Día Internacional de la Homeopatía: qué es, quién la consume y por qué es tan polémica
La homeopatía se considera un sistema de medicina alternativa y existe polémica sobre si se trata o no de una ciencia
Parece existir un amplio consenso acerca de su carácter de pseudociencia
La comunidad científica y médica lo tiene claro: la homeopatía no es una ciencia
Cada 10 de abril se celebra el Día Internacional de la Homeopatía, una jornada cuyo origen se desconoce pero que podría tener que ver con el hecho de que fue precisamente en esa fecha en la que nació el fundador de esta disciplina sin duda controvertida. Parece existir un amplio consenso acerca de su carácter de pseudociencia, aunque no faltan defensores de la utilidad de este tipo de productos y las técnicas que lo desarrollan.
La homeopatía carece de base científica como muchos estudios ya se han encargado de demostrar no sirve por tanto para tratar de forma efectiva ninguna enfermedad o condición como señaló en su día una investigación llevada a cabo por National Health and Medical Research Council de Australia.
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Día Internacional de la Homeopatía: ¿Ciencia o pseudociencia?
Lo cierto es que el origen del Día Internacional de la Homeopatía no está claro, como tampoco lo está la eficacia de los productos que se desarrollan en su ámbito. La comunidad científica y médica lo tiene claro: la homeopatía no es una ciencia y sus efectos son más que cuestionables.
La raíz de la lógica homeopática consiste en ofrecer al paciente un medicamento con un contenido mínimo de cierta sustancia tóxica o con un efecto pernicioso para que nuestro propio cuerpo aprenda a erradicar sus efectos. Al tratarse de una dosis muy baja, los efectos perniciosos de esa sustancia no pasarían al paciente.
Así, la homeopatía (del griego ὅμοιος [hómoios], ‘igual’, y πάθος [páthos], ‘dolencia’) defiende que una sustancia que cause síntomas de una enfermedad en personas sanas servirá para curar lo similar en personas enfermas. Su creador fue Samuel Hahnemann, quien acuñó este concepto en 1796 y lo definió asegurando que “lo similar cura lo similar” (sicilia similitud curentur).
Para comprender mejor el planteamiento de Hahnemann hay que hablar del concepto de miasma, que consistiría en la alteración de la energía vital del individuo que lo predispone a padecer determinadas enfermedades. Estas serían las causas subyacentes de las enfermedades, y los remedios homeopáticos actuarían sobre ellos. Así, la homeopatía se encarga de desarrollar preparados a medida para cada paciente, teniendo en cuenta su estado físico y psicológico, su personalidad y su historia de vida.
Sin embargo, son muchos los estudios que han refutado la eficacia de este método y por eso la comunidad científica es unánime al hablar de la homeopatía como una pseudociencia. Así, estas preparaciones no serían efectivas para tratar ninguna enfermedad, actuando en todo caso como placebos. Además, la lógica misma sobre el funcionamiento de los productos homeopáticos y el concepto de funcionamiento del cuerpo humano que defiende esta disciplina habría sido refutado por distintos descubrimientos posteriores a su aparición.
De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha pronunciado al respecto: en 2009 advirtió contra el uso de tratamientos homeopáticos para tratar varias enfermedades con un alto índice de mortalidad, como la tuberculosis, el VIH/SIDA, la malaria, la gripe común y la diarrea infantil. Lo hizo en respuesta a la petición de un grupo de jóvenes investigadores británicos y africanos que temían que la promoción de la homeopatía en países en vías de desarrollo pudiera poner en riesgo la vida de los enfermos.
Los resultados de un estudio de 2018 realizado por la Universidad de Valencia mostraban el perfil de la persona que usa la homeopatía era una mujer, de unos 46 años de edad, clase media o alta, con estudios superiores y una ideología política progresista.