Día Mundial para la Prevención del Suicidio: cómo detectar las señales de alarma y los factores de riesgo
La empatía y la escucha son factores clave para la prevención del suicidio
El estigma social y los mitos impiden localizar a tiempo esta conducta
Salud Mental España insiste en la importancia de un Plan Nacional
Frustración, culpa, rabia, impotencia y vergüenza son algunos de los sentimientos de las personas que han sufrido el suicidio de un familiar, amigo o compañero de trabajo. La empatía, la escucha y la detección de las señales de alarma son los principales factores clave para la prevención del suicidio, una conducta que ha estado presente en la humanidad en todas las épocas históricas.
La muerte por suicidio sigue siendo la primera causa externa de defunción de España desde hace más de una década. En 2018, último año del que se tienen datos oficiales procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE), fallecieron en nuestro país 3.539 personas por suicidio (2.619 hombres y 920 mujeres).
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Sin embargo, las iniciativas para su prevención son escasas. Esto es preocupante cuando se trata de un importante problema de salud pública, agravado en los últimos meses con la pandemia de coronavirus. Los profesionales que trabajan con ellos para gestionar este dolor creen que es necesario hablar de ello. Este jueves, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, incidiendo en la importancia de desmitificar ideas preconcebidas sobre esta conducta y ayudando a superar los estigmas asociados a ella.
Señales de alarma
El hecho de que una persona hable de quitarse la vida ya es una señal de alarma, pero hay otras situaciones que pueden servir de alerta, como la angustia o una mayor sensación de desesperanza.
A esto se pueden sumar otros factores, como el consumo de sustancias tóxicas (adicciones), que conlleva un menor control de la impulsividad en la conducta; y las rupturas bruscas o pérdidas, ya sean económicas, de estatus o de figuras importantes en la vida de una persona.
Estas personas suelen estar más inquietas y ser más impulsivas, pero a veces puede ocurrir lo contrario y producirse un aislamiento de quienes le solían rodear, negando su ayuda. Por todo esto, es fundamental la empatía y la escucha de lo que esa persona esté diciendo de forma verbal y no verbal.
Estigma social y falsos mitos
La existencia de falsos mitos sobre el suicidio entre la población, en ocasiones, impiden localizar a tiempo este tipo de conductas. Uno de ellos es la creencia de que quien se suicida quiere morir. Esto no es verdad ya que nadie quiere morir, y mucho menos matarse; sino que estas personas solo quieren dejar de sufrir. Esto es, nadie que es feliz se suicida, por eso hay que paliar ese sufrimiento y ayudarle a recuperar el deseo de vivir.
Otro de estos mitos señala que "quien lo dice, nunca lo hace", pero eso no es del todo cierto. Una expresión del deseo de muerte tiene que ser interpretada porque conlleva una situación de emoción en la que esa alternativa se ha contemplado como posible.
Otro mito que quieren romper es el de que hay personas que intentan suicidarse para llamar la atención ya que, quienes fallecen por esta causa ya lo habían intentado antes. No hay un perfil, sino colectivos de riesgo. También es falso que hablar del suicidio incite a hacerlo; al contrario, si se aborda de forma adecuada se facilita la superación de estas ideas autolíticas.
Además, por cada muerte de esta tipología se ven afectadas más de 10 personas de su entorno que tienen que gestionar el duelo. A este impacto emocional se suma la dificultad de hablar del suceso por el estigma asociado.
Desafíos y prevención
Según la OMS debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello.
De este modo, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, con motivo de este Día Mundial de la Prevención del Suicidio, lanza una campaña en la que reitera e insiste en su reivindicación de la elaboración de un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio "este año, si cabe, más necesaria que nunca", explica Nel González Zapico, presidente de la Confederación.
"Es prioritario ponerse a trabajar en un plan que abarque desde la formación a profesionales de la salud, hasta la elaboración de campañas de sensibilización social y visibilización del problema para que deje de ser un tabú, pasando necesariamente por la promoción de una educación emocional, ya desde la escuela infantil", afirma Zapico.
El Plan, cuyo objetivo sería disminuir la tasa de suicidios y prevenir las conductas suicidas, debería contemplar la implantación de un servicio telefónico de atención al riesgo suicida, de carácter público y gratuito, evitando así iniciativas que carecen de control o atención profesional. Además, debería servir para sensibilizar y mejorar la información a la población general a través de campañas de concienciación promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales dedicadas a la causa y ayudar a detectar precozmente el riesgo suicida.
Más allá de la parte reivindicativa, la campaña busca también sensibilizar en torno al suicidio, de manera que deje de ser un tabú. A través de vídeos, protagonizados por personas con experiencia propia en salud mental, familiares y activistas en salud mental ofrecen algunas recomendaciones y herramientas para abordar una ideación suicida y evitar que se lleve a cabo.
El Ministro de Sanidad, Salvador Illa, también ha querido pronunciarse en este día explicando que "es necesario romper el silencio para que deje de ser un problema tabú". Del mismo modo, afirma que hay que tratar este problema "como lo que es, un problema de salud pública".