La difteria podría ser la próxima gran amenaza global por su resistencia a los antibióticos
El impacto de la pandemia afecta a los calendarios de vacunación de la difteria
Se han encontrado variantes de la difteria resistentes a los antibióticos
Variantes de las toxina la pueden hacer resistente a la vacunación
La preocupación por la pandemia del covid19 está haciendo que algunas otras enfermedades hayan dejado de estar en el foco de los sistemas sanitarios y de salud pública, lo que podría convertirlas en las próximas amenazas globales. Es el caso de la difteria, una infección relativamente fácil de prevenir, pero que está evolucionando para hacerse resistente a varias clases de antibióticos y en el futuro podría provocar que las vacunas ya aprobadas no fueran eficaces.
Así lo advierte un equipo internacional de investigadores de Reino Unido e India. Estos investigadores, dirigidos por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), afirman que el impacto de la pandemia de covid19 en los calendarios de vacunación contra la difteria, unido al aumento del número de infecciones, hace que la enfermedad corra el riesgo de volver a convertirse en una importante amenaza mundial.
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La difteria es una infección muy contagiosa, que afecta a nariz, garganta y, en algunas ocasiones, a la piel, y que, si no se trata, puede resultar mortal. En la mayoría de los países ricos la vacuna contra la difteria está generalizada en los bebés. El calendario de vacunación español incluye la inmunización contra la difteria, que se administra siempre en conjunto con otras, a los dos, cuatro, seis y 15-18 meses de vida. También se incluye en la vacuna de refuerzo de los adolescentes (13-14 años), junto con el tétanos y a veces con la tos ferina.
Sin embargo, en muchos países la enfermedad todavía puede causar infecciones esporádicas o brotes en comunidades no vacunadas o parcialmente vacunadas. El número de casos de difteria notificados a nivel mundial ha ido aumentando gradualmente. En 2018, se notificaron 16.651 casos, más del doble de la media anual entre los años 1996 y 2017 (8.105 casos).
Variantes de la toxina resistentes a la vacuna
En un estudio publicado en la revista 'Nature Communications', este equipo internacional utilizó la genómica para mapear las infecciones, incluido un subconjunto de la India, donde se produjeron más de la mitad de los casos notificados a nivel mundial en 2018. Al analizar los genomas de 61 bacterias aisladas de pacientes y combinarlos con 441 genomas disponibles públicamente, los investigadores pudieron construir un árbol filogenético y utilizar esta información para evaluar la presencia de genes de resistencia a los antimicrobianos (AMR) y la variación de las toxinas.
Los investigadores encontraron grupos de bacterias genéticamente similares aisladas en varios continentes, sobre todo en Asia y Europa. Esto indica que 'C. diphtheriae' ha estado establecida en la población humana durante al menos más de un siglo, extendiéndose por todo el mundo a medida que las poblaciones migraban. El principal componente causante de la enfermedad de 'C. diphtheriae' es la toxina diftérica, codificada por el gen tox. Las vacunas se dirigen a este componente. En total, los investigadores encontraron 18 variantes diferentes del gen tox, de las cuales varias tenían el potencial de cambiar la estructura de la toxina.
"La vacuna contra la difteria es una de las más eficaces del mundo: está diseñada para neutralizar la toxina, por lo que cualquier variante genética que cambie la estructura de la toxina podría tener un impacto en la eficacia de la vacuna. Aunque nuestros datos no sugieren que la vacuna que se utiliza actualmente sea ineficaz, el hecho de que estemos viendo una diversidad cada vez mayor de variantes de la toxina sugiere que la vacuna, y los tratamientos que se dirigen a la toxina, deben ser evaluados de forma regular", advierte el profesor Gordon Dougan, del Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas de Cambridge.
La eritromicina y la penicilina son los antibióticos tradicionalmente recomendados para tratar los casos confirmados de difteria en fase inicial, aunque existen varias clases de antibióticos para tratar la infección. El equipo identificó variantes resistentes a seis de estas clases en los aislados de la década de 2010, más que en cualquier otra década.