propagación, aunque no sean graves, es importante y cuarentenar a sus contactos. Esto depende del nivel de disponibilidad que se tenga de estas pruebas. A partir de ahí se verá si se puede ampliar a la población. Si se pudiera disponer de pruebas de manera masiva, sería un instrumento bienvenido. Aunque las pruebas no reducen la transmisión, dan conocimiento de los casos que hay", afirma el presidente de la SEE.

"Para ver si estas estimaciones, basadas en modelos matemáticos, son ciertas, tenemos que contrastar estas estimaciones con el estudio que realmente se va a hacer. En cuestión de dos o tres semanas tendremos datos y podremos ver si estas estimaciones, que tienen un intervalo de confianza muy amplio, porque de dos a siete millones de asintomáticos hay una diferencia muy grande, cuando se tenga el estudio se podrá contrastar y también nos van a indicar si es muy aconsejable ir a la detección máxima de personas a nivel comunitario, pero si realmente se constata que hay tantos casos subclínicos, como parece que hay, tener disponible estas pruebas de forma masiva en el conjunto del sistema sanitario será muy interesante", apunta.

"No tengo conocimiento detallado sobre esto. Lo que sí, podemos decir es que es una enfermedad que en personas mayores, de 75 años, con muchas comorbilidades, tiene un riego muy importante. Uno de los efectos que podría tener sería el aumento de pacientes con dificultades, incluso los trombos. El padecer una enfermedad en estas edades puede suponer estar muchos días encamado. A pesar de que existen instrumentos para reducir el riesgo de este tipo de enfermedades, en cuanto a ergonismos, es cierto que en personas con esas edades se puede comportar de esta forma", destaca.

"El tema de las temperaturas, se ha buscado una similitud con la gripe, pero el efecto que va a tener sobre el coronavirus no es el mismo. Tenemos que aprender sobre esto en las próximas semanas y meses. Hemos de ser conscientes de que en estos momentos, las poblaciones que viven en climas más templados, también son todas susceptibles a este virus. Quizá puede tener un efecto el calor, pero tenemos una población masivamente susceptible al virus. A pesar de que las temperaturas pueden tener un efecto para frenar la transmisión, el efecto puede ser limitado", comenta.

"Hemos de ser prudentes con esto. Sí, hay estudios que indican que se pueden generar aerosoles, y que por tanto se puede transmitir por el aire, pero esto también se sabe con la gripe. La gripe se transmite por gotas y contacto, pero se sabe que cuando hay enfermos graves que tienen mucha carga viral en la respiración, enfermos con neumonía en los hospitales, pueden generar aerosoles y se puede transmitir. En el caso del coronavirus también se empieza a constatar. Debemos pensar que la inmensa mayoría de los casos que se generan por gotas y contacto. Sí que hay enfermos graves, sobre todo en los hospitales, donde hay mucha carga viral y al toser se puede generar algún aerosol y que juegue un papel. Pero la mayoría de pacientes a nivel comunitario, son leves. Los aerosoles se pueden dar en hospitales. La transmisión por aire sería algo muy limitado", explica.

"Hay en marcha más de 6 ensayos clínicos en España. También algunas comunidades en Europa estudian la hidroxicloroquina y la azitromicina. En estos momentos no hay ningún ensayo clínico publicado que demuestre su eficacia para combatir el coronavirus en los casos más graves. Se están utilizando de manera paliativa algunos de estos medicamentos, a pesar de la poca evidencia científica. Los médicos utilizan su conocimiento para ayudar a los pacientes. Pero estamos a la espera de estos ensayos clínicos que se publicarán muy pronto por el gran número de enfermos. Se está haciendo de forma rápida y tendremos conocimiento pronto. Estan estudiando otros medicamentos para utilizarlos como profilaxis para incluso evitar la infección o prevenir a los contactos, pero estas utilidades serán más limitadas", señala.

"Los niveles de investigación sobre una vacuna indica que podremos disponer de una determinada en cuestión de un año o año y medio, acotar este período es casi imposible. Por los requisitos que tienen que tener los medicamentos en cuanto a seguridad para aplicarlos masivamente a la población. Hemos de necesitar un tiempo para disponer de ella, pero, mientras, debemos pensar en las medidas farmacológicas para prevenir la propagación", asegura.

"Ha habido un cierto paralelismo con lo que ha pasado en Italia, pero con un retraso de unas dos semanas. En Italia empezaron antes, pusieron medidas de distanciamiento físico y social antes. Por esto han conseguido antes una reducción de contagios y hospitalizaciones. Esto es muy buena noticia para nosotros. Todas las medida que estamos tomando van a hacer que lleguemos, como ellos, a una gran reducción. Es cierto que ha habido mucha transmisión en algunos lugares concretos en España e Italia y hemos llegado a cotas muy elevadas, pero estamos ya viendo resultados positivos para reducir la tranmisión. Hemos de esperar unas semanas para hacer comparaciones con fundamento. Hay que ver cómo se comporta la enfermedad en otros sitios, como en EEUU, que parecía que era muy reticente a aplicar medidas de distanciamiento social, y finalmente lo vemos. En pocos días se ha disparado la transmisión de manera alarmante, como el caso de Nueva York", concluye Pere Godoy.