Emilio poda sus plantas y bebe agua de un vaso feliz. Aunque a muchos estos gestos les parezcan algo normal, para este gallego eran una odisea, como aseguraba hace un año. La culpa era de su párkinson, pero a finales de marzo del año pasado su vida cambió. Por entonces se sometió a un novedoso tratamiento, que le ha reducido en un 80% los temblores. "Ya no soy dependiente", comenta alegre.
Sufre esta enfermedad degenerativa desde los 35 años. Los temblores aumentaron notablemente tras superar los 60 años. "No podía coger un vaso de agua ni un bolígrafo, había muchas cosas que no podía hacer", recuerda. Tal y como relata, su vida "ha mejorado considerablemente" después del tratamiento en el hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.
"Aunque sea con mala letra, puedo escribir. Antes no podía hacerlo", asegura. Los temblores no han desaparecido, pero sí se han reducido drásticamente. Puede hacer una vida normal, cercana a la que tenía cuando era joven y la enfermedad no había avanzado. Hace un año no era capaz de sostener una cuchara sin derramar el líquido que contenía, ahora poda con precisión sus plantas hoja por hoja.
Emilio fue de los primeros pacientes en participar en la intervención llevada a cabo por sanitarios de Clínico de Santiago de Compostela. La técnica, gracias a la que su vida es mejor, se llama Ultrasonido Focal de Alta Intensidad (HIFU, por sus siglas en inglés). No se lo pensó dos veces cuando le dieron la oportunidad. Incluso pidió entrar en la máquina.
La técnica había llegado a algunos hospitales privados en marzo de 2021, pero no a los públicos. El de Santiago de Compostela fue el primero. El tratamiento no requiere de incisiones en el cráneo, como ocurre con las estimulaciones cerebrales profundas. A través de los ultrasonidos, sin cortes ni operaciones, se cauteriza la parte del órgano que provoca los temblores.
Es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso que afecta al movimiento. Suele comenzar con pequeños temblores en una de las manos, según la Clínica Mayo. A medida que avanza la afección, los temblores se extienden a la hora mano. Las consecuencias también son: lentitud de movimientos, cambios al hablar, rigidez muscular, problemas para tragar y masticar, insomnio, incontinencia urinaria y estreñimiento, entre otras.