Gran parte de los esfuerzos de la comunidad sanitaria global se han centrado en estudiar y descifrar el comportamiento del SARS-CoV-2, responsable de la pandemia global que ha paralizado el mundo. Hoy, una enfermera estadounidense puede haber dado una clave más en el proceso de detección temprana de la enfermedad
Según relató a la CNN Chelsey Earnest, una enfermera del Life Care Center en Kirkland (Washington), ha podido observar un síntoma común a todos los infectados con los que ha tenido que tratar durante estos días: tenían los ojos rojos. En palabras de la enfermera, todos sus pacientes tenían “ojos de alergia” y una especie de “sombra roja en el exterior de sus ojos”.
Hasta el momento el enrojecimiento de ojos no se habían notificado como un síntoma que anticipara un contagio por coronavirus. No obstante, a los ya conocidos como la fiebre, la tos seca y la dificultad para respirar, la Academia Americana de Oftalmología añadió la pasada semana la posibilidad de que el patógeno causara conjuntivitis, lo que casaría con el testimonio de la sanitaria estadounidense.
Pero Earnest no se queda ahí. La enfermera también asegura haber atendido a pacientes que partían con dicho enrojecimiento “como el único síntoma”, para acabar yendo “al hospital para luego fallecer”. La reciente aparición del virus lo convierte en un enigma por descubrir para la comunidad científica, que trabaja a contrarreloj para descifrar sus afecciones y desarrollar una vacuna.