La ansiedad no siempre es algo malo: una psicóloga enseña a diferenciar la emoción del trastorno mental

  • ¿Conoces la evitación experiencial? Según Steven Hayes, es un factor común a muchos trastornos como la ansiedad generalizada y la depresión, y seguro que alguna vez la has experimentado

  • Una psicóloga analiza las diferencias entre la emoción de ansiedad, algo totalmente saludable y necesario, y la ansiedad patológica

  • Te damos varios tips para gestionar los diferentes tipos de ansiedad: “A veces pensamos que para disfrutar de la vida, primero tenemos que eliminar del todo el malestar que nos rodea”

Vivimos en la sociedad de la intolerancia emocional. Muestra de ello es que la tristeza, la ansiedad o la ira son consideradas emociones reprochables que debemos evitar a toda costa. Esa misma necesidad de controlarlas y eliminarlas de nuestro diccionario emocional es la que nos hace experimentarlas con más fuerza, como cuando te dicen que no pienses en un elefante rosa y tu mente imagina a la perfección ese ficticio animal.

Algunos psicólogos incluso han puesto nombre a este fenómeno. Steven Hayes, psicólogo clínico y catedrático en la Universidad de Nevada, propuso el término evitación experiencial. Se trata de una tendencia a evitar cualquier situación o pensamiento que pueda derivar en una emoción desagradable, aunque esto implique restringir al máximo nuestra vida.

Para entenderlo mejor, imagínate que rompes con tu pareja, que pierdes tu trabajo o que fallece un ser querido. Son acontecimientos negativos, ¿verdad? Y todos estamos de acuerdo en que lo más normal del mundo es pasarlo mal. El problema surge cuando evitamos estar mal para no molestar a los demás, porque pensamos que emociones desagradables esporádicas pueden convertirse en algo duradero, o porque asociamos el malestar con ser débiles, quejicas o egoístas. Esto es la evitación experiencial, y según Steven Hayes es un factor común a muchos trastornos psicológicos como la ansiedad generalizada, la depresión o un trastorno obsesivo compulsivo.

¿Significa esto que la evitación experiencial es un trastorno mental? En absoluto. Se trata de una forma un tanto incorrecta de entender nuestras emociones reprimiéndolas e intentando controlarlas, en vez de aceptarlas.

La ansiedad: una emoción habitual y necesaria

Como acabamos de ver, no pasa nada por pasarlo mal de vez en cuando. Todas las emociones, sean agradables o desagradables, forman parte de nuestra vida y no indican algo patológico. Y por si te lo estás preguntando, la ansiedad también es necesaria.

  • En realidad, la ansiedad es una señal de que hay un peligro a largo plazo. Por ejemplo, un examen dentro de una semana, una discusión de pareja que no está del todo resuelta o un conflicto con tus compañeros de piso. Hay muchas situaciones que provocan en nosotros ese estado de tensión.
  • Pero la ansiedad no solo sirve para avisarnos de que algo va mal. También es la encargada de que pongamos en marcha estrategias para afrontar el problema. Si no sintiésemos un poquito de ansiedad antes de un examen, no estudiaríamos.

Como vemos, es una emoción que experimentamos muy a menudo y que nos ayuda a sobrevivir, a ser productivos y a mantener relaciones empáticas. Pero, ¿cuándo se vuelve patológica?

Ansiedad generalizada: la cara oscura de la emoción

Cuando hablamos de ansiedad, mucha gente piensa en la ansiedad generalizada. Se trata de un trastorno psicológico caracterizado por un sinfín de preocupaciones desproporcionadas y un malestar muy intenso asociado a éstas:

  • La ansiedad generalizada es una señal falsa de que hay múltiples peligros. El problema es que estos peligros o son muy poco probables, o no son tan graves como pensamos. No es una mala racha como cuando estás de exámenes, tienes mucho trabajo o sufres una crisis de pareja. Es algo totalmente irracional.
  • La ansiedad generalizada no nos ayuda a poner en marcha estrategias de afrontamiento. En realidad, nos paraliza, nos hace obsesionarnos con las preocupaciones y desemboca en más ansiedad. Como vemos, es un círculo vicioso.

Además, la ansiedad generalizada puede afectar a nuestro día a día. Por ejemplo, obstaculizándonos en el trabajo, estropeando relaciones, perjudicando nuestra vida familiar, etc.

¿Cómo afrontar la emoción de ansiedad y la ansiedad generalizada?

Si sufres ansiedad esporádicamente, la mejor forma de afrontarla es aceptándola. En otras palabras, no caigas en la evitación experiencial de la que hablábamos al comienzo de este artículo. Para lograrlo:

  • No bases tus emociones en el malestar. Por ejemplo, sintiéndote culpable por estar mal, estando enfadado por estar mal, poniéndote triste por estar mal… Tu vida interior va más allá de una emoción desagradable esporádica.
  • No te esfuerces tanto para controlar lo que piensas. Nuestros pensamientos no reflejan la realidad. Son solo frases a las que nosotros damos más o menos importancia.
  • No esperes a estar bien para hacer cosas. A veces pensamos que para disfrutar de la vida, primero tenemos que eliminar del todo el malestar que nos rodea. Esto es falso y además nos hace perdernos cosas maravillosas por haber esperado a estar bien para realizarlas.

¡Pero ojo! Si la ansiedad se convierte en un trastorno mental debes pedir ayuda profesional. Vete al psicólogo y recuerda que:

  • El tiempo no lo cura todo. Lo mejor es ponerte en manos profesionales cuanto antes. Si esperas lo más probable es que te encuentres peor, al igual que sucedería si no tratas una gripe, un esguince o una herida abierta.
  • Los trastornos mentales no son un tabú. No tienes ni que avergonzarte ni que ocultar lo que estás sintiendo.
  • No vas a sentirte siempre así. La terapia psicológica es muy eficaz para tratar los problemas de ansiedad, sobre todo cuando encuentras a un profesional con conocimientos y que te transmite confianza. Fíate de tu instinto y sigue sus recomendaciones.