El impacto del coronavirus en nuestro cuerpo no para de extenderse. No siempre es mortal de necesidad pero sus secuelas pueden ser determinantes. Investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz han identificado mediante 33 estudios post mortem que la infección por Covid-19 desencadena un proceso inflamatorio-inmune sistémico que provoca daños en la médula ósea. Y ahora también sale a la luz que investigadores de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) han observado, en un trabajo publicado en la revista 'The Laryngoscope', que la depresión o ansiedad pueden ser también síntomas del Covid-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus.
De hecho, estos síntomas suelen ir emparejados a la pérdida de olfato y el gusto, los signos más característicos de la patología junto a la tos, fiebre y falta de aire. Para llegar a esta conclusión, los expertos analizaron durante seis semanas a 114 pacientes confirmados de Covid-19.
Al comienzo del estudio, el 47,4 por ciento de los participantes aseguró que estaba deprimido varios días a la semana y el 21,1 por ciento casi todos los días. Asimismo, el 44,7 por ciento aseguraron que padecían ansiedad de forma leve y el 10,5 por ciento de forma severa.
"El hallazgo inesperado de que los síntomas potencialmente menos preocupantes de Covid-19 pueden estar causando el mayor grado de angustia psicológica podría decirnos algo sobre la enfermedad. Creemos que nuestros hallazgos sugieren la posibilidad de que la angustia psicológica en forma de depresión o ansiedad pueda reflejar la penetración del nuevo coronavirus en el sistema nervioso central", han señalado los expertos.
Ya no hay ninguna duda de que la dificultad respiratoria es el síntoma más frecuente, pero -como se ha descrito en episodios anteriores- hay amplia evidencia de que el virus puede atacar diversos sistemas del organismo, tales como el corazón, el páncreas, los intestinos y los riñones, por lo que en la actualidad se la considera una enfermedad multisistémica. El Hospital General Universitario de Albacete analizó 23 casos de enfermos diagnosticados con covid-19 que presentaron afectación del sistema nervioso central. De los 23 casos, hubo 17 con derrame cerebral de tipo isquémico, es decir, de formación de coágulos en las arterias del cerebro. Cinco sufrieron hemorragia cerebral y uno tuvo una complicación de degeneración cerebral. Lamentablemente, dicen los investigadores, el 74% de los casos tuvo una evolución desfavorable. El 35% murió. Otro estudio británico certificó pacientes con confusión mental, desorientación, dificultad para pensar, recordar, dormir o prestar atención. El coronavirus, pues, también es capaz de atacar a nuestro cerebro.