El dolor en la ingle se da a veces en personas deportistas, aunque también puede darse en embarazas o simplemente tras hacer ciertos movimientos o posturas. Es molesto hasta el punto de suponer un problema para hacer vida normal durante varios días, dificultando tareas como agacharnos, conducir o subir escaleras. Estos son los motivos más habituales y cómo solucionarlo para que no vuelva a pasarte.
Lesión practicando deporte. El dolor inguinal suele producirse a causa de una distensión de un músculo, un tendón o un ligamento, lo cual es más probable que ocurra si realizamos algunos deportes. Por ejemplo, si realizamos ballet clásico, hockey o patinaje. Si seguimos realizando ejercicio en esta zona de la pierna o en el abdomen bajo sin prestar atención al dolor, este puede ir a más.
Embarazo. Al comienzo y al final de la gestación, a veces las embarazadas sufren dolor en la ingle, dado que los cambios hormonales en estas fases hacen que se relajen las articulaciones de la cadera. El desarrollo del feto hace que aumente mucho el abdomen en poco tiempo, lo cual nos causa el dolor inguinal a la hora de abrir las piernas, subir escaleras o realizar otro tipo de esfuerzos, incluso puede pasar durmiendo al intentar coger postura.
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Quiste en el ovario. Los quistes en los ovarios no solo causan molestias terribles durante la menstruación, también pueden hacer que nos duela la ingle o la espalda. Los tres primeros días suelen ser los más críticos.
Lesión muscular. Los tirones musculares o distensión inguinal afectan a la zona en la que se unen el músculo y el tendón, y producen un agudo dolor en la ingle. Cuando tenemos este tipo de lesiones en la ingle suele costar caminar y la zona puede hincharse, por lo que los síntomas son bastante dolorosos y molestos.
Dolor en la ciática. El dolor en el nervio ciático también puede hacer que nos duela la ingle, extendiéndose a la pierna y causando quemazón cuando la persona camina, se sienta o hace ejercicio.
Infecciones. Algunos virus, hongos o bacterias pueden hacer que crezcan los ganglios linfáticos en la ingle, provocando dolor. Las más frecuentes son las infecciones en las vías urinarias.
Orquitis y otras enfermedades en los testículos. La orquitis es la inflamación del testículo, que puede hacer que duela la ingle, pero no es la única causa posible de esta molestia. También puede producirse dolor por una torsión o testículo retráctil.
Hernia inguinal. Las hernias son más habituales en los hombres. Ocurre cuando una pequeña parte del intestino atraviesa los músculos de la pared abdominal y llega a la zona inguinal, donde genera una protuberancia, causando bastante dolor.
Fracturas. Es poco probable, pero una fractura también puede ser la causa del dolor de ingle. En este caso el dolor de desaparecerá y podrá haber síntomas más graves como la fiebre o la inflamación del nervio ciático.
Tendinitis. Por último, aunque puede haber más motivos, una causa frecuente del dolor en la ingle podría ser una tendinitis, es decir, la inflamación de un tendón en la zona.
El tratamiento depende de qué esté causando el dolor inguinal.
En caso de deberse a una distensión muscular (que es lo más probable) necesitarás reposo y no forzar la zona en unos días, hasta que el dolor pase. El frío y algún inflamatorio pueden ayudar, pero siempre es mejor consultar a un fisioterapeuta o un médico para dar con la solución más efectiva.
Generalmente ese es el tratamiento en casa: reposo y hielo. No obstante, en el caso de las embarazadas, el cuerpo tiene que prepararse para el crecimiento del feto y dar a luz en poco tiempo, por lo que ayudan ejercicios leves como hidrogimnasia o pilates.
También es aconsejable usar ropa interior para embarazadas, que no solo es más cómoda sino que además aumenta la estabilidad de la región pélvica.
El uso de ropa interior que “sujete” la zona lesionada también te ayudará, por ejemplo la ropa interior deportiva o unos ‘shorts’.