Atención a la deshidratación: señales que avisan de que te falta agua
No es sólo la sed, el organismo te da otras pistas de que debes reponer agua
Hace unos días Ángela Merkel sufría contracciones musculares involuntarias que, según fuentes oficiales, se debió a un episodio de deshidratación provocado por el excesivo calor. Aunque los temblores se han repetido, en aquella ocasión la canciller alemana dijo que se recuperó tras tomar al menos tres vasos de agua pero, de haber conocido las señales, podría haberlo evitarlo antes.
Es importante conocer las causas que pueden provocar la deshidratación y los factores de riesgo, pero también las consecuencias y las señales que advierten de la necesidad de beber agua para evitar complicaciones, porque no sólo la sed indica que puede sobrevenir un episodio de deshidratación.
Causas que pueden provocar la deshidratación
El cuerpo pierde líquido a través de la respiración, de la piel, de la orina y del tracto gastrointestinal, es decir, continuamente. La deshidratación se produce cuando el cuerpo pierde más agua de la que repone. En circunstancias normales la deshidratación es consecuencia directa de no ingerir suficiente agua, especialmente si las temperaturas son altas.
Pero además del calor existen motivos puntuales que pueden hacer que el cuerpo pierda más agua de la que ingiere: un episodio de diarrea y vómitos, fiebre, transpiración excesiva por la realización de ejercicio físico, la ingesta de medicamentos o ciertas patologías no diagnosticadas que generan mayor necesidad de orinar.
Factores de riesgo
Aunque nadie está libre de sufrir un episodio de deshidratación hay perfiles de riesgo que deben cuidarse especialmente:
- Quienes padecen enfermedades renales, las personas que tienen tratamientos que aumentan la micción y cualquiera que esté atravesando un estado febril, son personas vulnerables a la deshidratación
- Los niños y bebés por dos razones, primero porque no beben agua solos y, en segundo lugar, porque la relación entre su volumen corporal y su peso es mayor a la de cualquier adulto, por lo que pierden mayor proporción de agua.
-Las personas mayores, cuyas reservas de líquido se reducen y ven agravada esta situación porque la sensación de sed se aprecia menos. Además, en edades muy adultas, este problema se puede ver agravado por la falta de movilidad.
-Quienes trabajan o hacen ejercicio al aire libre, porque someten su cuerpo a altas temperaturas que provocan mayor transpiración y pérdida de agua de la que reponen.
Consecuencias de la deshidratación
La imagen de Ángela Merkel convulsionando da una idea de las graves consecuencias que puede provocar la deshidratación y estas van desde una lesión muscular hasta un choque hipovolémico que ponga en riesgo la vida. Estos son algunas de las complicaciones en las que puede desembocar la deshidratación:
- Dolor de cabeza, vértigo, mareo, náuseas y hormigueo en las extremidades
- Convulsiones, que se producen cuando los electrolitos se mezclan, provocando contracciones musculares involuntarias e incluso la pérdida de conciencia.
- Enfermedades urinarias como cálculos renales, infección de orina e incluso insuficiencia renal.
- Durante la práctica de ejercicio la deshidratación puede provocar desde enrojecimiento de la cara a calambres, lesiones musculares e incluso puede producir una hipertemia, es decir, un golpe de calor que sucede cuando la temperatura corporal supera los 40 grados.
- Choque hipovolémico, cuando el volumen sanguíneo bajo provoca la disminución de la presión arterial y la cantidad de oxígeno en el cuerpo.
- Si la pérdida de agua es superior al 15%, puede tener consecuencias mortales.
Signos que avisan de falta de agua
La sed es un signo inequívoco de la necesidad de reponer líquido, pero no es el único y de hecho hay personas que no sienten sed hasta que están deshidratados. Por esta razón es importante seguir las recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Authority -EFSA-) que considera adecuado para las mujeres ingerir 2 litros de agua y 2 litros y medio en el caso de los hombres.
Otros signos que advierten de la pérdida de agua son cansancio, fatiga, mareo, micción poco frecuente, boca seca, falta de elasticidad en la piel, ojos hinchados y el color de la orina, que indica si está diluida o muy concentrada. Si es clara no hay motivos para preocuparse, si el tono es amarillo oscuro, advierte de la necesidad de beber más agua.