El armario en el que guardamos nuestros productos de limpieza puede ser una fuente de intoxicaciones si nos lo proponemos. Y si no nos lo proponemos, puede que también, aunque eso es más improbable. Te contamos qué drogas domésticas tienes en casa y cómo evitar envenenarte con ellas.
Más personas de las que piensas (puede que tú mismo) han probado sustancias inhalantes que tenían por casa con el objetivo de experimentar efectos psicoactivos o de alteración mental como pueden ser productos tan frecuentes como pinturas pulverizadas, desodorantes y fijadores de pelo o quitaesmaltes.
Todas ellas forman parte de las toxicomanías que enganchan a jóvenes y no tan jóvenes, pero más allá de ‘colocar’ estos productos contienen sustancias que pueden hacer mucho daño a nuestro organismo y conllevan un riesgo similar al de la heroína: la sobredosis. Y no solo eso. Como toda droga, las domésticas pueden causar dependencia.
"La Encuesta sobre Alcohol, Drogas y Otras Adicciones en España (2019-2020), auspiciada por el Plan Nacional de Drogas, estima que la prevalencia de consumo de inhalantes volátiles en la población de 15 a 64 años es del 0,20%, mientras que la de heroína es del 0,10 por ciento. Sin embargo sería conveniente conocer esa prevalencia en adolescentes. Un dato interesante es que un 3,6 de los policonsumidores de 5 o más drogas también inhalan sustancias volátiles, así como el 4,7 de los que consumen alucinógenos", según una publicación de Marca.
En el envase de cualquiera de estos productos de nuestro armario de limpieza puedes leer los químicos que contiene: desde etano, queroseno o aguarrás hasta gasoil y alcoholes varios. Veamos unos cuantos ejemplos.
Ácidos como el bisulfito sódico, clorhídrico, sulfúrico, oxálico, fluorhídrico, fórmico y carbólico están presentes en limpiadores de baños, de piscinas, en baterías de automóviles, desinfectantes, desodorantes, fumigantes, antisépticos o conservantes. Es una lista amplia.
Se utilizan no solo en productos de limpieza del hogar, sino también por ejemplo en algunos medicamentos o tratamientos para la piel. Sin embargo si son inhalados o consumidos pueden tener un efecto corrosivo en nuestra, boca, esófago, en el estómago…
A veces los síntomas de una intoxicación empiezan con una diarrea, con vómitos o con dificultad al comer que nos alarman de que algo está pasando. Es importante hacer caso de estos efectos si hemos consumido a propósito o sospechamos que hemos consumido accidentalmente un producto de limpieza o de higiene, puesto que ignorarlos puede llevarnos a sufrir daños graves en los pulmones.
Uno de los más peligrosos mencionados es el ácido sulfúrico y, aunque es más atípico encontrarlo en los productos de limpieza, está presente por ejemplo en algunos detergentes. Por eso es recomendable fijarse en el contenido antes de comprarlos y no dejar estos productos nunca al alcance de los niños.
Los álcalis, óxidos o hidróxidos metálicos están presentes en detergentes, en limpiahornos, en lejías, en productos para el lavaplatos, colorantes, tintes del pelo, insecticidas, en la pirotecnia... En nuestro día a día nos cruzamos con estas sustancias en más de una ocasión con seguridad.
Generalmente la concentración de hidróxido sódico, potásico, hipoclorito sódico, sales como boratos y fosfatos o amoníaco entran dentro de los valores ‘seguros’, pero pueden causar intoxicación si se consumen en la suficiente cantidad o con la suficiente frecuencia.
Las lejías (también conocida como soda cáustica) y otros blanqueantes contienen una concentración mayor al 10 % de hipoclorito, ácido oxálico, o perborato, informan desde la Universidad de Burgos. El contacto, inhalación o ingestión de este químico puede provocar desde quemaduras en la garganta hasta inflamación de los pulmones, pasando por pérdida de la visión o vómitos con sangre. La soda cáustica está presente en alisadores del pelo, brillametales, limpiadores de horno… En caso de envenenamiento siempre es aconsejable llevar al hospital el envase del producto causante.
Otro enemigo que se esconde en nuestra casa, en su caso en el botiquín, es el agua oxigenada. Contiene peróxido de hidrógeno, que actúa lesionando las proteínas de las membranas celulares y por tanto la destrucción celular. Su ingesta o inhalación puede producir desde problemas en los pulmones o cardiovasculares hasta daños neurológicos.
Según un informe de Proyecto Hombre, los adolescentes prefieren hoy en día utilizar los peligrosos disolventes antes que el pegamento, que hoy en día se fabrica para los escolares sin sustancias tóxicas o contaminantes. Entre 2019 y 2020, con el inicio de la pandemia por el coronavirus, los consumidores de estas drogas domésticas habrían aumentado en más de un 1% en el grupo de edad de 13 a 14 años, según precisa la Encuesta Nacional de 2020 sobre Uso de Drogas y Salud de Estados Unidos.