La dieta más importante es la que está pensada para nuestro cerebro. Antonio Escribano, doctor en Medicina y especialista en Endocrinología y Nutrición, lo deja claro en su libro 'Dieta para el cerebro' (editorial Espasa) y lo hace añadiendo 25 recetas clave para ayudar al órgano más importante del cuerpo humano, al que en una superficie lisa mediría 1,4 metros cuadrados, pesa 1.350 gramos de media y contiene entre 85.000 y 100.000 neuronas. Porque el cerebro siente y cura.
No es que el cerebro nos consuma toda nuestra energía, solo el 20% de la que genera el cuerpo. El cerebro consume como un ordenador portátil, ahí donde le ven, pero es vital para el resto de órganos, para nuestro descanso, memoria... vida en general. Eso que decimos de me voy a la cama para dormir y olvidar no es cierto. Sí lo es eso de consultarlo con la almohada porque nuestro cerebro sigue ahí trabajando para ofrecernos alternativas cuando nos levantemos. Las noches de insomnio, ahora más común con el calor, provocan un malestar inmediato en el estado de ánimo y hacen aflorar los pensamientos negativos. Sí, es por el cerebro. Por cierto, lo de beber para olvidar, también es real. Porque el alcohol mata neuronas.
Escribano no teme ir a contracorriente. Y anima a cuidar la dieta del cerebro ahora que solo pensamos en la operación bikini. Y lo que no sabemos es que están conectadas. Mientras mejor alimentado esté nuestro cerebro, mejor aspecto tendremos. A saber. Escribano repudia esa idea tan de moda ahora de prescindir en nuestra dieta de la carne. Algo que solo provoca anemias, falta de energía o de masa muscular. De hecho recomienda comer carne roja dos veces por semana y comer carne cuatro o cinco veces por semana. Y sí considera que las mal llamadas leches vegetales, tan de moda, no son leches ni pueden suplirla. Apuesta por el agua, la única bebida que la naturaleza ha diseñado para el consumo. Y mantiene que somos lo que comemos realmente porque a lo largo de nuestra vida ingerimos 70.000 kilos de alimentos. De ellos 76.000 se quedan en nuestro interior. Así que literalmente somos los que comemos.
Y cómo debe ser la dieta para nuestro cerebro. Lo primero levántate y toma algo caliente (café, té, manzanilla, poleo, leche con cacao...). Y luego fruta, cereales o tostada. A media mañana, un yogue con frutos secos y antes de comer algo de fruta otra vez. Todos los días hay que tomar verduras, y dos veces por semana arroz, legumbres pasta y patatas. Tres veces a la semana cereales. Pescado cinco veces por semana (dos en caso de ser azul) y huevos de tres a cinco a la semana. Tan vital como eso es masticar entre 20 y 25 veces cada bocado.
El listado de alimentos que son buenos para nuestro cerebro
Pescados azules: salmón, caballa, atún, sardinas, arenque
Mariscos: gambas, langostinos o almejas
Carne roja
Verduras: brócoli, tomates, zanahorias, apio, remolacha, espinacas, ajo, guisantes, pimiento rojo, acelgas, boniato, espárragos, alcaparras, berenjenas, champiñones, calabaza, coles o lombarda.
Frutas: manzanas, plátanos, aguacates, uvas, kiwi o piña
Frutos rojos: arándanos, moras, frambuesas, cerezas, fresas, grosellas
Frutos secos: nueces, almendras, avellanas, anacardos
Frutas desecadas: pasas, orejones, ciruelas secas, dátiles, higos.
Cereales integrales
Leche y yogur
Semillas de calabaza
legumbres
Chocolate negro, café, cúrcuma, miel
Huevos, aceite y agua
Y como nuestro cerebro no se alimenta solo de comida, aprender a respirar y expirar cuando lleves determinado tiempo haciendo una actividad y para fortalecer tu memoria aprende a tocar un instrumento, sevillanas, usa la mano contraria a la habitual de vez en cuando, aprende programas de informática, camina hacia atrás y lateralmente cada vez que puedas, o lee. Di adiós al alcohol, el tabaco y las drogas. El ejercicio físico, planificar las comidas, respetar las cantidades - no demasiado elevadas- e incrementar el consumo de antioxidantes, vitamina C y E a la vez que descartar el exceso se azúcar, grasas saturadas, golosinas, chuches, bollería industrial y aditivos y condimentos serán acciones que tu cerebro agradecerá. Y sí, te ayudará en la operación bikini que ya estás pensando. Con tu cerebro, claro.