El nuevo coronavirus es el brote más temido en la actualidad en todo el mundo, pero la humanidad ha estado luchando contra los virus desde antes de que nuestra especie hubiera evolucionado a su forma moderna. Para algunas enfermedades virales, las vacunas y medicamentos han permitido evitar que las infecciones se propaguen y han salvado vidas, pero todavía estamos lejos e ganar la lucha contra los virus.
En realidad, el nuevo coronavirus tiene una tasa de mortalidad aún baja, sobre todo si lo comparamos con otros que representan una amenaza más grave para la salud pública. Estos son los doce más letales, basándonos en la probabilidad de que una personas muera si se infecta con uno de ellos:
Los primeros brotes de Ébola conocidos en humanos se produjeron simultáneamente en la República del Sudán y la República Democrática del Congo en 1976. El Ébola se transmite por contacto con sangre u otros fluidos corporales, o tejidos de personas o animales infectados. Las cepas conocidas varían drásticamente en su mortalidad. Así, la cepa Reston ni siquiera enferma a las personas, pero para la cepa Bundibugyo la tasa de mortalidad es de hasta un 50%, y de hasta un 71% para la cepa de Sudán, según la OMS.
Fue identificado en 1967, cuando surgieron pequeños brotes entre los trabajadores de un laboratorio en Alemania que estuvieron expuestos a monos infectados importados de Uganda. El virus de Marburg es similar al Ébola en que ambos pueden causar fiebre hemorrágica, lo que significa que las personas infectadas desarrollan fiebre alta y hemorragias en todo el cuerpo que pueden provocar shock, insuficiencia orgánica y muerte. La tasa de mortalidad en el primer brote fue del 25%, pero llegó a más del 80% en el brote de 1998-2000 en la República Democrática del Congo, así como en el brote de 2005 en Angola, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque las vacunas contra la rabia para mascotas, introducidas en la década de 1920, han ayudado a que la enfermedad sea extremadamente rara en el mundo desarrollado, esta condición sigue siendo un problema grave en la India y partes de África. Básicamente, destruye el cerebro. Si alguien es mordido por un animal rabioso y no recibe tratamiento hay un 100% de posibilidades de que muera.
En el mundo acutal el virus más letal puede seguir siendo el VIH. Se estima que 32 millones de personas han muerto de VIH desde que la enfermedad se reconoció por primera vez a principios de la década de 1980. Potentes medicamentos antivirales han hecho posible que las personas vivan años con el VIH . Pero la enfermedad continúa devastando muchos países de ingresos bajos y medios, donde se produce el 95% de las nuevas infecciones por VIH. Casi 1 de cada 25 adultos en la región africana de la OMS es VIH positivo, lo que representa más de dos tercios de las personas que viven con el VIH en todo el mundo.
En 1980, la Asamblea Mundial de la Salud declaró el mundo libre de viruela. Pero antes de llegar ahí, los humanos lucharon contra la viruela durante miles de años, y la enfermedad mató a aproximadamente uno de cada tres infectados. Es más, los supervivientes quedaban con secuelas permanentes y, a menudo, ceguera. Las tasas de mortalidad fueron mucho más altas en las poblaciones fuera de Europa, donde las personas tenían poco contacto con el virus antes de que los visitantes lo trajeran a sus regiones. Solo en el siglo XX, la viruela mató a 300 millones de personas.
El síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) adquirió atención mediática en Estados Unidos en 1993, cuando un joven Navajo y su prometida que vivían en el área de Four Corners murieron a los pocos días de desarrollar dificultad para respirar. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de 600 personas en Estados Unidos han contraído HPS y el 36% han muerto a causa de la enfermedad. El virus no se transmite de una persona a otra, sino que las personas contraen la enfermedad por exposición a los excrementos de ratones infectados.
Según la OMS, durante una temporada típica de gripe hasta 500.000 personas en todo el mundo mueren a causa de la enfermedad . Pero, ocasionalmente, cuando surge una nueva cepa se produce una pandemia con una propagación más rápida de la enfermedad y, a menudo, tasas de mortalidad más altas. La pandemia de gripe más mortal, también llamada gripe española, comenzó en 1918 y enfermó hasta el 40% de la población mundial, matando a unos 50 millones de personas.
El virus del dengue apareció por primera vez en la década de 1950 en Filipinas y Tailandia, y desde entonces se ha extendido por las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Hasta el 40% de la población mundial vive en áreas donde el dengue es endémico, y la enfermedad, transmitida a través de los mosquitos, es probable que se propague más a medida que el mundo se calienta. El dengue enferma de 50 a 100 millones de personas al año, según la OMS. Aunque la tasa de mortalidad por dengue es más baja que la de algunos otros virus, en un 2.5% el virus puede causar una enfermedad similar al Ébola llamada fiebre hemorrágica del dengue, y esa condición tiene una tasa de mortalidad del 20% si no se trata.
El rotavirus es la principal causa de enfermedades diarreicas graves entre bebés y niños pequeños, aunque ahora hay dos vacunas disponibles para protegerlos. El virus puede propagarse rápidamente, a través de la ruta fecal-oral. Aunque los niños en el mundo desarrollado rara vez mueren por su causa, la enfermedad es mortal en los países en desarrollo, donde los tratamientos de rehidratación no están ampliamente disponibles. La OMS estima que en todo el mundo, 453.000 niños menores de 5 años murieron a causa de la infección por rotavirus en 2008.
El virus que causa el síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, apareció por primera vez en 2002 en la provincia de Guangdong, en el sur de China, según la OMS . El virus probablemente surgió en murciélagos, luego saltó a mamíferos nocturnos llamados civetas antes de finalmente infectar a los humanos. Después de desencadenar un brote en China, el SARS se propagó a 26 países de todo el mundo, infectando a más de 8.000 personas y matando a más de 770 en el transcurso de dos años. La enfermedad causa fiebre, escalofríos y dolores corporales, y a menudo progresa a neumonía, una afección grave en la que los pulmones se inflaman y se llenan de pus. El SARS tiene una tasa de mortalidad estimada del 9,6% y, hasta el momento, no tiene un tratamiento o vacuna aprobados. Sin embargo, no se conocen nuevos casos de SARS desde principios de la década de 2000.
Pertenece a la misma gran familia de virus que el SARS-CoV, conocido como coronavirus, y se identificó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. Probablemente también se originó en murciélagos y pasó a través de un animal intermedio antes de infectar a las personas. Desde su aparición, el virus ha infectado a decenas de miles de personas en China y miles de otras personas en todo el mundo. La enfermedad causada por el SARS-CoV-2, llamada COVID-19, tiene una tasa de mortalidad estimada de aproximadamente 2.3%. Las personas que son mayores o que tienen afecciones de salud subyacentes parecen estar en mayor riesgo de tener una enfermedad grave o complicaciones. Los síntomas comunes incluyen fiebre, tos seca y dificultad para respirar, y la enfermedad puede progresar a neumonía en casos graves.
El virus que causa el síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS, provocó un brote en Arabia Saudí en 2012 y otro en Corea del Sur en 2015. Pertenece a la misma familia de virus que el SARS-CoV y el SARS-CoV-2, y probablemente también se originó en los murciélagos. La enfermedad infectó a los camellos antes de pasar a los humanos y desencadena fiebre, tos y falta de aliento en las personas infectadas. Riene una tasa de mortalidad estimada entre 30% y 40%, lo que lo convierte en el coronavirus más letal conocido que saltó de animales a personas.