Enfermedades derivadas de la obesidad: por qué debes evitarla
La obesidad afecta cada vez a más españoles, especialmente a los más jóvenes
La obesidad, al menos en nuestro país, afecta más a las mujeres adultas que a los hombres
En la obesidad puede existir un factor hereditario pero son claves la dieta y el ejercicio
La obesidad es una enfermedad con gran incidencia entre la población española. De hecho, su prevalencia entre los adultos (25-60 años) es de nada menos que el 14,5 por ciento, mientras que el sobrepeso (estadio anterior) afecta a un 38,5 por ciento de los españoles, según datos del Ministerio de Sanidad. Preocupa especialmente la obesidad infantil y juvenil (entre 2 y 24 años), que se sitúa ya en un 13,9 por ciento, ascendiendo al 12,4 por ciento en el caso del sobrepeso. ¿Cuáles son los síntomas de la obesidad y qué enfermedades van asociadas a ella? ¿Cómo podemos prevenirla?
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Síntomas de la obesidad y enfermedades asociadas al sobrepeso
La obesidad, al menos en nuestro país, afecta más a las mujeres adultas (17,5 por ciento) que a los hombres (13,2 por ciento), aunque en el caso de niños y adolescentes ocurre al revés (15,6 por ciento en niños frente al 12 por ciento en niñas). Además, este problema suele aumentar con la edad: en el caso de la población mayor de 55 años, el 21,6 por ciento de los varones y el 33,9 por ciento de las mujeres padecen esta enfermedad.
En cuanto a los síntomas de la obesidad, hablamos de una dolencia que se produce por tener una cantidad excesiva de grasa corporal. Existen ciertos indicadores que sirven para medir aproximadamente cuándo podemos hablar de obesidad, basados en el Índice de Masa Corporal (IMC). Normalmente cuando este índice es igual o mayor a 30, podemos hablar de obesidad. Para calcularlo, basta con dividir tu peso en kilos entre tu altura en centímetros (por ejemplo, 180 centímetros entre 80 kilos).
Se entiende que el peso de una persona es bajo cuando el resultado de esta operación es inferior a 18,5. Entre 18,5 y 24,9 entraríamos en un peso considerado normal, y cuando el IMC se encuentre entre 25 y 29,9 estaríamos en situación de sobrepeso. Para hablar de obesidad, el índice debe superar el valor de 30, si bien se trata de un cálculo aproximado, ya que algunas personas pesan más por factores como su musculatura (el músculo pesa más que la grasa), sus huesos, etc.
Lo mejor es acudir a un profesional de la salud que pueda llevar a cabo un diagnóstico certero y aconsejarnos qué pasos dar para perder peso de manera saludable, ya que la obesidad puede acarrear, además de problemas estéticos, una larga lista de enfermedades, especialmente en el ámbito cardíaco, pero también ciertos tipos de cáncer, diabetes, presión arterial alta... Además, la obesidad afecta al día a día de quien la parece, dificultando su movilidad, su respiración y minando la calidad de su descanso, entre otras cosas.
Aunque en la obesidad puede existir un factor hereditario Por eso la mejor forma de evitar y reducir el sobrepeso es cambiar los hábitos alimenticios y aumentar el nivel de actividad física. Además, un médico puede recetar ciertos medicamentos que ayuden al paciente, así como recomendar algunos tratamientos o procedimientos adicionales en ciertos casos.
Sobre todo, es importante vigilar la alimentación y la actividad física de niños y adolescentes, ya que la obesidad infantil suele dar como resultado adultos obesos que lo tendrán más difícil a la hora de combatir esta enfermedad, y que podrán desarrollar de forma más temprana afecciones relacionadas con esta dolencia. Desde el Ministerio de Sanidad se recomienda evitar dietas con exceso de carnes, embutidos, lácteos y alimentos con alta densidad energética (bollería, bebidas carbonatadas...), así como aumentar la ingesta de frutas y verduras, e incentivar la práctica de deporte.
En general, el consumo de azúcar por encima de lo recomendable o la tendencia a ingerir productos muy calóricos (con alto contenido de grasa y azúcar) son factores clave en la aparición del sobrepeso y la obesidad, así como el sedentarismo. Parte de la tendencia hacia la obesidad que experimenta la población española tiene que ver con el hecho de que, en los últimos años, ha aumentado el consumo de grasas (sobre todo animales) y productos con azúcares añadidos, a lo que se suma un descenso en la ingesta de carbohidratos complejos y fibra, y un descenso del ejercicio físico.
En cuanto a las enfermedades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso, las personas con un índice de grasa mayor de lo normal tienen una mayor probabilidad de sufrir estos trastornos, según recuerda Mayo Clinic:
- Enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares. El sobrepeso incrementa la probabilidad de sufrir hipertensión y niveles anormales de colesterol, dos factores de riesgo para la enfermedad cardíaca y los accidentes cerebrovasculares.
- Diabetes tipo 2. La obesidad puede llegar a afectar al modo en que nuestro organismo utiliza la insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre. Por eso es más probable experimentar resistencia a la insulina y diabetes.
- Algunos tipos de cáncer. Por ejemplo, cáncer uterino, cuello uterino, endometrio, ovarios, mama, colon, recto, esófago, hígado, vesícula, páncreas, riñón y próstata.
- Problemas digestivos. La obesidad aumenta la probabilidad de experimentar acidez estomacal, enfermedad de la vesícula y problemas hepáticos.
- Problemas ginecológicos y sexuales. La fertilidad puede verse comprometida en caso de sufrir obesidad, y es posible que las mujeres obesas tengan períodos irregulares. La obesidad también puede generar disfunción eréctil.
- Apnea del sueño. El sobrepeso dificulta la calidad del sueño y puede provocar apnea del sueño, una enfermedad potencialmente peligrosa, ya que quien la padece respira de manera irregular durante su descanso.
- Artrosis. Cuando nuestras articulaciones tienen que soportar más peso del normal, es habitual que se vean perjudicadas a la larga y que aparezcan problemas óseos como la artrosis.
- Calidad de vida. En general, la persona obesa tiene una peor calidad de vida, ya que tendrá dificultades para moverse con normalidad, realizar ejercicio, respirar adecuadamente... A ello se suman factores psicológicos y estéticos. La obesidad se ha relacionado con la depresión, la ansiedad, el aislamiento social y un menor rendimiento en el trabajo.