El higienización y la esterilización son ahora los gestos de higiene más extendidos en todo el planeta. Al lavado de manos, la distancia de seguridad y el uso de mascarillas individuales se suma la higienización de cualquier superficie susceptible de ser tocada o ocupada por los humanos. El COVID-19 se propaga a través de gotas que salen despedidas de la nariz y la boca y se pueden depositar en cualquier superficie que rodee a la persona infectada, por eso es tan importante extremar las precauciones y excederse en el saneamiento de cualquier estancia, sobre todo, aquellas que están más en contacto con positivos o enfermos. La lejía y los desinfectantes son tóxicos y, aunque ahora mismo son lo más socorrido, podrían ser desbancados en poco tiempo por un sistema que combine tiempo y temperatura, una alternativa ecológica y rápida con infinidad de aplicaciones.
Según la Organización Mundial de la Salud, las gotículas que propagan el coronavirus "pueden caer sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, como mesas, pomos y barandillas, de modo que otras personas pueden infectarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca". Por ese motivo, la institución médica internacional insiste tanto en lavarse las manos de manera frecuente con agua y jabón o, en su defecto, con un desinfectante a base de alcohol.
No obstante, los expertos recomiendan intensificar la limpieza y desinfección de todos esos espacios y elementos ya que a tres meses de iniciarse la pandemia no se sabe por cuánto tiempo se mantiene activo el patógeno en esos materiales. Según la investigación Persistencia del Coronavirus en Superficies Inanimadas y su Inactivación con Agentes Biocidas, más de 20 estudios revelan que los coronavirus humanos como el SARS, MERS y HCoV pueden persistir en metal, vidrio y plástico entre dos y nueve días.
Pero ese mismo estudio, publicado en The Journal Hospital Infection, destaca que a temperaturas más altas, como de 30 a 40 grados centígrados, se reduciría la subsistencia de los patógenos, y, en el caso del COVID-19, se produciría una mayor persistencia a temperatura ambiente y con una humedad relativa del 50%.
"Aunque no se conoce la carga viral de los coronavirus en las superficies inertes durante una situación de brote, parece plausible reducir la carga viral en las superficies mediante la desinfección, especialmente de las superficies tocadas con frecuencia en el entorno inmediato del paciente donde se puede esperar la mayor carga viral", señala el análisis liderado por G. Kampf, de la Universidad de Medicina de Greifswald (Alemania).
En este sentido, la OMS recomienda que los procedimientos de limpieza y desinfección ambiental "se sigan de manera consistente y correcta". "La lejía y los desinfectantes deben utilizarse únicamente para la desinfección de superficies y siempre con las debidas precauciones. Recuerde mantener el cloro (lejía) y otros desinfectantes fuera del alcance de los niñoS", indican desde el organismo.
Según un documento elaborado por la Comunidad de Madrid la limpieza de enseres domésticos con agentes biocidas los inactiva de forma eficaz y rápida. Asimismo, recuerda que la lejía doméstica es muy efectiva y debe mezclarse con agua (20 ml de lejía y agua hasta llenar una botella de un litro). Los objetos personales (gafas, móviles, teléfonos fijos, teclados, ratones, mandos a distancia, llaves) se pueden desinfectar con alcohol de 70 grados.
Por otra parte, el Ministerio de Sanidad publicó una lista de productos virucidas autorizados en España, que contienen peróxido de hidrógeno, hipoclorito sódico, etanol y fenoxietanol, entre otras sustancias activas.
En los últimos días ha tomado relevancia otro tipo de esterilización que tiene en cuenta la resistencia del patógeno al calor. El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de Cataluña ha establecido por primera vez cuáles deben ser la temperatura y el tiempo necesarios para desinfectar espacios cerrados. "El 99,99% de la carga vírica de coronavirus presente en espacios cerrados y superficies se inactivaría si éstos se sometieran a una temperatura de 56˚C durante 52 minutos o, lo que sería equivalente, a 65˚C durante 7,5 minutos", indica el estudio.
Según los investigadores, este método podría ser una buena alternativa a la química por no dejar residuos y por mantener secos los espacios y las superficies con SARS-CoV-2.
La empresa Techtrans Systems prepara un sistema basado en estos avances para desinfectar camiones para el transporte de animales, entornos urbanos y públicos, DrySist, que se podría aplicar a servicios como el transporte público.
Entre los productos más demandados en Amazon se encuentran los aparatos de ozono e ionizadores. Los primeros, máquinas que generan átomos de oxígeno enriquecido, se utilizan desde hace tiempo en los túneles de lavado para eliminar las bacterias en el interior de los vehículos, y ahora se usan también en hoteles, oficinas, restaurantes, tiendas y domicilios particulares.
Los ozonizadores tardan apenas 15 minutos en esterilizar el espacio y eliminar cualquier rastro de bacterias. En este caso, los expertos aseguran que este sistema de esterilización elimina los microbios al 99,9% y destruye también las toxinas, pero no hay una certeza científica que asegure su capacidad para inactivar o matar a los virus.
En el caso de los ionizadores, la Organización de Consumidores y Usuarios, manifiesta que este tipo de aparatos "pueden ayudar a prevenir la propagación de hongos y bacterias potencialmente infecciosas en entornos estériles como hospitales y clínicas dentales", pero no son una alternativa para combatir la propagación del COVID-19 en el hogar por “sus efectos adversos en personas expuestas”.