Habitualmente, cuando oímos hablar de gastritis pensamos en una serie de síntomas muy variados y poco específicos, siendo el dolor localizado en la parte superior del abdomen el más común de estos síntomas.
“Sin embargo, si queremos ser rigurosos con el concepto, éste únicamente hace referencia a una inflamación de la mucosa del estómago (gástrica), que solo puede confirmarse mediante el estudio al microscopio de biopsias obtenidas en una endoscopia”, explica en una entrevista con Infosalus la doctora Laura López Couceiro, médico especialista en Medicina de Aparato Digestivo en Hospital Universitario de Getafe.
De hecho, indica que existe poca relación entre la aparición de síntomas y la gravedad de la gastritis, es decir, personas que presenten unos síntomas muy molestos pueden no tener apenas inflamación en las muestras obtenidas, y viceversa.
Mientras, el doctor Alejandro Borrella Gras, médico interno residente (MIR) de tercer año de Medicina de Aparato Digestivo en el citado hospital, señala que para saber cuáles pueden ser esos factores desencadenantes de la gastritis primero es necesario evaluar los hábitos alimenticios y los estilos de vida, ya que las molestias pueden aparecer tras fumar, consumir alcohol, o también cuando se realizan comidas muy copiosas, grasas o con salsas.
“Aquí es importante diferenciar entre los factores causantes de gastritis aguda y crónica. En la primera de ellas, una causa frecuente son las infecciones, ya sean bacterianas, víricas o parasitarias (como el famoso Anisakis); por otro lado, agentes como los fármacos (antiinflamatorios, aspirina, corticoides...) o tóxicos como un consumo tan extendido en nuestro país como el alcohol, también pueden dar lugar a un daño agudo de la mucosa gástrica”, aprecia.
Sobre el estrés, tal y como lo conocemos, dice que no se relaciona con una afectación de la mucosa, sino que se asocia a la aparición de síntomas gastrointestinales muy a menudo, dado que el aparato digestivo se encuentra enormemente relacionado con el sistema nervioso.
Con respecto a la gastritis crónica, más frecuente, el doctor Borrella Gras mantiene que la infección por 'Helicobacter pylori' es una de las causas más comúnmente asociadas. Sin embargo, advierte de que en un porcentaje de casos no se encuentra una causa de la sintomatología, denominándose entonces ‘dispepsia funcional’.
Con todo ello, la doctora Laura López Couceiro destaca que los síntomas de alarma ante los que sería necesario consultar son: dolor abdominal progresivo y prolongado (más de 4 semanas) que no mejora con los ajustes de tratamiento mencionados, o que no respeta el sueño nocturno, pérdida de peso de forma involuntaria, anemia, signos de hemorragia digestiva (vómitos con sangre, deposiciones negras), dificultad para el paso de la comida por el esófago, vómitos persistentes, fiebre, pérdida de apetito, entre otros.
Dice que una vez revisada la dieta y los medicamentos habituales, se puede realizar, si los síntomas persisten, un test diagnóstico del 'Helicobacter pylori' (pruebas en heces o en aliento). “Si existen síntomas de alarma, persistentes o de nueva aparición en mayores de 55 años, puede ser necesario realizar una gastroscopia. Otra prueba que puede ser de ayuda es la ecografía abdominal”, agrega.
En concreto, la especialista en Aparato Digestivo señala que el tratamiento de las molestias digestivas varía en función de la causa que lo produzca, y en un porcentaje importante, los pacientes pueden mejorar si se identifican los hábitos alimentarios nocivos y se modifica el estilo de vida.
Es más, precisa que las recomendaciones generales que se suelen dar son:
En caso de infección por 'Helicobacter pylori', Borrella Gras sostiene que se iniciará un tratamiento específico, siendo importante identificar los medicamentos nocivos para el estómago, como el abuso de antiinflamatorios (ibuprofeno y derivados); “generalmente con dosis puntuales no suelen producir problemas gástricos”, apostilla.
Con respecto a los remedios naturales, ambos expertos del Hospital Universitario de Getafe coinciden al indicar que pueden ser útiles las infusiones (manzanilla, hinojo). “No obstante, se recomienda no recurrir a productos de herbolario de procedencia dudosa, sin recomendaciones médicas, por riesgo de daño hepático”, avisan.