El pasado 14 de marzo el Gobierno de España decretó un estado de alarma que nos obligaba a permanecer en nuestros hogares hasta que el país pudiera hacer frente a la pandemia mortal del coronavirus. Con el confinamiento cambiaba radicalmente nuestro modo de vida, más aún cuando somos un país mediterráneo muy acostumbrado a largas jornadas laborales fuera de nuestra vivienda y al contacto social permanente.
El teletrabajo y el encierro para evitar el contagio masivo de la población española han hecho que todo sea muy diferente, también nuestros hábitos de consumo. La OCU publicaba un estudio en el que se demuestra que la compra directa en los mercados tradicionales y supermercados, a pesar de ser una actividad permitida durante la cuarentena, ha caído considerablemente. Esas visitas a los grandes centros de alimentación han sido sustituidas por la compra online y así se justifica:
"El confinamiento ha provocado un descenso generalizado en la frecuencia de las compras, más acusado en los mercados tradicionales y supermercados y menos en las tiendas de barrio, según una encuesta de la OCU, que revela además que el canal 'online' es donde la frecuencia es mayor", informaba la OCU.
Lo mismo ha pasado con la compra de otros productos de primera necesidad, como es la vestimenta. Los españoles han disparado las compras de lencería, pijamas y ropa deportiva o cómoda (para estar en casa) según los datos de The Lyst Index. Ahora que va a comenzar la ansiada desescalada y que los pequeños comercios volverán a abrir en la fase 1 (a partir del 11 de mayo), veremos si se mantienen estas tendencias, pues mucha gente continuará teletrabajando en casa o confinada, según su edad y estado de salud habitual.