Es muy habitual que los niños estén enfermos con relativa frecuencia, algo que tiene mucho que ver con la falta de madurez de su sistema inmunitario. Es normal que, durante esta etapa de crecimiento y desarrollo, la exposición a virus y bacterias termine provocando más de un mal rato, pero la buena noticia es que todas estas enfermedades puntuales ayudarán a que construyan y desarrollen los anticuerpos necesarios, saliendo fortalecidos de cara al futuro.
De todos modos, conviene tener claro cuáles son las enfermedades a las que previsiblemente se enfrentará cualquier niño en España en algún momento de su vida para poder controlar sus síntomas y, si es posible, evitar contagios innecesarios. ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes de las que tu hijo puede contagiarse?
Tal y como recuerda Cinfa Salud, las enfermedades infecciosas son frecuentes en niños y les suelen acompañar a lo largo de toda su infancia precisamente debido a la falta de madurez de su sistema inmunitario. A ello se le suman ciertos hábitos poco higiénicos y difíciles de controlar (que compartan chupetes, que se lleven cualquier objeto a la boca, que beban agua del mismo lugar...).
Por otro lado, la mayoría de las enfermedades infecciosas que afectan a los niños están producidas por virus y, de forma secundaria, por bacterias (hay que recordar que solo en este último caso sería útil el consumo de antibióticos).
En cuanto a las formas de contagio de enfermedades infecciosas en niños, son varias: por vía respiratoria (al toser, estornudar, hablar, escupir…), por vía fecal-oral (al ingerir virus o bacterias, por ejemplo, a través de agua o alimentos contaminados), por contacto directo (de niño a niño o a través de objetos que se comparten) o por contacto con líquidos orgánicos (sangre, saliva...)
Toma nota de las enfermedades más frecuentes en niños:
Los expertos inciden en que es normal y habitual que las infecciones sean frecuentes en los niños y, de hecho, contribuyen a la madurez progresiva de su sistema inmunitario. Pero, aunque enfermar siendo niño es lógico e incluso positivo, esto no significa que los más pequeños deban pasarse la vida de infección en infección.
Es muy complicado evitar estas infecciones de forma radical, ya que virus y bacterias conviven con nosotros constantemente, especialmente con las bajas temperaturas del invierno. Lo mejor que podemos hacer es garantizar una alimentación sana para ellos y asegurarnos de que reciban una educación clara en cuanto a qué deben y qué no deben hacer para evitar enfermar. No será fácil, pero al menos era posible reducir el número de contagios.
Así, las medidas higiénicas básicas que debe conocer cualquier niño pueden hacer mucho por evitar resfriados y otras enfermedades fruto de infecciones víricas. Mantener sus manos limpias lavándolas al menos 5 veces al día, evitar llevarse objetos a la boca (así como sus propias manos), enseñarles a estornudar tapándose la boca, no compartir objetos (especialmente de uso personal, como cubiertos)... son cosas que todo niño debe conocer, independientemente de que en la realidad las aplique en la medida en que debería.
Además, es importante que sepan que los lugares ventilados resultarán en general más sanos y que deben evitar cambios bruscos de temperatura. Del lado de los padres, debemos animarles a beber mucho líquido y alimentarles de horma que sus defensas se encuentren listas para combatir cualquier virus o bacterias. Coliflor, calabaza, cebolla, jengibre, ajo, tomillo, alimentos ricos en vitamina C (naranjas, limones, kiwis...) son especialmente conocidos por prevenir los resfriados, tanto en niños como en adultos. En general, acude también a la vitamina D y al zinc.