La producción de sulfuro de hidrógeno colónico, un gas tóxico en el organismo que huele a huevo podrido, puede aumentar en función de la dieta que se siga, según un estudio de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), que han analizado cómo varía su producción en personas en respuesta a intervenciones dietéticas basadas en animales y plantas.
"Aunque el papel del sulfuro de hidrógeno ha sido durante mucho tiempo un tema de gran interés en la patogénesis de múltiples enfermedades importantes, como la colitis ulcerosa, el cáncer de colon y la obesidad, las investigaciones anteriores no han sido capaces de vincular los datos dietéticos, la caracterización del microbioma y la producción real de sulfuro de hidrógeno. Esto es lo que hemos hecho aquí", explica el doctor Alexander Khoruts, uno de los responsables del estudio, que se ha publicado en la revista científica 'Clinical Nutrition'.
A partir de una cohorte humana, el estudio apoya la hipótesis general de que el sulfuro de hidrógeno producido por la microbiota intestinal aumenta con una dieta basada en animales.
Sin embargo, los resultados también sugirieron la existencia de enterotipos del microbioma intestinal que responden de forma diferencial e incluso paradójica a diferentes aportes dietéticos.
El estudio descubrió que en la mayoría de los participantes, una dieta basada en plantas dio lugar a una menor producción de sulfuro de hidrógeno en comparación con una dieta basada en animales (es decir, occidental).
Como se esperaba, una dieta basada en plantas contenía más fibra, mientras que una dieta basada en animales contenía más proteínas. En algunos individuos, las dietas basadas en plantas no redujeron la producción de sulfuro de hidrógeno e incluso la aumentaron.
Los resultados preliminares sugieren la existencia de diferentes composiciones de la microbiota intestinal (enterotipos) que se correlacionan con una respuesta diferencial a la dieta en términos de producción de sulfuro de hidrógeno.
"El estudio concuerda con la idea general de que la ingesta regular de alimentos que contienen fibra es beneficiosa para la salud intestinal. Los futuros análisis del microbioma intestinal podrían ayudar a individualizar las intervenciones nutricionales", apunta otro de los responsables de la investigación, Levi Teigen.